Personal del Ayuntamiento de Jocotepec montaron un toldo para ofrecer copias y consultas de curp a las personas que esperaban a la fila para recibir la vacuna.
Berenice Barragán (Jocotepec, Jal).- Con la llegada de más de 4 mil adultos mayores a las instalaciones del Hospital Comunitario de Jocotepec y con más cientos de familiares, fue como se vivieron los tres días de campaña de vacunación para recibir la aplicación de la segunda dosis de la SINOVAC contra Covid-19 en el municipio.
A pesar de que autoridades de salud y municipales pidieron a la población no asistir a realizar fila desde un día antes o por la madrugada, los pobladores de las delegaciones y de la cabecera municipal hicieron caso omiso a la indicación, por lo cual los primeros registros – de acuerdo declaraciones de los guardias de las instalaciones – se tuvieron desde a las 2 de la mañana, en la que adultos mayores y familiares ya se encontraban formados.
Fue aproximadamente a las 11 de la mañana del lunes 26 de abril que arribaron las 4 mil 200 dosis de la vacuna SINOVAC contra Covid-19, las cuales pasaron por un proceso de descarga, conteo y preparación, lo que les tomó alrededor de una hora a personal médico. Siendo así a las 12 del mediodía que dio inicio la campaña de vacunación.
Con un aproximado de 800 vacunas aplicadas el primer día de campaña, fueron cientos de adultos mayores que recibieron la segunda dosis del biológico de una manera rápida y sin tanta espera.
Para el martes 27 de abril, ya se contaba con las dosis en las instalaciones del Hospital Comunitario, por lo cual el segundo día de campaña dio inicio desde las ocho de la mañana, en lo que por consiguiente, el primer grupo de 200 personas ya salían de las instalaciones con su refuerzo aplicado una hora después.
Con 1 mil 800 vacunas aplicadas el segundo día de campaña, se inmunizó a la mayoría de los adultos mayores de la población.
Para el miércoles 28, la fila de espera para recibir el biológico SINOVAC ya era mucho menor, sin embargo y de acuerdo a declaraciones, eran docenas de personas de Chapala, Ciudad Guzmán, Ocotlán e incluso Guadalajara, que visitaron el nosocomio con la esperanza de recibir la segunda dosis, puesto que aún no se tenían fecha para la campaña en sus municipios.
“Llegaron personas a formarse y recibir la vacuna, pero pues les pedíamos que se retiraran, ya que las vacunas ya estaban contadas y etiquetadas para los habitantes del municipio”, Comentó el director de Servicios Médicos Municipales, Ángel Aguirre Pimienta.
Fue así que personal de salud del Hospital Comunitario de Jocotepec, Servidores de la Nación y personal de Servicios Médicos Municipales, dieron una atención rápida y eficaz a los más de 4 mil adultos mayores de Jocotepec y sus delegaciones, calificandolo así como todo un éxito por docenas de adultos mayores.
El director de Servicios Médicos Municipales de Jocotepec, expresó su agradecimiento al personal del Ayuntamiento de Jocotepec, personal de la clínica municipal, enfermeros y médicos de centros de salud y al personal médico del nosocomio sede, quienes brindaron ayuda y atención en todo momento a los vacunados y sus familias.
La obra de cambio de tuberías de drenaje y empedrado ahogado lleva aproximadamente 2 semanas en proceso, al cruce de Francisco Villa con Zaragoza.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- En Ajijic, se decidió poner empedrado ahogado en cemento en la calle Francisco Villa, al oeste del poblado. Pese a haber causado polémica la noticia, la mayoría de los vecinos de “La villa” afirman que para ellos es una solución a sus problemas.
El delegado de Ajijic, Juan Ramón Flores, declaró que antes de realizar cualquier cambio, se hizo una junta vecinal con los habitantes de la zona para saber sus opiniones y con base en ello, tomar decisiones: “En su mayoría estuvieron de acuerdo; solo dos o tres tuvieron opiniones diferentes”. Además, se aprovechará para arreglar el drenaje de la calle.
Estas palabras del delegado se pudieron confirmar con testimonios de quienes habitan en esa calle, que mostraron la aceptación por la modificación debido a diversos factores, entre los más destacados fueron el empedrado suelto, el tiempo de lluvias y como se desencaja piedras que quedan afectando la vialidad y constante paso de vehículos.
