Epidermólisis ampollosa
La epidermólisis ampollosa o denominada también de tipo ambullosa es un trastorno epidérmico, hereditario e incurable, es una enfermedad de la piel en la que se forman ampollas haciéndola más propensa a lesiones.
Las lesiones cutáneas debido a que la piel es frágil aparecen por el simple hecho de rascarse, como respuesta al calor y por la fricción con la tela de la ropa. Además, las ampollas también pueden formarse en áreas como el estómago y dentro de la boca. Este trastorno puede presentarse en su versión más leve, sólo como la formación de ampollas superficiales, pero en una evolución más severa puede llegar a ser mortal.
La epidermólisis ampollosa puede originarse a cualquier edad, curiosamente si no se manifiesta en la infancia entonces puede desarrollarse hasta la adolescencia y sin tener síntomas previos.
Los síntomas más comunes de la enfermedad incluyen: agrietamiento, delgadez y fragilidad de la piel de los pies y las manos, calvicie, deformidad de las uñas o pérdida completa de éstas; ampollas en la nariz, vejigas alrededor de los ojos, dificultad para tragar y comer, caries dental, dificultad para respirar, dolor y comezón en la piel; granos y abultamientos, problemas cardíacos, cerebrales, renales y en los huesos.
Los factores de padecer este trastorno por ser de predisposición hereditaria aumentan si alguno o ambos padres tiene la enfermedad o si se tiene algún pariente que la haya padecido. Adicionalmente la epidermólisis ampollosa tiene varios subtipos como; el síndrome de Kindler, la epidermólisis bullosa distrófica, la simple y la juntural, siendo esta última la más grave y fatal debido a que aparece en los bebés.
Ya que no existe forma de tratamiento, los cuidados se centrarán en evitar complicaciones como infecciones secundarias, la desnutrición, la deshidratación, el estreñimiento, los problemas dentales, la fusión de los dedos y las contracturas articulares, la sepsis, la ceguera y el cáncer cutáneo escamocelular. Con la ayuda de medicamentos se puede controlar la comezón y el dolor, y con antibióticos orales se pueden combatir infecciones y la temperatura. Los métodos quirúrgicos se enfocan en los injertos de piel, para liberar las contracturas articulares, la implantación de sondas gástricas para la alimentación y el ensanchamiento del esófago para facilitar el paso de los alimentos directamente al estómago.
Las medidas preventivas que se pueden tomar para evitar la formación de más ampollas son: mantener la piel humectada, usar prenda de tela suave, sin etiquetas o con costura gruesa para que no irrite la piel, habitar en una zona con clima estable y templado; tratar a los niños o bebés con sumo cuidado, sobre todo al levantarlos de los brazos o las axilas, usar pañales sin elástico para evitar las rozaduras y proteger la piel de los niños pequeños con pantalones y camisas o blusas de manga larga para prevenir exposición al sol y lesiones debido a actividades al aire libre o cuando esté jugando.
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