Insectos como fuente de proteína
Pie de foto: Por Ili
La Entomofagia se denomina a la ingesta de insectos como alimento, los cuales proporcionan un alto contenido de proteínas; como por ejemplo un saltamontes tiene un 20% más de proteína en comparación con un filete de res, el cual contiene un 27%.
La concentración proteínica puede incrementar una vez que el insecto se haya preservado y esté seco, pudiendo elevar su contenido a casi un 60%, incluso algunas orugas pueden llegar a tener entre 30% y 80%.
El contenido nutricional de los insectos depende de su etapa de vida, hábitat y dieta. Proporcionan a parte de proteínas; nutrientes de alta calidad en comparación con la carne roja o blanca y el pescado. Son especialmente importantes como complemento alimenticio para los niños desnutridos porque también contienen niveles elevados de ácidos grasos, son ricos en fibra y micronutrientes como el cobre, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio y zinc. Plantean un riesgo reducido de transmisión de enfermedades zoonóticas, las cuales son las enfermedades que se transmiten de los animales a humanos, como la gripe aviar y la enfermedad de las vacas locas. La cría y la recolección de insectos puede hacerse directamente del medio de manera sencilla.
Se les puede criar, recoger, procesar y vender como cualquier otro producto alimenticio. Por lo tanto, en un negocio culinario, puede generar oportunidades empresariales, ya que adicionalmente pueden procesarse para hacer pasta o deshidratarse y triturarse en grandes cantidades para elaborar harina, por ejemplo.
Los insectos comestibles son una fuente importante en algunas zonas mexicanas y en países vecinos en Centroamérica. Ya que se encuentran presentes en la cocina popular, e incluso restaurantes de lujo.
Los insectos más consumidos entre los mexicanos son los chapulines, los gusanos de maguey, las chicatanas y los escamoles; estos últimos, son conocidos también como el caviar mexicano ya que son la hueva de hormiga, un producto muy estacional que sólo se encuentra entre a finales de marzo y primeros días de mayo.
La forma más habitual de prepararlos para comerlos es frita y en tacos con salsas picantes.
En otras zonas de la República Mexicana también se consumen chinches, pulgones, escarabajos, mariposas, moscas, hormigas, abejas, avispas, termitas, libélulas, gusanos de maguey rojo, chinicuiles y jumiles.
Así que no tenga miedo ni repulsión, sino todo lo contrario; la próxima vez que esté a punto de pisar algún bicho piense primero en qué platillo extravagante podría preparar.
Para dar una idea, los chapulines tostados con mucho chile, limón y sal tienen sabor a cacahuates, y además acompañan muy bien a un caballito con tequila o mezcal.
Referencia bibliográfica
https://www.fao.org/fao-stories/article/es/c/1603348/
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