“Está bien porque se están adaptando a estos nuevos tiempos. Por esta calle pasan muchos camiones y muchos carros, entonces el empedrado ya no aguanta y en tiempo de lluvias es peor porque las piedras se levantan y, a parte, se hace un lodazal. Para mí fue una buena elección y estaría mejor si ponen topes, porque siempre hay niños en la calle y así se evitan accidentes”, dijo un vecino entrevistado.
Otras dos habitantes comentaron que está bien, pero que tienen sus dudas al respecto. Uno de los elementos señalados en contra fue el clima: “con el cemento, se calienta más la calle, pero está bien, porque aquí hay muchos adultos mayores que no pueden andar sobre empedrado o mamás que sacan a sus bebés en carriolas y el bebé va brinque y brinque. Es beneficioso, pero tiene sus contras”.
Mientras tanto, algunos habitantes entrevistados de otras calles -e incluso otros barrios-, se oponen al proyecto, alegando que esto altera la imagen tradicional de Ajijic, además de que cambiará el microclima que se creó debido a esto.
“No es posible que quieran hacer un intento de calles más modernas, en un pueblo que precisamente ha destacado por su bonita imagen rural. Lo que falta es que inviertan más en el mantenimiento de los empedrados, no que los ahoguen, además no creo que estén de acuerdo, más bien están obligados a aceptar”, fue uno de los testimonios.
Algunos entrevistados de “La villa”, contestaron a las personas que se oponen, asegurando que, aunque saben que habría personas que no estarían de acuerdo, no viven en esa calle y no saben las necesidades que los habitantes de ahí requieren.
Esta misma técnica se aplicó en la calle a un costado, Flores Magón, también conocida como la ladrillera, en donde algunos habitantes se dijeron muy contentos con esta modificación: “Se camina muy agusto, no es cierto eso de que hace más calor, o al menos eso no pasó en esta calle. A lo mejor un problema podría ser en tiempos de lluvia, porque se encharca el agua, pero como es pendiente, baja rápido”, dijo la entrevistada.
Don Eusebio Zamora, de 79 años, y albañil destacado de Ajijic.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- El tres de mayo se celebra el día de la Santa Cruz y con ello conmemoramos a los albañiles, quienes se han encargado de construir poblaciones desde sus cimientos. Unos de los más destacados en la población de Ajijic, por su trabajo y su tiempo en el oficio, es Eusebio “Chebo” Zamora Álvarez, quien compartió parte de sus vivencias en tantos años como albañil en México y Estados Unidos.
El nacido en 1943 comentó con alegría “Aquí está mi ombligo” refiriéndose a que es originario de Ajijic. De adolescente nace su curiosidad por la albañilería, a los 15 años le preguntó a un albañil si era difícil el oficio “Él me contestó que se ocupaban como 2 o 3 meses, pero se refería a saber cucharear”, comentó.
A sus 23 años se casa con Marcela Antolín, también originaria de Ajijic y con quien tuvo siete hijos; Gerardo, Alma Angelica, Alfonso, Hilda Adelina, Lidia, Carlos y Beatriz. Fue por darle sustento a su familia que decidió entrar a trabajar en la obra.
“Aprendí muchas cosas y me la pasé muy bien, cuando uno de mis hermanos me propuso ir a Estados Unidos a trabajar y como me daba curiosidad saber cómo trabajaban por allá, me decidí a ir un por un tiempo a aprender sus técnicas”, comentó don Eusebio.
Llegó a Santa Ana, California y se fue a Watsonville, donde busco trabajó en la pizca de manzana, pero no era la temporada, por lo que se fue al estado de Oregón para trabajar en la pizca de fresa, donde fue complicado por los oficiales de migración: “En veces estábamos trabajando y llegaban, entonces todos los ilegales teníamos que correr a una loma que estaba ahí cerca, lo bueno que nunca me cacharon”, agregó.
Por la poca paga le perdió el gusto al trabajo, así que decidió regresar a Watsonville, a ver si encontraba trabajo en los cultivos de manzanas. Contó que se tuvo que regresar solo y le fue difícil ya que él no hablaba el inglés, pero consiguió llegar y trabajar un corto tiempo en la manzana, hasta que su hermano se lo llevó a trabajar en la construcción en San Francisco, donde aprendió a hacer terminados y a trabajar con block.
