El plan B
Por Santiago Baeza.
El paquete de reformas electorales propuesto por el ejecutivo a las bancadas de su legislativo subordinado, son sin duda alguna un retroceso democrático, además de una afrenta a la sociedad mexicana y a la historia misma del país.
Afecta la autonomía del Instituto Nacional Electoral (INE), árbitro de nuestras elecciones; disminuye notablemente la capacidad de este órgano para organizar y ejecutar de manera eficiente las elecciones locales que habrán de disputarse este año en Coahuila y el Estado de México y peor aún, los comicios federales que habrán de realizarse en 2024 y en los que se decidirá quién será el próximo presidente de México; además de que favorece la posibilidad de que funcionarios utilicen recursos públicos para promoverse.
Este burdo intento de Andrés Manuel López Obrador por literalmente “destazar” al INE, atenta contra nuestra constitución y por lo tanto ya se empiezan a acumular amparos desde las bancadas legislativas de oposición, partidos políticos, organismos de la sociedad civil organizada, ciudadanos independientes y hasta el propio INE, para que la Suprema Corte de Justicia de la Nación tome cartas en el asunto e invalide las reformas que ya se aprobaron en el Congreso y seguramente eso sucederá también con las propuestas de reforma que habrán de discutirse y probablemente aprobarse por los levantadedos del sistema en las cámaras federales.
El balón quedará en la cancha de nuestra Suprema Corte, pero también en la de los ciudadanos, que deberán alzar la voz y hacer notar el rechazo social por esta muestra evidente del desprecio de AMLO por nuestra democracia, el equilibrio de poderes, la autonomía de los organismos que regulan nuestras instituciones y el derecho de los mexicanos por ejercer con libertad nuestra propia ciudadanía, sin manipulaciones, dádivas clientelares o extorsiones de cualquier tipo.
Ya la sociedad civil se está organizando para ejercer acciones legales contra estas iniciativas que atentan contra nuestra democracia y el estado de derecho. Pero también están convocando, por medio de asociaciones civiles, organismos políticos independientes y líderes de opinión, a una serie de concentraciones masivas que habrán de celebrarse de forma simultánea en las principales ciudades de nuestro país, programadas para el próximo domingo 26 de febrero.
Mientras tengamos ciudadanía, todavía tendremos país. Si la sociedad sale de forma cívica, pacífica y contundente a manifestar su rechazo al autoritarismo de MORENA, podremos echar abajo este retroceso que intentan imponernos desde la presidencia, para recetarnos la continuidad por medio de alguna de las corcholatas del presidente que hoy actúan de forma impune, violando toda ley posible, con tal de ganarse el favor del dedo que habrá de seleccionar al presunto sucesor de quien hoy nos gobierna.
México merece más. Deberá ser la sociedad y no un presidente totalitario quien decida cuál deberá ser el rumbo de México. En nuestras manos está el claudicar y dejar que desde el poder se marque el rumbo a un futuro errático y desolador, o el asumir nuestra responsabilidad y marcar un camino claro hacia la libertad, el Estado de Derecho, la responsabilidad ciudadana y si no es mucho pedir, la prosperidad.
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