Efrén González antes del encendido del Muro de los Muertos.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- Con la noticia de realizar una obra similar, es como el pintor Efrén González encendió las velas de las mil 600 calaveras que conforman su instalación artística, El Muro de los Muertos, ubicada en una de las paredes de la escuela Marcos Castellanos.
El “nuevo muro de los muertos”, estará ubicado en La Ladrillera, cerca de su domicilio, al poniente de la pintoresca población, informó Efrén a los cientos de asistentes que llegaron a apreciar el encendido de velas en el evento del 2 de noviembre, que como cada año contó con presentaciones culturales.
Las velas en la instalación artística son encendidas por distintas personas.
Efrén detalló que se le dio la autorización de realizar un muro similar a las afueras de Ajijic, pero más pequeño que el ubicado en uno de los muros de la primaria Marcos Castellanos, el cual albergaría 800 piezas de barro, diferencia del primero, que cuenta con mil 600 calaveras de barro.
“Recurriré primero a mis vecinos, porque son quienes merecen primero el espacio, después, todas las personas de Ajijic o que han tenido algo que ver con Ajijic”, sentenció Efrén en el acontecimiento.
Finalizó aseverando que no cobrará por plasmar los nombres de quienes quieran estar en el nuevo muro; sin embargo, le cuesta mucho hacerlo, por lo que pidió que fueran generosos con el proyecto.
Los días 1 y 2 de noviembre, el panteón estuvo abierto con un horario de las 8:00 am a las 8:00 pm y se mantuvo un filtro sanitario de acceso.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- A diferencia del año pasado cuando el panteón municipal sólo permitió ingresar para limpiar las lápidas, este año la gente pudo pasar más tiempo en el cementerio, decorar las tumbas de sus familiares que ya se adelantaron y pasar un rato de convivencia.
Durante dos días, 1 y 2 de noviembre, las puertas del panteón se mantuvieron abiertas desde las 8:00 de la mañana hasta las 8:00 de la noche. Se mantuvo un estricto filtro sanitario en la entrada, se exigió a los asistentes el uso de cubrebocas y se proporcionó gel sanitizante. Además, se contó con la asistencia de protección civil.
Por todos lados, el panteón se veía lleno de color, entre coronas de flores, papel picado, catrinas, globos, ofrendas, etcétera.
“Es una bonita tradición, que año con año tratamos de que no se pierda, además de ser un momento de convivencia con nuestros vivos y nuestros muertos. A muchos de mis conocidos que me encontré aquí, nos alegró que este año fueran más accesibles en el ingreso y pudiéramos permanecer por más tiempo. Además, nos recibieron con el panteón bien limpio”, destacó uno de los ajijitecos que se encontraba en el panteón.
En el interior del cementerio, las personas se dedicaron tanto a las labores de limpieza y decoración de tumbas, así como sentadas y conviviendo entre familias. Todas las tumbas, incluso las más viejas y olvidadas, tenían al menos una flor. Mientras que en las afueras del panteón se observó la venta de flores y comida.
El Encargado de Despacho, Maximiliano “Max” Macías Arceo, señaló que elementos de protección civil y seguridad pública estuvieron dando rondines dentro del panteón. También, dijo que no hubo percances y la gente atendió las indicaciones y respetó el horario de servicio. “No se puede decir que se cerró como tal, porque falta la puerta del arroyo, pero a la hora (del cierre) se le invitó a la gente a retirarse y no hubo problemas. No hubo altercados ni percances”, aseveró Maximiliano “Max” Macías.
Asimismo, el día 2 de noviembre el panteón cerró una hora más tarde por orden del Ayuntamiento de Chapala, para que las familias tuvieran la oportunidad de dejar sus tumbas listas y limpias de la basura que pudiesen haber generado durante esa tarde.
Altar acompañado de la icónica Frida Khalo. Foto: Héctor Ruiz.
Héctor Ruiz Mejía.- Pese al intento fallido por las autoridades municipales de clausurar el festival “Al fin, para morir nacimos”, evento alusivo al Día de Muertos realizado en el municipio de Jocotepec, éste conmovió a los habitantes ribereños hasta las lágrimas.
Y es que, a decir de Carlos Cuevas, exdirector de Casa de la Cultura José Vaca Flores y quien fue uno de los organizadores del evento, el nuevo director de vialidad, de apellido Aguirre, quién ni siquiera había tomado protesta, intentó clausurar el evento argumentando que no se habían solicitado los permisos pertinentes.
Muestra de uno de los altares apostados sobre la calle Morelos Poniente. Foto: Héctor Ruiz.
Explicó que el personal de vialidad argumentó que le faltaba la revisión de Protección Civil y que a su decir, “estaba en su poder cancelar el permiso si así lo deseaba”, para lo cual, Protección Civil acudió al llamado para brindar el apoyo al evento, por lo tanto no procedió la clausura.
