Sepsis
Imagen: oceanomedicina.
La septicemia o sepsis es la infección extrema del organismo. Este tipo de respuesta del sistema inmunitario es altamente grave y mortal; en la cual el cuerpo responde de manera abrumadora y atacándose así mismo.
La sepsis es una emergencia de la salud que requiere atención médica urgente ya que puede padecerla cualquier persona y el daño puede ser tan severo que en caso de que no resulte mortal, entonces los órganos y tejidos una vez lesionados ya no podrán funcionar normalmente.
Comúnmente la septicemia es causada por infecciones bacterianas, pero virus, hongos y parásitos también son capaces de inducirla.
Desafortunadamente en instituciones hospitalarias también puede contraerse y en casos como estos es debido a una respuesta adversa del organismo frente a agentes patógenos que se han vuelto resistentes a cierto tipo de medicamentos que algunos pacientes hospitalizados reciben como parte de otro tratamiento.
Aclaro que, esto no significa que en los hospitales indudablemente las personas se contagian, sino que la sepsis contraída por resistencia microbiana representa siempre un riesgo ante cualquier tratamiento para una infección, sobre todo para las infecciones que ocurren a nivel pulmonar, urinarias y estomacales.
Los signos y síntomas más comunes de la sepsis son: dolor corporal, confusión, dificultada para respirar, fatiga, fiebre, dificultad para orinar, sudoración y temblores, convulsiones, palidez, un ritmo cardíaco acelerado y escalofríos.
No obstante, la septicemia se puede prevenir cuando las infecciones son diagnosticadas y tratadas, oportuna y acertadamente; cuando las instituciones de salud siguen los reglamentos impuestos de control y sanidad como es debido.
Y siempre y cuando, usted como paciente tenga una buena higiene personal diaria y así también como en el hogar y con los que convive; si sigue las instrucciones de su doctor al pie de la letra, cuando se lleva una alimentación saludable, cuando se vacuna con la sustancia original y aplicada por personal de salud autorizado y legítimo; si evita agua sucia y baños insalubres, cuando se lava las manos antes de preparar alimentos y después de hacer las necesidades.
Posteriormente la septicemia y un shock séptico se tratan con antibióticos de amplio y reducido espectro y acorde con los resultados de los análisis de sangre que se realicen. También se aplican líquidos intravenosos y vasopresores para aumentar la presión arterial.
En otros casos, adicionalmente puede utilizarse insulina para elevar la glucosa en sangre y analgésicos para controlar el dolor; además de oxígeno, diálisis en caso de haber daño renal y cirugía para la extracción de tejido necroso.
La septicemia requiere atención urgente. Si usted o alguien cercano presenta una infección que no mejora o se agrava, es crucial actuar con rapidez. Obtenga atención médica sin demora. Pregúntele al médico de cabecera si la infección que se padece podría desencadenar una septicemia y consulte si es necesario hospitalizar a la persona inmediatamente.
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