«Ojalá Dios les permita venir para que sientan el gusto y lo bonito que se siente estar en tu pueblo de nuevo», compartió José Espíritu, tras 35 años sin venir
José Espíritu junto a su esposa María del Carmen y sus hijas Cinthya y Evolet. Foto: Sofía Medeles.
Sofía Medeles.- Las Fiestas Patronales de Ajijic no solo representan disfrute y festejo, sino que para otras personas tiene un significado más profundo como es el reencuentro entre familias, especialmente entre los miembros del gremio de Hijos Ausentes Radicados en Estados Unidos de América, como es el caso de José Espíritu y su familia, quienes volvieron a Ajijic tras 35 años sin poder regresar.
José Espíritu Pineda, nacido y criado en Ajijic, es hijo de Carlos Espíritu y Ernestina Pineda. Él se fue junto a su esposa María del Carmen Díaz Pérez, quien también es de Ajijic en 1989, con dos hijas. Este año, ellos dos volvieron a Ajijic, tras 35 años de haberla pasado en el país vecino, ya que este año, en sus palabras, fueron bendecidos con la visa y la residencia.
«Llorábamos cuando veíamos videos. Me dio gusto y tristeza volver porque mis amigos no eran los mismos, algunos perdidos, algunos fallecidos y otros bien, Dios les de más. Todo ha cambiado, la gente no me reconocen siendo que soy de aquí y yo digo, yo soy nacido aquí, tocaba las campanas, era acólito, andaba de entrometido todo el tiempo en la iglesia, plaza, pescando en la laguna, en el cerro. Ahora es triste porque no supe ni llegar al panteón a ver la tumba de mi padre», comentó José sobre su llegada a Ajijic.
Aseguró que ya vio muy crecido el pueblo y que no se ubica en varias zonas, siendo que antes su punto de referencia era «donde está el corralón», o negocios que ya no hay, además de que ocurrieron sucesos como el fallecimiento de su papá mientras él estaba lejos y no pudo venir. Actualmente su mamá aún vive, y conmocionado, asegura que se recibieron llorando tras tanto tiempo sin verse, «Voy a verla en la mañana, medio día y en la tarde a darle su beso. Mi idea era volver a mi pueblo, pero ya hice vida en Estados Unidos y mis hijas ya hicieron vida allá también, pero seguiré volviendo mientras Dios me de licencia».
Entre las cosas que menos le gustaron al volver al pueblo, está lo mucho que ha cambiado y se ha privatizado. «Antes nomás éramos puros del pueblo. Estábamos todo el tiempo metidos en la laguna, el cerro, el Tepalo, teníamos tanto espacio y andábamos libres. Ahora ya todo es privado. Ya no tienes libertad para andar en tu pueblo y lo más triste es que no es de los que nacimos aquí, es de puro extranjero. Es triste, pero también es por ellos que Ajijic ha avanzado a como está ahora».
Por otro lado, sobre lo que más le gustó de regresar, sin dudas mencionó: «Mis taquitos. Ya no es lo mismo que antes, antes jugábamos fútbol en la plaza en la noche, nos íbamos por los tacos y luego a dormir», mencionó entre risas.
Tanto José como su esposa Carmen, compartieron que es uno de los sentimientos más bonitos volver, sobre todo en compañía de sus hijas Cinthya y Evolet, quienes mencionan disfrutar de las tradiciones del pueblo, así como de su gente, que describen como amable, alegre y bonita, además, les gustaría visitar el pueblo durante otras festividades, como Semana Santa, Carnaval, Día de Muertos.
«Allá nos las vimos súper difícil, sin apoyo de nadie ni nada, un tío nos sacó a la calle con las niñas, no teníamos donde vivir, encontramos a una pareja que nos ayudó Juan y Carmen y nos ayudó a recuperar a nuestras hijas y nos ofreció casa y todo tipo de ayuda. Estamos agradecidos con ellos. La mayor de nuestras hijas ya ha venido muchas veces y le encanta aquí, dice que se quiere venir a vivir aquí, aunque a las dos, les hemos inculcado el español y el gusto por la cultura, somos una familia unida y bonita».
Este primer año que llegaron a las Fiestas Patronales, las notaron muy cambiadas, recordándoles con música en el kiosco, mujeres dando vueltas hacia un sentido en la plaza y los hombres en el medio, torito pirotécnico, terrazas llenas e incluso, cómo los niños se sentían orgullosos de perseguir la corina del castillo. Aunque encontraron cambiado, aseguraron que las fiestas como se celebran ahora les gustan y les dieron mucha emoción.
Mandan saludos a todos los paisanos en Estados Unidos y a quienes ayudaron al gremio para organizar su día en las Fiestas Patronales, al pueblo y a quienes trabajaron mucho para apoyar, a su segunda casa y a su familia que está allá y a la de aquí. Comentan que «ojalá Dios les permita venir para que sientan el gusto y lo bonito que se siente estar en tu pueblo de nuevo». compartieron a los Hijos Ausentes que no han podido venir y comentan: «Aunque sea por teléfono y video disfruten las fiestas. Se siente horrible ver como está de lindo y uno allá en el frío, pero sigan apoyando para que no se pierdan las tradiciones».
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