El Grito en la Bahía
Por Daniel Jiménez Carranza. – En los últimos meses, hemos observado diversas obras en las calles de San Antonio Tlayacapan, específicamente trabajos de reparación de baches en calles empedradas.
Sin embargo, estas acciones resultan en múltiples inconvenientes para el tránsito vehicular debido a la irregularidad inherente del pavimento. Paradójicamente, esta irregularidad genera molestias similares a las de los baches, lo que convierte estos esfuerzos en actividades ineficaces e irrelevantes.
Da la impresión de que estas labores sirven más como justificación para la obtención de recursos por parte de las autoridades, como el delegado o el presidente municipal, ya que no solucionan el problema real que representan las calles empedradas.
Cabe mencionar que, aunque dichas calles pueden aportar un encanto rústico, también cumplen la función práctica de moderar la velocidad de los vehículos.
Además, estos trabajos han sido realizados por personal improvisado. Hemos observado que niños y mujeres, dirigidos por un joven sin la capacitación adecuada, participan en estas labores.
Este equipo identifica supuestos baches inexistentes y procede a retirar piedras de su lugar, rellenando con una mezcla de arena blanca y algo de grava. Luego vuelven a colocar las piedras y las cubren con el mismo material de relleno.
Sin embargo, los escombros extraídos durante este proceso suelen abandonarse a un lado de la calle, generando acumulaciones que obstaculizan aún más el tráfico, especialmente en calles estrechas.
Es urgente que las autoridades reconsideren cómo aplican las partidas presupuestarias, enfocándolas en soluciones reales y necesarias para los problemas que afectan a la población, en lugar de derrochar recursos en obras que no aportan ningún beneficio tangible al bienestar de la comunidad.
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