A su regresó entre sus 28 y 32, trabajó con la familia Medeles, primero con Mariano y después con sus hijos Rosendo y José, con quien comentó se llevaba muy bien y aprendió aún más sobre albañilería.
Compartió una de las anécdotas que más recuerda: “Una vez trabajando en un tejado, se nos dejó venir el agua, entonces estábamos trabajando muy rápido y Mariano, que también era albañil, nos ayudó para acabar más rápido y al día siguiente, nos dimos cuenta de que las tejas estaban chuecas y volteadas. Nos dio mucha gracia, y las acomodamos”.
Después de algunos años, trabajó con el contratista Gustavo Márquez, con quien hizo varias residencias entre Ajijic, la Canacinta, Raquet Club, La Floresta y San Antonio Tlayacapan, donde en algunas ya era el encargado, también llamado Maistro.
Entre sus 30 y 40 años sufrió un desgarre en el menisco de la pierna izquierda, el cual no trató inmediatamente, por lo que empeoró con el tiempo, hasta que fue intervenido, sin embargo, no mejoró, ya que el doctor no le advirtió que debía dejar de trabajar con mucho peso. Más adelante, 10 años después, sufriría la misma lesión en la pierna derecha.
A sus 50 años, volvió a Estados Unidos para seguir trabajando como albañil y encontró trabajó con un italiano, al que describió que no era fijado y que quería trabajos rápidos, por lo que solían estar hechos a la cuachalotada.
Al volver, trabajó un corto tiempo de nuevo con Gustavo Márquez; sin embargo, sus lesiones ya no le permitían trabajar sin tener molestias y a sus 71 años, se retiró de la obra paulatinamente.
Como siempre fue un hombre muy activo, nunca dejó de salir: “Aunque tenía problemas en las piernas, agarraba mi bici y me iba al cerro a cortar nopales; ya ahorita solo hago los mandados, y mi esposa y yo tenemos la ayuda de 70 y más, así que podemos mantenernos bien”.
Finalmente, a sus 79 años, y con 48 años de experiencia en la albañilería, le recomienda a quienes desempeñan este oficio, que no dejen nunca de aprender nuevas técnicas y que no le aflojen, ya que sus futuros trabajos dependen de sus recomendaciones.
Cruz en Jocotepec.
Berenice Barragán (Jocotepec, Jal).- A pesar de la pandemia por coronavirus, el sector de la construcción en Jocotepec no dejará pasar la tradicional celebración del Día del Albañil y el Día de la Santa Cruz, celebrado el tres de mayo.
Son cientos de obras las que que ya cuentan con la instalación de una cruz en lo alto de la misma, para pedir por la integridad de los trabajadores. Esta tradición que se remonta desde el siglo IV, basa su costumbre en las tradiciones de los antepasados, quienes de acuerdo a leyendas y relatos, fueron los evangelizadores católicos los que colocaban cruces cuando construían iglesias y conventos.
Para Jorge Barragán, quien es originario de la delegación de El Chante y ha dedicado más de 20 años de su vida a la construcción, esta tradición ya forma parte de sus costumbres y estilo de vida, pues compartió en entrevista que desde que era pequeño fue inculcado con la veneración a esta festividad.
“Cuando era niño, mi papá siempre nos decía que debíamos de poner la cruz en la casa, aunque tuviera años en obra gris, porque si no algo pasaría y tendríamos accidentes. Que nos caeríamos de la azotea o que podríamos quedar enterrados en cemento. Yo creo que comencé a celebrarlo más por miedo que por tradición pero cuando pasó el tiempo ya se volvió una costumbre”
Las caminatas al cerro para pasar la noche rezando y acampando en la base de la cruz, es otra de las costumbres que fueron adoptadas por los pobladores para celebrar este día. Quienes por gratitud y tradición visitan con sus familias las diferentes cruces de madera, metal o cemento que se encuentran en los distintos cerros de las comunidades ribereñas.
“Es algo que ya no hacemos, pero recuerdo como antes nos íbamos desde la tarde de un día antes a caminar para alcanzar lugar y poder dormir y rezar hasta que amaneciera. Entonces ahí compartíamos con los demás que visitaban la cruz”. Compartió el albañil.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala