“Agujeros en el piso de la plaza principal de Ajijic son un peligro”
Los clases gratuitas de Danzón este 5 de mayo cumplen dos años de estarse realizando ininterrumpidamente.
Domingo Márquez (Ajijic, Jal.).- Los alumnos de la clase de danzón que cada domingo se realiza gratuitamente en la plaza de Ajijic, cuestionaron el descuido en que las autoridades tienen al espacio público.
La canadiense Judith, promotora de las clases que cada domingo dan vida a la plaza principal de la llamada California Mexicana, señaló que hace poco más de un año se realizó una fiesta con la intención de recaudar fondos para la terminación de un plaza que comenzó a rehabilitarse hace ya casi tres años y que no se ve cuándo termine.
“Héctor – delegado de Ajijic- se está escondiendo, porque lo cuestioné acerca del arreglo del piso; empezó por el arte del barandal en el kiosko”, manifestó en inglés la entrevistada.
Añadió que aunque no se han entregado cuentas de lo recaudado en aquella fiesta, piensa que el dinero se invirtió en comenzar a arreglar el barandal del kiosko, que aún luce inconcluso.
Subrayó que a las 20 o 25 personas que asisten cada domingo al taller de baile, les cuesta trabajo bailar, ya que el piso alrededor del kiosko tiene agujeros y en algunas secciones para tapar los hoyos se colocó madera, la cual a falta de mantenimiento ya no es funcional.
“Decorar no era lo más importante, arreglar el piso era lo que más importaba”, sentenció.
Judith, otra alumna de nacionalidad estadounidense, aclaró que anteriormente se había ofrecido a traer un maestro albañil para tapar temporalmente los hoyos en el piso, sin embargo, el delegado de Ajijic no le permitió hacer modificaciones, porque iban a poner luces, éstas aún no son colocadas.
“Con los tacones ha sido difícil bailar, tenemos que estar al pendiente de no tropezarnos, es muy estúpido que no se arreglen cosas que dan mal aspecto y que pueden causar un accidente”, expresó en inglés Judith, quien viene a bailar desde que se inició el grupo, hace dos años.
Otra de las mujeres que esperaba ansiosa la llegada de los maestros, Armando Torres Rivero y Rita Méndez García, quienes cada domingo vienen de Guadalajara a impartir las clases de danzón y otros ritmos, mencionó que el taller es una experiencia cultural sin fines de lucro, “y no nos quieren ayudar”.
“Sólo le damos donativos al maestro, viáticos, y aunque somos de 8 a 10 parejas las que asistimos regularmente, la plaza se llena de espectadores que luego consumen en los puestos alrededor, generando una derrama económica entre los locales”, agregó una mujer tapatía quien tiene cuatro meses viviendo en la ribera.
Fragmento de la nota publicada la semana pasada.
Fotos: Domingo Márquez.
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