Tiempo de acción
Vista hacia el Lago de Chapala. Foto: Archivo.
Daniel Jiménez Carranza.
Recientemente nos hemos enterado de la inusual actividad de la directora de mercados, sobre el control los espacios en la vía pública destinados a comerciantes ambulantes que carecen de un local apropiado para expender sus mercancías, y que representan el modus vivendi para sus familias, ello, sin duda constituye una alternativa válida para los “sin trabajo” para obtener ingresos, frente a aquellas personas que cuentan con un empleo dentro de un comercio o compañía que les permite salir adelante en sus responsabilidades personales y familiares.
Dicha loable actividad, es de valorarse, en tanto que quienes la realizan, la hacen con grandes esfuerzos y dificultades de todo tipo, confrontándose en muchos casos, con gran cantidad de inconvenientes, como pueden ser el traslado de su mercancía, el obtener un espacio adecuado, lidiar con comerciantes y autoridades, etc.
Sin embargo, es menester señalar que la existencia y apoyo a este tipo de actividades, deben ser necesariamente reguladas y permitidas para ciertos giros de comercio, estableciendo cuotas de su existencia en cada caso, y normas en su ubicación y funcionamiento, con especial atención a la expedición de permisos para espacios en donde se expenden alimentos, pues como bien sabemos, muchos de ellos, operan en condiciones completamente fuera de un control sanitario, careciendo completamente de los utensilios y condiciones higiénicas para expender alimentos, así podemos ver improvisadas instalaciones en donde no cuentan con agua corriente o depósitos que les permitan ofrecer un servicio adecuado desde el punto de vista de la salud pública, aspecto fundamental que no puede soslayarse, particularmente en los tiempos de crisis sanitaria como lo es y continúa siendo la pandemia, las epidemias de gripe, la contaminación de los alimentos por la acción del viento, y los vehículos, porque estos sitios, generalmente, están situados a la orilla de calles o avenidas de alta densidad.
Existe un sitio sobre la carretera a Jocotepec, enfrente del panteón de Ajijic, en donde por las mañanas, llevan vacas con becerros en donde se les ordeña, y venden la leche bronca, en unas condiciones totalmente antihigiénicas, en un sitio improvisado, en medio del polvo, rodeado del tránsito de autobuses y autos, vacas completamente sucias, vaqueros desaseados, y clientes que acuden a “tonificarse” de un producto proveniente de animales de dudosa condición de salud, sin control alguno por parte de la autoridad, representando un alto riesgo de infección y contagio, al igual que tantos otros sitios existentes, en donde se expende comida, sin control alguno, como lo es también el caso del puesto de tacos situado en la contraesquina frente a la farmacia Guadalajara de Ajijic.
En los casos de la expedición de permisos para alimentos, es necesario establecer mayores controles de supervisión al otorgar los permisos, pues es necesario que los puestos expendedores, cuenten con el equipo sanitario adecuado para su operación, en beneficio de la población consumidora y las arcas de la medicina pública.
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