Salud por agua
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo.
Durante mucho tiempo pensé que el término “SPA” era algo de los norteamericanos, de quienes admiro su capacidad de sistematización y comercialización de conceptos, pero resulta que no, SPA tiene varios significados.
Uno de ellos es “balneario” y procede de una ciudad belga en la provincia de Lieja que desde los romanos era conocida por sus baños termales. Lugar a donde más tarde llegaban los aristócratas de las cortes europeas. Pero también se dice que es un acrónimo de la frase en latín sanum per aquam acuñada en el Imperio Romano, y en otras investigaciones dicen que podría proceder del latín esparguere que significa “derramar” o “esparcir”. Me gusta la traducción al español Salud por Agua, ya que sí, efectivamente estoy convencida de que el agua tiene todo que ver con nuestro bienestar.
Lo cierto es que todos los seres disfrutamos el contacto con este elemento (a menos que se tenga una enfermedad o condición especial y, por el contrario, el agua genere aversión). Tibia o caliente suaviza los tejidos conectivos y quita la sensación de rigidez, fría o helada es un gran estimulante del sistema nervioso; muchos médicos recomiendan un baño caliente cuando se está padeciendo algún cuadro de enfermedad, y sabemos que el agua fría es buena para bajar la temperatura. Y en casos de desintoxicación un buen lavado colónico hace una gran diferencia en la salud y el estado de ánimo de quienes lo reciben.
Según el filósofo Tales de Mileto el agua es el primer principio creador de vida y movimiento, generador de todo lo que está vivo. Y, según él, el agua cubre ciertos requisitos que no dejan lugar a dudas acerca del carácter divino de este elemento, por eso hay tantas deidades en muchas culturas que representan el poder de este componente de la naturaleza, cómo el Dios Tláloc en México, Yemayá en Cuba o Varuna, Dios del océano en India.
El agua está involucrada en todos los procesos biológicos y bioquímicos de la vida. Se nos enseña que somos 75 por ciento agua y muchas personas se imaginan el agua tal y cómo sale de la llave, pero en realidad este dato se refiere a que estamos hechos de sustratos líquidos, en los que se involucra el agua, por ejemplo: la sangre, el líquido linfático, el semen, la orina, el líquido cefalorraquídeo, la saliva, etc. Y la calidad de estos sustratos es muy importante. Cuidar los tres pilares de la salud del cuerpo logrará que ese 75 por ciento esté lleno de potencia y energía y estos son: nutrición, actividad física y descanso.
En otras columnas hemos mencionado la importancia de la hidratación adecuada, con agua nutritiva, que es, mejor dicho, el suero casero que si repone lo líquidos perdidos durante el día: un litro de agua, dos o tres limones (depende el tamaño), una pizca de sal de mar, una pizca de bicarbonato de sodio y jarabe de agave moderadamente para endulzar. Este suero también mantiene la salud de los riñones y las vías urinarias.
Y también quiero agregar que, cómo entrenadora física, recomiendo mucho a las personas ir a una alberca, pero no a nadar con objetivo de metros o tiempo, sino a disfrutar del contacto del cuerpo con el agua, pueden caminar de frente y de espaldas, o de forma lateral en ambos lados y mover los brazos bajo el agua, sobre todo las personas con artritis reumatoide o en recuperación de cirugía articular se ven beneficiados de los ejercicios en la alberca, así como personas con ansiedad o depresión.
Tomar agua nos da vida, pero tomar conciencia nos dará agua.
-Anónimo.
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