“Sí, hay melancolía al dejar este lugar. Por lo pronto continúo con el mandato de Dios” Sinuhé R. León (Ajijic,…
“Sí, hay melancolía al dejar este lugar. Por lo pronto continúo con el mandato de Dios”
Sinuhé R. León (Ajijic, Jal).- Luego de 10 años de estadía en el pueblo el señor Cura Alfredo Arreola Aguayo se despide de esta comunidad. La arquidiócesis lo requiere en otro lugar, por lo que se despide con la satisfacción de haber cumplido con una obra encomendada.
El 8 de octubre del 2003 llegó a Ajijic y marcó un antes y un después en la parroquia de San Andrés. “Cuando llegué, encontré una parroquia abandonada”, dijo refiriéndose al mal estado en el que se encontraba el lugar. El deterioro de las cúpulas y la falta de atención en el mantenimiento de la fachada durante casi 50 años, hizo que el sacerdote armara de inmediato un proyecto de reestructuración.
Al principio, esta iniciativa no fue del todo aceptada por la sociedad, hubo opiniones en contra y actitudes que poco ayudaban. Sin embargo, con paciencia de pastor, esperó a su rebaño.
La obra más grande, fue la reestructuración del piso de la iglesia. En base a un estudio de suelo, se removió un metro de profundidad para después colocar capas de arena especial, hasta llegar al cemento y posteriormente instalar el granito natural. Esta obra que costó cerca de dos millones y medio de pesos.
A su vez el sacerdote ejercía acciones legales para recuperar el área pastoral que estaba en posesión de un jardín de niños. El predio estaba tan descuidado como la parroquia; “sólo se contaba con dos aulas para uso de actividades pastorales y el resto lo ocupaba el kínder”, señaló el
sacerdote. Con opiniones en contra, rescató el lugar, le dio mantenimiento y motivó actividades para que los ahora 9 salones tuvieran uso. Hoy en día se dictan allí talleres, conferencias y catequesis.
El trabajo continuó en el jardín central y en los pasillos. Se construyeron los cinerarios, se colocó un sistema de iluminación moderno y se pintó el interior del templo. Actualmente se lleva a cabo la cubierta de oro en el retablo de la iglesia. Todo esto con la participación de un perito del Instituto de Antropología e Historia y su comisión de arte sacro.
El costo de todo este movimiento oscila en los cinco millones y medio de pesos, conforme a la contabilidad que se maneja meticulosamente por su equipo de trabajo. Estos recursos salieron de las aportaciones, la participación social y de quienes se sumaron al interés de dar a la parroquia de
San Andrés la imagen digna que merece.
En cuestión pastoral dijo: “Me siento muy orgulloso de haber unido a la sociedad, con anterioridad los católicos venían por obligación, por cumplir, o por seguir una regla; ahora lo hacen por convicción, por la necesidad de sentirse acogidos por su iglesia. Considero que mi obra pastoral se caracteriza por motivar, por incentivar a la preparación continua y con una visión natural de vida, por inyectar a las personas el entusiasmo de vivir haciendo gustosamente lo que se tiene que hacer cada día”.
“Sí, hay melancolía al dejar este lugar, siempre dije que aquí es donde quiero vivir cuando me retire y así será. Por lo pronto, continúo con el mandato de Dios y continúo mi obra en un lugar cercano a este; lo que me permitirá regresar en la medida de lo posible a este pueblo en donde he
encontrado gran calidez de tantas personas”.
“No me queda más que agradecer a toda la sociedad por su apoyo, por su confianza, por su amistad, gente que en verdad valoro por su identidad e integridad. Infinidad de vivencias que conservaré en mi recuerdo por siempre. “
El apunte
El Cura Alfredo Arreola partirá de Ajijic en los últimos días de mayo.
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