Salud y Bienestar
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo.- Leyendo algunas investigaciones que se refieren a la enfermedad del síndrome metabólico cada vez se demuestra con más fuerza que uno de los componentes que dispara esta condición es cómo comemos nuestra comida. Quizás los hábitos más difíciles de cambiar sean los de alimentación.
Relacionamos demasiado los lácteos con sentirnos acogidos, protegidos y nutridos con amor y aunque nos cause estragos posteriores en el sistema gastrointestinal, la primera sensación al probarlos es de bienestar, como una paradoja alimentaria. Lo mismo ocurre con el azúcar que, cuando éramos pequeños, nos daban para consolarnos de algún dolor o a modo de apapacho para hacernos sentir bien.
En estos nuevos descubrimientos los científicos nos dicen que si no puedes cambiar tus hábitos alimenticios tan rápido como para generar un beneficio en tu salud, por lo menos cambies la forma en la que realizas este acto.
El entorno. Sentarte en una mesa limpia, que no esté llena de trastes, o cuadernos, o libros, o aparatos electrónicos, que sea un lugar bien iluminado de preferencia con luz natural. Que haya olores agradables alrededor. Evitar comer parados, o frente a una pared.
La postura. Las piernas deben estar en un ángulo de 90 grados entre los pies y los muslos, las rodillas a la altura de las ingles, no dejar que los pies cuelguen, no cruzar las piernas ni a la altura de los pies, ni a la altura de los muslos. La columna erguida, únicamente se inclina un poco si vas a acercar la boca hacia la cuchara o tenedor, pero al empezar la masticación la cabeza debe estar alineada con la columna erguida.
El aprecio desde los otros sentidos. Antes de meter el alimento a la boca debes observar sus colores, sus texturas, pero también usar tu olfato para despertar a las papilas gustativas y que el sabor tome fuerza antes de masticarlo y puedas apreciarlo mejor.
Masticar despacio. Este es el hábito que los especialistas indican que determina que tan bien vas a digerir los alimentos y que tanto se van a aprovechar sus nutrientes. Las enzimas digestivas empiezan a activarse cuando el alimento está en la boca siendo masticado, éstas avisan a la microbiota que viene el alimento y éstas a su vez se tornan biodisponibles para realizar los procesos necesarios. De hecho los problemas de ardor en la boca del estómago tienen que ver con que tragamos en lugar de masticar y además lo hacemos demasiado rápido.
La respiración. Respira de forma lenta y pausada, esto quiere decir que lleves a cabo la masticación, pases el alimento y antes de tomar el siguiente bocado hagas una respiración larga y profunda. Esto permite que se organicen mejor los músculos de la respiración y la deglución.
Se recomienda también no estar revisando el celular, tomando llamadas o trabajando al mismo tiempo que comes. Y menos aún, estar discutiendo o platicando acaloradamente con alguna persona.
Si no puedes regular la calidad de tus alimentos, intenta regular la forma en que los comes, espero haga una gran diferencia y recibas todos los beneficios de los nutrientes.
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