Así, la primera edición del festival se llevó a cabo el pasado domingo 31 de octubre sobre la calle Morelos Poniente, donde además de disfrutar de música típica y espectaculares actuaciones por parte de estudiantes de la escuela de artes escénicas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), decenas de personas atestiguaron las historias sobre los 11 altares que la propia comunidad erigió a lo largo de la calle.
Por ejemplo, uno de los altares, el de la familia Ibarra Campos, quienes honraron a su padre Goyo quien fue descrito como un hombre alegre, taxista, que disfrutaba de la vida, así como del atole y el pollo; con estas descripciones tan amenas, los asistentes fueron partícipes de las historias de quienes habitaron antes que ellos.
Fragmento de “La Muerte también baila”. Foto: Héctor Ruiz.
“Porque no solo estamos unidos en la muerte, sino también en la vida”, dijo Carlos y agregó que todos aportaron de a poco y mucho, como las señoras del barrio, quienes por dos semanas armaron los dos portales cubiertos con flores de cempasúchil ubicados en los dos extremos de la calle.
“Fue increíble ver como toda la gente se unió para realizar el evento, desde personas que apoyaron con 20 pesos, hasta quiénes de manera anónima apoyaron hasta con diez mil pesos”, explicó Carlos.
“La verdad no sabía qué esperar, yo estaba en la plaza y empecé a escuchar que se estaban pasando para acá, así que vine a ver qué tal y la verdad pasé un buen rato”, comentó Ramón, quien aseguró no dejar de reír con los albures de la “muerte chiapaneca” de una de las obras de teatro.
Con gran afluencia cerró la primera edición de la festividad en conmemoración al Día de Muertos, el cual superó todas las expectativas de los organizadores como de la propia comunidad, quienes anhelaban festejar esta fecha tras un año de inactividad.
Plaza Principal decorada.
Redacción.- El músico y cantautor Paco Padilla se presentó con éxito en la Plaza Principal de Jocotepec, para el evento que organizó el Ayuntamiento en alusión al Día de Muertos. Paco, quien formaba parte de la programación cultural de Jocotepec contó con suerte, más no fue así para todos los eventos del gobierno municipal, pues la sociedad generó eventos de mayor interés en los habitantes.
Tanto la tercera edición de la Caminata de las Ánimas en San Juan Cosalá, como la primera edición del festival y muestra de altares: “Al fin, para morir nacimos”, en la cabecera municipal contaron con gran afluencia de visitantes tanto locales como foráneos.
Así, la Plaza Principal de Jocotepec, la cual rebosaba de atavíos de diferentes formas y colores alusivos al día de Muertos, con un olor a flores de cempasúchil que impregnaba el ambiente, así como un altar conmemorando a todas las víctimas de COVID-19, fue solo una de las diferentes propuestas que este año presumió para gusto de propios y extraños, el municipio de Jocotepec.
Altar realizado por estudiantes de la Preparatoria Regional de Chapala en las instalaciones deportivas de la institución. Foto: Sofía Medeles.
Jazmín Stengel.- Debido a que no se contaba con la certeza de que se permitiría realizar actividades culturales por el Día de Muertos, la Preparatoria Regional de Chapala comenzó la organización del Festival Vida y Muerte con solo dos meses de anticipación, lo que redujo las actividades culturales y el interés de los participantes.
Como mencionó el profesor David Castellanos, el festival que lleva realizándose desde hace 39 años ininterrumpidos, regularmente se planeaba con cuatro meses de anticipación. Esto incluye la preparación de los 48 altares concursantes y otros concursos como el de fotografía y calaveras que este año fueron omitidos, debido a la poca recepción de material digital que se obtuvo durante la convocatoria, según datos del maestro Rommel Ney González Aldrete.
Otro altar realizado por el alumnado en su último año de participación. Foto: Sofía Medeles.
Con solo 13 altares y sin concurso entre los estudiantes, por segundo año consecutivo se realizó el pasado lunes primero de noviembre el Festival Vida y Muerte dentro de las instalaciones de la preparatoria utilizando los espacios recreativos y deportivos de la misma. Solo a alumnos del quinto y sexto semestre se les permitió participar en esta ocasión – debido al reducido espacio – y a diferencia de otros años se montó un altar por grupo, explicó el maestro David Castellanos.
El cambio de dinámica de las festividades en los últimos años ha provocado un creciente desinterés tanto en el alumnado como entre los docentes y administrativos voluntarios. Esto fue notorio en la plataforma digital que la universidad creó en Google para el Festival Vida y Muerte, donde el año pasado se recibieron un sin número de participaciones, mientras que este año ni a la mitad llegaron. (La presentación digital puede apreciarse escaneando el código QR anexado a este artículo).
También se realizaron calaveras para complementar la exhibición.
Ya se habló con el presidente municipal Alejandro de Jesús Aguirre Curiel, “de manera personal pedí se siguieran respetando las celebraciones de los días 31, 1 y 2 de noviembre, como se hacían antes, para poder volver a realizar el festival ya sea en la calle 5 de Mayo o sobre la avenida principal de la cabecera municipal, si la pandemia lo permite”, señalo David Castellanos organizador de las mismas, quien obtuvo como respuesta un, “lo tomaremos en cuenta”.
