Protagonismo obsoleto
Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Foto: Cortesía
Por Daniel Jiménez Carranza.- Esta semana hemos sido testigos de la absurda implementación de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, en un contexto que contradice los términos acordados en el T-MEC. Estas medidas parecen ser producto de la inercia de poder del actual presidente, quien ha ignorado los acuerdos establecidos previamente, algunos de ellos bajo su propia administración, para ahora rectificarlos. Sin embargo, estas acciones están marcadas por un afán desmedido de protagonismo, dando lugar a decisiones absurdas y contradictorias, como las medidas arancelarias y otras iniciativas fuera de lugar, como la anexión de Groenlandia, Canadá y el Canal de Panamá.
En estas decisiones no se han considerado los efectos en la población estadounidense ni en las naciones afectadas, ni tampoco el contexto jurídico internacional. Parecen estar enfocadas exclusivamente en beneficiar a empresas extranjeras para que se instalen en Estados Unidos, lo que inevitablemente generaría un aumento en los costos de sus productos debido a las elevadas inversiones necesarias y al alto costo de la mano de obra en territorio estadounidense. Este enfoque neocolonialista, en un presente marcado por la reivindicación de los pueblos oprimidos, contrasta con la historia de migraciones hacia los antiguos países colonialistas.
Nuestro país no es ajeno a estos comportamientos absurdos, dado que mantenemos una estrecha relación comercial y cultural con Estados Unidos, evidente en los hábitos y costumbres de la vida cotidiana, desde el uso de tecnología y la compra de alimentos hasta la adopción de prácticas consumistas globalizadas.
No obstante, el panorama mundial está cambiando. La hegemonía unilateral que Estados Unidos detentó tras la Segunda Guerra Mundial se ve desafiada por nuevos polos de desarrollo político y económico que representan un contrapeso a su poder. Mientras tanto, la otrora potencia atraviesa por problemas económicos y sociales que la colocan en un contexto muy diferente al de su auge inicial.
Ante estas incongruencias, México ha mostrado firmeza y dignidad al manifestarse en contra de las medidas arbitrarias que afectan a un bloque económico basado en el consenso entre sus integrantes. La reacción de otros países afectados también debería servir para reflexionar sobre la inviabilidad de mantener una supremacía mundial y un control unilateral del comercio internacional.
Como ciudadanos, es nuestro deber apoyar el consumo de productos nacionales y promover hábitos alimenticios saludables, alejándonos de la comida chatarra de las grandes transnacionales. También debemos resistir las tentaciones consumistas de productos extranjeros de élite, tanto tecnológicos como de moda y otros rubros.
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