José Luis entró en el mundo de la albañilería desde los 14 años de edad
José Luis Salazar Jiménez “Chelís”, colocando la Cruz el 3 de mayo. Foto: Cortesía.
Armando Esquivel.- José Luis Salazar Jiménez o “Chelís” como lo conocen sus amigos, es un albañil oriundo de Jocotepec, con más de 40 años trabajando en la construcción; actualmente sigue aportando su experiencia para la edificación de viviendas.
José Luis, de 55 años de edad, platicó que inició como ayudante de albañil desde muy joven, pues la escuela nunca le gustó, ya que desde que estaba en el cuarto año de primaria ya quería seguir los pasos de su padre, fue así como inició su gusto por la construcción.
“En cuanto salí la primaria, luego, luego a la obra, tenía la edad como de 13, 14 años, y ya de ahí me metí a ayudarle a mi papá”, contó José Luis en entrevista, añadiendo que siempre estuvo atento para aprender nuevas cosas, lo cual se le facilitó. “Cuando él revisaba los planos, yo iba y me arrimaba, veía cuando platicaba con el ingeniero y todo”.
A decir de Chelís, a los 17 años ya estaba bien preparado, y a los 18 dijo que aprendió lo necesario, considerando que prácticamente ya contaba con su “título” como albañil, mismo que le otorgó la experiencia y la dedicación, cosas que lo llevaron a la construcción de grandes viviendas en Guadalajara, La Barca y Puerto Vallarta. Actualmente trabaja en la construcción de departamentos en Jocotepec, desde los cimientos, hasta los terminados.
Aunque a José Luis no le ha pasado nada, los riesgos en el trabajo de albañil son frecuentes, inclusive él ha visto de cerca los riesgos que conlleva la construcción. “Un hermano mío sí se cayó desde el tercer piso, de milagro se escapó; dos hermanos ya se han caído, uno del tercer piso y el otro de un segundo piso, pero no les pasó nada, puros golpes y eso”, recordó.
Ante los riesgos, Salazar Jiménez dijo que su truco está en la concentración, por lo que pone firmes sus pies, como si tuviera imanes pegados para no desequilibrarse.
“Yo lo que hago es andar concentrado, cuando ando en los voladeros no me gusta ser tan confiado, le digo a mi ayudante que me pongo imanes en los pies para tratar de no andar moviéndome mucho, porque sí se marea uno y más con esta edad que tiene uno, le gana a uno el peso, pero sí está riesgoso, la obra”, compartió.
Sumado al peligro, los albañiles pocas veces trabajan con un seguro médico o de vida, lo que vuelve el oficio más riesgoso. “Lo chistoso de mí es que de todos los años que he trabajado, yo creo que si son tres años los seguiditos que he trabajado con seguro, es mucho, la mayoría de trabajos es sin seguros”, contó José Luis.
Los momentos cómicos también son parte del trabajo, como lo ocurrido hace unos días, cuando pese a la experiencia obtenida, le surgió un error en su trabajo. “Hace poquito pusimos la ventana y cuando la terminé, en la tarde mi ayudante se pone a limpiarla y le digo que la abra, y vamos viendo que las manijas las pusimos del lado de fuera, en vez de darme coraje me dio risa”, dijo José Luis.
Para el Día de la Cruz, José Luis convivió con carne asada y Coca Cola, bebida que consume con frecuencia, evitando el alcohol, pues tiene ya muchos años que dejó las bebidas alcohólicas.
Salazar dice que se caracteriza por ser detallado y aprovechar todo el material, considerando que de esa forma se ha ganado su prestigio. Desde temprano, el maestro albañil toma su bicicleta para estar presente a las siete de la mañana y salir hasta las siete de la tarde, mientras que Reyes, un joven que funge como su ayudante o “chalán”, labora de las 08:00 a las 18:00 horas. Un maestro albañil gana por semana alrededor de tres mil 500 pesos, mientras que el ayudante recibe un promedio de dos mil 200 pesos.
Chelís dijo que lo que más le gusta, es el momento de enjarrar los muros, ya que considera le va dando la terminación a las viviendas. Lo que le da satisfacción y orgullo, dice, es ver sus trabajos tomando forma, así como cuando los concluye. “Mucha satisfacción y cuando le dan a uno las gracias el patrón y nos dicen, -trabajas muy bien-, se va uno contento. Es muy bonita la obra para mí, yo siento mucha satisfacción, hay veces que me quedo ya tarde, me gusta estar aquí en la obra, como si fuera mi casa”.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala