Mi abuela Aurora me alimentó hasta el alma: Héctor Basurto Garita, músico
Héctor Basurto Garita radica en Reus,Tarragona, España. Foto: Cortesía.
Por: María del Refugio Reynozo Medina
El mayor recuerdo de felicidad cuando niño está en San Cristóbal Zapotitlán. Este músico, asentado en Reus, provincia de Tarragona en España, desde hace más de 17 años, tiene sus orígenes en el poblado del Municipio de Jocotepec.
Su madre, Luz María Garita y sus abuelos, Aurora Rito y José Garita, originarios de ese lugar le regalaron los más entrañables recuerdos de su infancia.
Su abuelo era músico y lo recuerda especialmente en el escenario del kiosco durante los días de fiestas patronales y en las serenatas que le llevaba a su abuela Aurora.
Durante las vacaciones de verano que coincidían con las fiestas en honor al patrono San Cristóbal, Héctor Basurto Garita presenciaba las mañanitas con la banda de música, en compañía de su abuelo. Durante la Semana Santa, las salidas eran a la laguna; recuerda Las arenitas, una orilla de fina arena y playa cristalina. Por debajo de las piedras salían los cangrejos de rojo renegrido, brillantes. Aún recuerda el sabor de un caldo de carpa preparado por su abuela. A Aurora Rito la recuerda en el fogón; con amor.
-Aprende a cocinar hijo, por si te toca alguien que no sepa- le decía, mientras vigilaba las cazuelas.
Héctor no solo recibió de las manos de su abuela los alimentos para vivir. La comida de la abuela le alimentó hasta el alma.
Por eso ahora ama las navidades, porque se remite a aquellas noches de posadas en las calles empedradas del pueblo, en las que, en medio de cantos y juegos, sus abuelos entregaban juguetes a los niños del barrio y bolsitas con dulces, luego de cantar los villancicos.
De niño, Héctor estuvo en Amigos del Ejército, una asociación de disciplina militar, sólo un par de años, porque lo suyo era la música.
El músico, con su mariachi ‘Viva Jalisco’ expone orgulloso sus raíces mexicanas. Foto: Cortesía.
Tenía 13 años cuando ingresó al Instituto Cultural Cabañas para estudiar violín, armonía y guitarra. Estuvo en la Filarmónica Juvenil de Guadalajara. A sus 15 años formaba parte del mariachi de su tío Eusebio Garita en la Plaza de los Mariachis. Le pagaban lo que se podía, pero representó entonces una gran oportunidad de aprendizaje; no solo aprendió de música, sino hasta cómo defenderse en medio de un contexto adverso.
A veces los clientes ya entrados en copas, no querían pagar o en ocasiones, algunos bandidos asaltaban a los clientes y a ellos mismos y comenzaban los catorrazos. A la par seguía estudiando en la filarmónica. En alguna ocasión que abandonó la filarmónica el director, Francisco Mercado, fue a buscarlo para que volviera y participara en próximas presentaciones y encuentros internacionales. Así siguió siendo mariachero de noche y estudiando la secundaria por las mañanas.
Luego estudió un curso de pedagogía infantil en instrumentos de cuerda con arco. Estuvo también en el mariachi Jalisco de Eusebio Garita.
Tras sus vivencias en la plaza de los mariachis, se fue a Zapopan, a la calle de los mariachis, ahí se encontró con un ambiente más romántico, se escuchaban piezas más antiguas como chotis y polkas.
Llegó a tocar en el Bariachi bar, con el Nuevo Sol Tapatío, como mariachi estelar.
Ahí tuvo la oportunidad de acompañar a Valente pastor, a El Cuervo y a las Jilguerillas.
Cuando Héctor estuvo preparado, emprendió el viaje a España; el parque PortAventura fue su primer destino, con el Mariachi Los Mexicanos de José Garita.
En su estancia en España, en algún momento hubo la necesidad de buscar otros medios; un día vio un anuncio donde solicitaban empleado en una pescadería en Tarragona; las ganas de trabajar eran el requisito principal, primero fue dependiente, luego encargado, para convertirse al final en dueño.
Finalmente, la música lo llevó a otros escenarios como Singapur y Malasia.
En Singapur tocaron para el primer ministro. Actualmente incursiona en el canto y la actuación En PortAventura, participa en La muerte viva, un festival en honor a las costumbres mexicanas.
Reus y Cataluña están muy hermanados con México, como lo está él con sus recuerdos, el 16 de septiembre en San Juan de las abadesas, Cataluña se celebra la fiesta del día de México.
Cada 12 de diciembre a las 12, se celebra también para los mexicanos una misa a la Vrgen de Guadalupe en la catedral de Tarragona, a la que Héctor con su mariachi Viva Jalisco, no falta.
Su esposa y sus hijas, españolas de nacimiento, son además mexicanas de corazón. El día de muertos colocan un altar en su casa, en el que se mezclan ambas culturas. En La Castañada, fiesta tradicional de Cataluña, se celebra a todos los santos, ahí rodeados de la familia, amigos y seres queridos comparten panellets, vino y castañas.
La comida reúne, y los recuerdos de su abuela en la cocina están siempre presentes en sus añoranzas.
La música le ha dado la oportunidad de recorrer el mundo; de tocar para reyes y ministros. En Kiev, Ucrania tocó para la boda del primer ministro; en Finlandia con el Ballet Folklórico Nacional de México.
Para este músico, la felicidad de su infancia no radicaba en los dulces o sencillos juguetes que podían regalarle en el pueblo, ni en los tamales o el champurrado, cuyo sabor recuerda como si fuera hoy, sino en las vivencias con la familia, con los niños que eran sus iguales y en las fraternas palabras de sus abuelos.
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