Pénfigo
Imagen: Institutimipo.com
Por Ili.
El pénfigo es una enfermedad autoinmunitaria de la piel y de las membranas mucosas, lo que significa que el cuerpo produce anticuerpos que atacan a las células de sí mismo. El trastorno autoinmunitario del pénfigo es raro y causa ampollas dentro de la boca, la nariz, la garganta, la piel, los ojos y los genitales.
No es contagioso y se desconoce tanto el origen como los factores que lo desencadenan.
Aunque se sabe que en raras circunstancias de produce cuando se administran medicamentos inhibidores de la coenzima convertidora de angiotensina y penicilamina.
El pénfigo aparece en personas de los 35 años en adelante y predomina en personas con ascendentes judíos, pero de igual forma, cualquier otra población con diferente origen étnico puede presentarlo.
Existen muchas formas de pénfigo, pero las más comunes, son el tipo vulgar en el cual las ampollas son bastante dolorosas y el de tipo foliáceo, el cual es más raro pero las ampollas aparte de provocar dolor también causan comezón.
Las ampollas del pénfigo incluyen complicaciones adicionales cuando se revientan ya que pueden desarrollarse infecciones secundarias tanto en las mucosas como en la piel. Adicionalmente, una infección severa puede convertirse en una sepsis si es que se extiende a la circulación sanguínea. Dependiendo las circunstancias, también puede fomentar la desnutrición ya que el dolor en la boca le impide al paciente el poder comer.
Muchas veces quien detecta el pénfigo, es el dentista sobre todo cuando la queja principal del paciente o bien el principal motivo de la consulta, es debido a la presencia de las ampollas en la boca. Pero también el médico y el dermatólogo saben diagnosticarlo. Después deberá someterse a pruebas de sangre, una biopsia de la piel y en caso de que afecte la garganta hasta una endoscopía.
Los medicamentos destinados para el control y la supresión de las ampollas del pénfigo son los corticoides, la ciclofosfamina, la dapsona y el rituximab.
Además, el paciente debe proteger la piel de fricción, o cualquier actividad que pueda reventarle las ampollas, ya que al suceder quedarán áreas denudadas; igualmente debe abstenerse de alimentos muy calientes, condimentados, ácidos y picantes, puesto que la mucosa de la boca es más sensible frente a estos tipos de irritantes; por último, también será necesario también minimizar la exposición al sol, ya que el sol puede fomentar la aparición de más ampollas.
Si tiene ampollas en la boca y se le dificulta mantener la higiene oral, el dentista puede sugerirle la utilización de otros productos como un irrigador bucal, cepillos dentales con cerdas extra suaves, enjuagues bucales sin alcohol y anestésicos tópicos orales de baja concentración.
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