Ser madre puede ser demandante cuando existe una profesión y metas
Maestra Angelica María Martínez Castañeda de Ajijic, actual directora del kínder María Montessori. Foto: Sofía Medeles.
Sofía Medeles.- La maestra de Ajijic, Angelica María Martínez Castañeda ha enfrentado los retos de ser mamá de un niño y de ser maestra a doble plaza. «Como mujeres profesionistas, no debemos renunciar a nuestros sueños», señala en entrevista.
Angelica María, de 47 años, estudió su licenciatura de Formación Base en Educación Preescolar en la Escuela Normal para Educadoras de Arandas, y posteriormente estudió una maestría. Hace 8 años volvió a Ajijic, donde ha trabajado en el nivel preescolar.
«Esa era la opción que tomé, porque fue la opción que me ofreció mi familia. Conforme fui avanzando, me fui llenando de la docencia. Me gusta mi trabajo, pero adquirí la convicción en el trayecto, con el contacto con los niños y la gente, fue lo que me hizo enamorarme de la profesión», compartió. Durante sus años de carrera, también ha trabajado en nivel primaria, así como en la alfabetización hasta el nivel secundaría para adultos.
La llegada de su hijo Renato fue hace cinco años, aunque ella admitió sonriente: «De haber sabido que era tan bello, me hubiera apurado». Aunque siempre deseó ser madre, antes se replanteaba la idea por lo demandante de su trabajo y la atención que requiere un niño.
«Mi hijo está en una etapa muy demandante, porque quiere la atención. Antes, cuando llegaba a casa, seguía trabajando, y con su llegada modifiqué eso, ahora es su tiempo. Trato de hacer todo lo que tengo que hacer en la escuela, para en casa dedicarme completamente a mi hijo, ya sea ayudando con tarea, jugando, ver una película o simplemente estar juntos», aseveró.
Comentó que una de las claves para no descuidar la profesión ni el hogar, es la organización del tiempo. «La docencia me enseñó a ser mamá, me permitió ser una mamá segura, no dar sobreprotección y criar a un hijo seguro. Mi mamá, la abuela era más cuidadosa, y yo le decía, mamá, no pasa nada, los niños tienen que explorar y aprender, así mismo, en casa, el proyecto que llevamos con educación y valores para que se vaya forjando, lo implementamos de igual manera en la escuela, buscando también la seguridad que yo quisiera para mi hijo en su escuela».
Añadió que la maternidad, también le dio una visión nueva y empática, tanto con colegas maestras, como con los diferentes casos que pueden llegar a pasar las madres de familia. «Desde siempre he tenido sensibilidad con los alumnos, pero ver todo desde la perspectiva de ser mamá, lo cambia todo. Como cuando los niños llegan por primera vez y lloran y la mamá se va angustiada. Cuando a mi me pasó, le dije a las maestras, ya no vamos a sacar a las mamás de inmediato y vamos a hacer una actividad para que las mamás se integren con sus niños y les den seguridad, así ellos se quedan tranquilos y ellas se van tranquilas».
A sus casi 25 años de servicio como licenciada con una maestría ha tenido la oportunidad de seguirse formando y trabajar en otros rubros, y aunque algunas veces la situación no es conveniente, no descarta metas o proyectos, solo los pospone.
Como madre, aceptó sentirse agradecida con su familia, que le ha apoyado en todo este proceso donde ha alternado su vida profesional y maternidad. «El apoyo es fundamental, si no, no podríamos. Ya sea de esposos, mamás, hermanos. Para mi ellos han sido fundamentales con el apoyo con mi hijo, e impulsaron mi carrera», agregó: «como mujeres profesionistas no debemos renunciar a los sueños. Quizá a veces no es momento, pero no lo desechemos. Nunca es tarde, y necesitamos no quitar el dedo del renglón. Quizá posponer, no desechar».
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