Por segundo año consecutivo se incendió el gran altar apostado sobre el kiosco de San Juan Cosalá. Foto: Cortesía.
Héctor Ruiz Mejía.- Por segundo año consecutivo se incendió el altar monumental del Día de Muertos realizado sobre la estructura del kiosco de San Juan Cosalá; sin embargo, este año, a diferencia del pasado, hay quien asegura que el percance fue ocasionado de manera intencional, caso de Luis Guzmán, coordinador del evento “Paseo de las Ánimas”, realizado el primero de noviembre.
El incendio que se suscitó durante la madrugada del 2 de noviembre, no fue del conocimiento de los organizadores hasta la mañana siguiente, a decir de Luis Guzmán.
Así lucía el kiosco de San Juan Cosalá antes de ser incendiado intencionalmente. Foto: JF STUDIOS
“Esto no es sólo una ofensa para mí o para mi equipo, sino para toda la comunidad, pues fueron los propios habitantes quienes ayudaron a decorar, a que el festival fuera una realidad”, explicó el entrevistado que estaba consternado respecto a la situación.
De acuerdo a la versión de Luis, el incendio fue ocasionado tras la experiencia que dejó el incendio accidental del festival pasado por una veladora que le prendió fuego al altar; por lo que este año se tomaron todas la precauciones posibles, y él junto con su equipo revisaron todo antes de irse.
“Yo personalmente apagué todas las veladoras, me cerciore que no quedara nada prendido y respecto a los cables, no dejamos ni uno solo, precisamente queriendo evitar algún tipo de corto circuito, revisamos todo; esto, tristemente fue intencional”, aseguró Luis, vía telefónica.
Así, con la resignación y la molestia de la comunidad, el trabajo de los habitantes de San Juan Cosalá que tomó aproximadamente dos semanas cubrir todo el kiosco de flores de Cempasúchil se redujo a cenizas en una sola noche.
Tanto la Comisaría de Chapala como el cuerpo de Bomberos y Protección Civil no registraron incidentes durante el operativo de seguridad.
Arturo Ortega. – Menos del 50 por ciento de aforo de visitantes registraron los seis panteones municipales de Chapala durante la celebración del Día de Muertos, en las poblaciones más importantes del municipio, durante la víspera del 2 de noviembre.
Luego de que en el 2020 los panteones se mantuvieran cerrados los días 1 y 2 para evitar brotes de contagios por coronavirus, este año en el que el virus aún cobra vidas, los campos santos abrieron sus puertas, pero no recibieron el público de otros años.
Panteones como el de las delegaciones de Santa Cruz de la Soledad y San Nicolás de Ibarra solo registraron el cinco por ciento de visitantes, mientras que San Antonio y el Pueblo Mágico de Ajijic solo alcanzaron el diez por ciento de su aforo.
Solo la cabecera municipal registró un 50 por ciento de su capacidad de visitantes, seguido por la delegación más alejada de la cabecera, Atotonilquillo que llegó al 25 por ciento de su aforo, según un reporte publicado en redes sociales del Ayuntamiento.
Por su parte, la dirección de Comunicación social informó que tanto la Comisaría de Chapala como el cuerpo de Bomberos y Protección Civil no registraron incidentes durante el operativo de seguridad que se implementó en panteones y lugares concurridos.
Cabe señalar que a pesar de la poca visita de los deudos a quienes se les privó de celebraciones con música, comida y bebidas alcohólicas en los campos santos, la mayoría de las tumbas fueron adornadas con los elementos típicos de los altares de muertos, compuestos por colorido papel picado de la época, así como ofrendas florales y comida.
Celebración en el plantel.
Taller de Redacción del Instituto Terranova. – Con la elaboración de un altar de muertos, pasarela de disfraces, números de baile folclórico, danza aérea, entre otras actividades, el Instituto Terranova celebró como nunca el Día de Muertos.
El festival que contó con la participación de todos los alumnos del plantel a través de los nueve talleres de arte y deportes, gustó a los alumnos, quienes por una hora presenciaron varios números preparados para la ocasión.
Así los alumnos de preescolar, primaria y secundaria prepararon una pasarela en la que lucieron sus disfraces de catrinas, catrines y esqueletos, mientras que los alumnos de ajedrez realizaron una representación de un juego con piezas vivientes.
Destacada fue la participación de los alumnos de taller de música quienes con su talento amenizaron el festival, mientras que los alumnos del taller de Equilibrismo realizaron una sorprendente muestra de sus habilidades en la cuerda.
No menos sorprendente fue el número de taller de danza aérea y el altar que fue elaborado por profesores y alumnos del plantel educativo, el cual fue dedicado a los seres queridos de las personas que convergen en el Instituto.
El altar que se construyó en seis niveles contó con un tapete de aserrín teñido de colores, ofrendas florales, pan de muerto, calaveras de azúcar, diferentes platillos, el típico papel picado, además las infaltables fotografías de los seres queridos.
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