Iván Ochoa | Chapala, Jalisco.- Pocos tienen la dicha de jugar en Primera División, por lo que Karla Torres ya ha pasado a formar parte de la historia de Chapala, al ser la primera mujer en debutar en la Liga Mx Femenil, con el equipo de sus amores, el Atlas.
No por nada la chapalense llegó a formar parte de la primera selección femenil de las rojinegras, pues cuenta con una larga trayectoria en el futbol que inició desde su infancia, carrera que se formó a raíz de su padre y reforzado por sus amigos cuando todos los días se reunían en el interior de la plaza principal de Chapala -la única niña del grupo- para jugar las cascaritas. Los conceptos más básicos fueron interpretados rápidamente y estos renovados con la disputa de ligas locales y el apoyo de amigos en entrenamientos.
Hubo varios momentos que marcaron su trayectoria deportiva, pero el punto clave, o el que la llevó a las grandes ligas fue el momento en que decidió ir a la ciudad de Guadalajara para probar suerte y seguir preparándose tanto en lo deportivo como en lo académico, puesto que para ella es fundamental asumir ambos roles.
Poco tiempo después, su talento le cedió un lugar en la Selección Jalisco donde mostró todas sus condiciones técnicas para llenarle el ojo a sus profesores. “Si no tomas esas oportunidades, no vuelve a pasar el camión”, dijo.
Cuando llegó la hora de la convocatoria del conjunto rojinegro rumbo al arranque de la Liga Mx Femenil, la chapalense ya tenía todas las herramientas como para ocupar un lugar en el equipo; sin embargo, no formaba parte de sus planes en ese momento el pertenecer al club, aunque fuera uno de sus sueños, y es que su prioridad era concluir su ciclo académico porque se había atrasado en diferentes procesos debido al mismo futbol.
Poco tiempo después de insistirle el técnico que iba a llevar el timonel de los rojinegros, Antonio Rodríguez, y una que otra compañera que la había acompañado en el proceso de la Selección Jalisco, decidió embarcarse en el proyecto, sumado al cariño que le tiene a la rojinegra. “Para mí es el mejor club (Atlas) y si voy a jugar va hacer en el equipo que amo (…) Voy a morir con estos colores”, expresó.
Su presencia en el plantel rojinegro marcó una pauta en la Liga Mx Femenil, al ser el primer torneo en la historia de la liga en disputarse. Y fue así cuando un 5 de agosto del 2017, desfiló por primera vez en el protocolo de la competencia para disputar el encuentro ante Santos Laguna en el Atlas Chapalita, mismo que acabó con la victoria de las Margaritas 3-2, donde Karla jugó los 90 minutos y estuvo a centímetros de marcar su primer gol.
Pertenecer y jugar en el Atlas Femenil era un sueño, uno que tanto anhelaba desde la infancia y en el que tuvo que esperar varios años para que fuera real, le llegó tarde, pero le llegó; sin embargo, como en cualquier otra historia, todo tiene un costo y para Karla el tiempo fue uno de ellos, ya que al tener que jugar y estudiar se volvía complicado.
El esfuerzo valió la pena, los viajes y las experiencias dentro y fuera de la cancha era únicos. Inevitable no pensar cuando jugó los Clásicos Tapatíos, esos “que se juegan a muerte” y más en un escenario como es el estadio Akron de Chivas. O qué tal esa experiencia de visitar una cancha imponente como la del estadio Universitario en San Nicolás de los Grazas, en Nuevo León; además del recuerdo que le dejó el jugar en el monumental estadio Jalisco.
Representar una disciplina tiene mucho valor y cuando se trata de una actividad que ha sido estereotipada durante años en un sistema patriarcal, el reto se vuelve más importante, es por lo que Karla, mejor conocida como “Chipo”, se percató de su valor y lo que significa llevar la insignia de un municipio. “Como que me empezaba a impactar lo que era ser jugadora profesional y todo, y ya es cuando agarré el rollo, que sí, era mayor responsabilidad”, reflexionó.
Estuvo dos temporadas con el equipo, las experiencias y habilidades que adquirió a través del tiempo la hizo una plurinacional. Hubo momentos que llegó a jugar como central, otras veces como lateral y algunos otros que la hizo de contención o de enganche, lo que le debe a su titularidad indispensable durante el Apertura 2017 con más del 90 por ciento de los minutos posibles del torneo.
