Longevidad saludable
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo Laguna.
Estoy plenamente convencida que antes de hablar de longevidad debemos hablar de preservación. Me hace mucho ruido escuchar el término anti-edad (antiaging) aplicado a “venderle” a las personas lo malo que es envejecer y cómo “evitarlo”. La vejez no se puede evitar, sobre todo si antes de esta etapa de vida no se hicieron los esfuerzos necesarios por preservar lo que nos mantiene vivos.
La palabra preservar tiene los sinónimos conservar, proteger, cuidar, resguardar y mantener. Y el término antiaging no tiene que ver con evitar envejecer, en realidad es la acción de aminorar, prevenir o revertir en la medida de lo posible el declive natural de la vida. De manera que utilizando de forma adecuada estos conceptos en realidad se trata de usar nuestra inteligencia y voluntad para sostener nuestro instinto de conservación.
Según la ciencia biológica el instinto de conservación es el instinto de supervivencia, de autocuidado, de gestión eficiente de los recursos con los que se cuenta.
Y volviendo a la longevidad, es la duración de la vida relacionada con la biología, la evolución de las células y órganos que componen los cuerpos de los seres vivos. Entonces lo que debemos pensar que si eres de las personas que sueñan con que su vida tenga una mayor duración, esto implica ciertos esfuerzos que debes tomar en cuenta:
Debes tener la suficiente fuerza de voluntad, constancia, dedicación y compromiso con el estilo de vida que más favorece el alargamiento de la buena calidad de vida.
Olvídate de las cámaras hiperbáricas, la luz infrarroja, la aplicación de células madre y otros tratamientos costosos y externos.
La longevidad viene de adentro hacia afuera.
Muévete más, como siempre, el primer lugar en temas de salud es hacer ejercicio.
Dale prioridad a las frutas y verduras en tu alimentación.
Duerme bien, aprende a descansar sin abusar, no por más horas de sueño la restauración de las células es mejor. Es la calidad del sueño la que importa.
Definitivamente el primer lugar en el deterioro de tu vida se lo lleva el terrible hábito de fumar, y en segundo lugar abusar de las bebidas alcohólicas.
Atiende tus padecimientos crónicos. Después de los 40 años casi todos tenemos algún padecimiento leve, ese, así de leve, hay que atenderlo como si fuera grave.
Después de los 50 años se vuelve prioritario que cuides tus relaciones interpersonales, no solo las profundas y más íntimas, sino también las que consideras superficiales, desarrolla la paciencia, la amabilidad y la gentileza antes de que sea demasiado tarde.
Cultiva una mentalidad positiva, trata de observar tus pensamientos, y aunque de manera natural vas a tener pensamientos negativos, no les des fuerza, intenta cambiar a positivo si la situación lo permite.
Pero sobre todo: no rechaces ni quieras huir de esta importante etapa de la vida, que es como la cereza del pastel de todos los años anteriores y que puede brindar a los que vienen detrás fe y esperanza en los años por venir. Por cierto, el viernes 28 de junio es mi cumpleaños 58 y aunque me siento nerviosa tan cerca de los 60 algo me dice que será una gran experiencia.
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