En su discurso de toma de posesión como presidente de los Estados Unidos, prometió salvar al país de la decadencia y la crisis económica
Juramento de la toma de posesión de Donald Trump como el presidente número 47 de los Estados Unidos. Foto: Cortesía.
Redacción. – Donald Trump asumió por segunda ocasión la presidencia de los Estados Unidos, consolidando un control sin precedentes sobre los factores reales de poder en el país. A diferencia de su primer mandato, Trump regresa con el apoyo no solo de una base política fortalecida y un Congreso alineado, sino también de los principales actores económicos del país.
Donald Trump, en su discurso de toma de posesión como presidente de los Estados Unidos, prometió salvar al país de la decadencia y la crisis económica. Declaró una emergencia nacional en la frontera sur y designó a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras.
Aseguró que la «edad de oro de Estados Unidos» comenzaba en ese momento y que su administración pondría a Estados Unidos en primer lugar, restaurando la soberanía y la seguridad del país. También mencionó que su prioridad sería crear una nación orgullosa, próspera y libre.
Las grandes empresas y los líderes empresariales han cerrado filas en torno a su agenda, lo que le garantiza un respaldo sólido tanto en el ámbito político como en el económico para el presidente número 47 de los Estados Unidos.
Con un entorno corporativo que lo respalda plenamente y una Suprema Corte con mayoría conservadora, Trump inicia este nuevo periodo con una capacidad de acción más amplia que nunca. Su agenda prioriza el proteccionismo económico, el endurecimiento de las políticas migratorias y una estrategia de seguridad más agresiva.
Entre sus primeras medidas se espera un incremento en los aranceles a las importaciones, la declaración de emergencia nacional en la frontera sur y restricciones significativas a las solicitudes de asilo.
Estas políticas, diseñadas para reforzar su control interno, también reconfigurarán las relaciones internacionales de Estados Unidos, particularmente con México, cuya economía y sociedad están profundamente entrelazadas con nuestro vecino del norte. La relación entre ambos países se verá afectada por las medidas proteccionistas y las políticas migratorias más estrictas.
En el ámbito económico, Trump ha prometido imponer un arancel del 25% a todas las importaciones de Canadá y México si estos países no controlan el flujo de drogas hacia Estados Unidos y la entrada ilegal de personas. Además, ha propuesto un arancel global del 10% a todos los bienes importados a Estados Unidos, lo que podría eliminar un déficit comercial anual de un billón de dólares. Estas medidas podrían tener un impacto significativo en la economía mexicana, que depende en gran medida del comercio con Estados Unidos.
En cuanto a la migración, Trump ha prometido reinstaurar sus políticas de su primer mandato dirigidas a controlar los cruces ilegales en la frontera y avanzar con nuevas restricciones. Ha prometido limitar el acceso al asilo en la frontera entre Estados Unidos y México y llevar a cabo el mayor esfuerzo de deportación en la historia de Estados Unidos. Estas políticas podrían desencadenar desafíos legales y oposición por parte de los demócratas en el Congreso.
En el ámbito energético, Trump ha prometido aumentar la producción de combustibles fósiles en Estados Unidos mediante la facilitación de permisos y la expansión de la perforación en tierras federales. También ha prometido apoyar la perforación de petróleo en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico en Alaska. Estas políticas podrían tener implicaciones significativas para el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.
En resumen, la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos tiene implicaciones profundas para México y el mundo. Sus políticas proteccionistas y migratorias más estrictas podrían afectar la economía y la sociedad mexicana, mientras que sus políticas energéticas podrían tener un impacto significativo en el medio ambiente.
La relación entre Estados Unidos y México se verá sometida a una presión significativa en los próximos años y será crucial que ambos países trabajen juntos para abordar estos desafíos.
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