Múltiples asuntos la hicieron desertar del equipo, confiesa que una de ellas fue la parte académica que, al entrar en el último tramo de su Licenciatura en Cultura Física y Deporte, ocupó su tiempo en atender tal responsabilidad. Otro, fue el tema de la edad que, por el cupo limitado, había muy poco espacio en cualquier equipo de la liga. Irónicamente llegó a tener ofertas de Necaxa, y una propuesta más de América, pero por obvias razones ya no aceptó.
“Me puse algo triste porque era algo que en su momento quería, este sueño lo tenía de chiquita, pero por ciertas cosas lo omites, y la verdad sí me pegó (…) Nunca vas a vivir de futbol, puedes disfrutarlo ahorita y al día siguiente no te puede pasar y te tienes que enfocar en el estudio”, enfatizó.
No lo ha abandonado, el fútbol sigue en sus venas y cada semana que se le presenta la oportunidad, lo pone en práctica. Sus planes a futuro la llevan a contemplar como un hecho su regreso al ámbito profesional, ya fuera como jugadora o como una preparadora física, pero para ello sabe que debe consumar su carrera para alcanzar sus deseos. Ya hizo historia en Chapala.
Mensaje de Karla a las niñas de las nuevas generaciones de Chapala:
“Qué le echen muchas ganas, que nunca dejen sus sueños, que siempre luchen, que aunque tengan muchos obstáculos sí se puede, el que quiere puede y lo consigue”, finalizó.
La muestra “Nuestra Bienal” se inauguró el pasado 15 de junio, en la Casa de Cultura Jocotepec.
Miguel Cerna. – Con un recuento de “lo viejo y lo nuevo”, el taller de óleo de la Casa de la Cultura expuso en la Sala 7 para mostrar sus avances en la disciplina con la muestra titulada “Nuestra Bienal”, que se inauguró la tarde del pasado 15 de junio.
Más que un grupo de personas con gusto por la pintura, el taller se convirtió en un grupo de amigos que aprenden y conversan de temas controversiales “sin salir peleados”, señaló Luis Alfonso Sánchez Cervantes, quien funge como tallerista desde hace tres años en la Casa de Cultura.
Pese a que el taller de óleo se inició con niños, al paso del tiempo adquirió la particularidad de quedar consolidado con mujeres adultas en su mayoría, aunque recientemente se han reintegrado algunos hombres y jóvenes.
María Teresa Vargas Vidaurreta de 70 años, quien habló en representación del grupo, manifestó que el ambiente que se ha forjado en el taller es “delicioso” y “motivante”, pues gozan de libertad creativa para desarrollar todas sus inquietudes en diferentes técnicas y recomendó a la gente atreverse a experimentar sus talentos.
“Nunca es tarde, siempre puedes hacer mil cosas y no te puedes ir de esta vida sin haber probado todas estas bellezas de arte, que nos hacen crecer; no por mucha edad que tenga uno, si sigue pintando, estudiando, leyendo y acercándose a la cultura, la mente se abrirá cada vez más; no hay límite para la mente y para el arte”, comentó entusiasmada.
La muestra pictórica que da fe de los dos años de avance del grupo, estuvo compuesta por 40 cuarenta cuadros de 10 pintores con estilos propios. Animales como caballos y gallos, mujeres en diferentes situaciones, paisajes, flores, rostros y réplicas de pinturas famosas, fueron algunos de los elementos inmortalizados en los lienzos.
En “Nuestra Bienal” participaron Zandra Pérez Bouquet, Leticia Bizarro, María Yolanda Mendoza, Rosalva Rangel Guzmán, Roselia Macías Razo, Griseida Román, Juan Carlos Leal y Jesús Carlos Velázquez, junto con Teresa y el maestro.
Por su parte, el Presidente Municipal de Jocotepec, José Miguel Gómez López quien asistió con su esposa Dilia Ibarra Espinoza, reconoció a Luis Alfonso Sánchez como uno de los mejores talleristas de la actual administración por despertar el interés artístico en el municipio.
“Mi reconocimiento a Luis Alfonso, ojalá haya muchos como él en todo el país que abran estos espacios y que posibiliten a que grandes talentos fluyan y puedan construir un mejor futuro”, concluyó.
La exposición, a la que asistieron aproximadamente 50 personas y que estuvo amenizada por la música de Deborah Inkster y Douglas Kneebone, permanecerá por un mes en la Casa de Cultura de Jocotepec.
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