Los puntos inmediatos de discordia serán los aranceles y la revisión del TLCAN en 2026, la migración y China
Donald Trump celebra con una bandera de los Estados Unidos. Foto: Cortesía.
Patrick O’Heffernan.- La victoria de Donald Trump el martes por la noche tanto en el Colegio Electoral como en el voto popular de Estados Unidos (EE.UU), seguida de la reconquista del Senado y posiblemente de la Cámara de Representantes por parte del Partido Republicano, ha supuesto un importante reto para la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, aunque no inesperado.
Trump se alzó con la victoria con 277 votos electorales frente a los 224 de Harris a las 5:45 de la mañana del miércoles (los resultados finales pueden ser ligeramente diferentes), y en la mañana del miércoles estaba por delante de Harris en el voto popular. El Partido Republicano se hizo del Senado y el miércoles por la mañana aventajaba a los demócratas en la Cámara de Representantes en 20 escaños, aunque esto puede cambiar.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dijo en la conferencia de prensa mañanera que espera tener buenas relaciones con la administración entrante de Trump, pero que esperará para ofrecer felicitaciones hasta que se anuncien los resultados oficiales de las elecciones estadounidenses. Para cumplir su promesa de relaciones amistosas, los expertos dicen que debe ser flexible y maniobrar con cuidado, pero tiene opciones. Según fuentes internas, su oficina lleva tiempo explorando esas opciones.
Sheinbaum dijo a los periodistas en su habitual rueda de prensa matutina que “habrá buenas relaciones con Estados Unidos. Estoy convencida de ello”. Trató de tranquilizar a los líderes empresariales mexicanos, diciendo que “no hay razón para preocuparse. Para nuestros compatriotas, para los empresarios mexicanos, no hay razón para preocuparse. México siempre sale adelante”.
Sin embargo, el regreso al poder en Estados Unidos del expresidente Trump y el Partido Republicano tendrá un impacto significativo en la economía, la política y la sociedad mexicanas. Los puntos inmediatos de discordia serán los aranceles y la revisión del acuerdo comercial del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) en 2026, la migración y China. Las amenazas de Trump de imponer aranceles podrían afectar negativamente a la economía de México, que depende en gran medida de las exportaciones a Estados Unidos.
Las amenazas de Trump, que incluyen aranceles de hasta 200 % a los autos provenientes de México, deportaciones masivas y acciones militares de Estados Unidos contra los cárteles de la droga, si se intentan, provocarán un deterioro en la relación entre ambos países, un menor crecimiento económico para México y una caída del peso, que ya se ha dado, cayendo a 20.81 por dólar en los mercados matutinos de Londres.
Pero, debido a la naturaleza transaccional de las relaciones bilaterales de Trump en el pasado y las que se esperan en el futuro, Sheinbaum puede utilizar la inmigración para obtener concesiones o mitigar las amenazas en materia de seguridad, continuando con la postura de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien encontró maneras de trabajar con Trump al aumentar la aplicación de la ley de inmigración y retrasar las peleas sobre los aranceles. Aunque Sheinbaum tenga que enfrentarse pronto a las cuestiones arancelarias, México puede tratar de ampliar sus mercados de exportación al tiempo que desalienta cualquier intento chino de exportar vehículos VEM a EE.UU, una de las principales promesas de campaña de Trump. México está tratando de crear su propia industria de vehículos eléctricos, lo que le da más opciones.
El escollo de las relaciones financieras de México con China, sin embargo, puede prometer ser más difícil de maniobrar que simplemente centrarse en los coches eléctricos. México ha animado a las empresas chinas a expandirse en el país y está sopesando incentivos para traer más empresas, incluidas las de China, como parte de su política de nearshoring, La amenaza de Trump de aranceles del 60 % al 200 % sobre los productos chinos y al menos un gravamen del 10 % sobre todas las importaciones hacen de México un área de crecimiento mucho menos atractiva para las empresas globales interesadas en el mercado estadounidense.
Los cárteles, las drogas y la seguridad también prometen ser áreas polémicas en la relación entre EE.UU. y México. Será necesario frenar el flujo de fentanilo y otras drogas hacia Estados Unidos, sin iniciar una guerra con los cárteles. Aunque la mayoría de los expertos consideran que una intervención militar de EE.UU en México es un paso muy radical, detener los barcos en aguas internacionales que se dirigen a México es una posibilidad.
La administración de Sheinbaum es plenamente consciente de que frenar el flujo de fentanilo ocupará un lugar prioritario en la agenda entre ambos países. Sheinbaum tendrá que poner sobre la mesa propuestas de cooperación, sin perder capital político ni aumentar la violencia en México. Cualquier indicio de una incursión militar estadounidense en México podría ser desastroso para las relaciones y para el millón de estadounidenses que viven en México.
La promesa de deportación de Trump parece mucho más seria. Si los intentos de Trump de deportar a “millones de ilegales” a México, como ha prometido, y los desafíos legales no lo detienen, México tendrá que encontrar maneras de acomodar las llegadas y compensar la reducción de las remesas, ambos problemas de los que la administración Sheinbaum es consciente.
Los resultados definitivos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos pueden tardar semanas en anunciarse. Si el Partido Republicano retiene la Cámara, Trump puede tratar de promulgar sus políticas sin impedimentos por un Congreso reacio o la restricción presupuestaria. El control demócrata de la Cámara frenará, si no bloqueará, algunas de sus actividades, y dará a los mexicanos más respiro y opciones.
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