Invernaderos de frambuesas en México. Foto: Consultoría de arándanos.
Reportaje por Leigh Thelmadatter con Patrick O’Heffernan.
Seguramente te habrás fijado en las grandes estructuras blancas de la orilla sur del lago de Chapala, alrededor de Jocotepec, y te habrás preguntado qué son. Lo que está viendo son millones de dólares. Las estructuras son invernaderos tubulares propiedad de agricultores y corporaciones globales que cultivan bayas en cantidades masivas y las exportan a todo el mundo.
Dentro de esas estructuras están las frambuesas y fresas y otras bayas que están a la venta en toda la zona del Lago de Chapala, a menudo a precios que nos maravillan. Pero las que vemos en las tiendas y de los vendedores en la calle son una pequeña punta del iceberg de la industria de las bayas en Lakeside, y en México.
Si vas justo al norte de Jocotepec, también verás muchos invernaderos a ambos lados de la carretera a Guadalajara. Aunque éstos y los invernaderos de Jocotepec representan una industria enorme, son sólo una parte de las zonas productoras de bayas de México y de ningún modo la mayor parte. Si conduces alrededor del Lago y te adentras en Michoacán, especialmente en la región de Zamora, las lonas blancas parecen estar por todas partes. Lo que se está viendo es una industria agrícola de exportación de miles de millones de dólares, la segunda más importante de México.
Las bayas en su conjunto representan el 5% de la producción agrícola de México y el 11% de sus ingresos agrícolas. La gran mayoría son fresas, pero las más rentables con diferencia son las frambuesas, los arándanos y las moras. Empresas como BerryMex exportan más del 90% de su producción a más de 70 países, según el Vicepresidente de Operaciones para el Centro de México de Berrymex, Aldo Mares, pero la mayor parte se destina a Estados Unidos. De acuerdo con Agronometrics in Charts, durante el primer trimestre de 2022, las berries sustituyeron a la cerveza como el segundo alimento de exportación de México y ahora sólo son superadas por el aguacate.
De acuerdo con cálculos de la consultora Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, utilizando datos del Banco de México, México exportó 1,395 millones de dólares de berries en el primer trimestre de 2022, un incremento de 22.5% respecto a 2021, superando los 1,384 millones de dólares de cerveza en el mismo periodo.
El cultivo de berries es un fenómeno relativamente nuevo. México ha cultivado fresas durante décadas, con zonas como el norte de Baja California y Guanajuato bien conocidas por ellas. Pero las bayas son un cultivo importante en el centro de México, aunque la industria no destaque visualmente, ya que los campos de fresas no necesitan protección de invernadero. Baja California ya estaba repleta de lonas blancas en las que se cultivaban todo tipo de productos imaginables, así que añadir las bayas no era gran cosa, visualmente.
Pero la adición de frambuesas, moras y arándanos ha llevado los invernaderos de la ribera a muchas partes de México que antes no los tenían. Hace treinta años, eso no habría sido imaginable, pero hoy, las bayas son la segunda exportación alimentaria más importante del país, después de los aguacates.
La fruta es una rareza, culturalmente hablando. Hay muy pocas zonas en las que crecen bayas silvestres en México, casi siempre zarzamoras en los altos pinares del país. Esta falta de historia cultural se refleja en la gran variedad de nombres que recibe la fruta aquí, como moras, frutas del bosque, frutillas e incluso la palabra en inglés: «berry».
El cambio comenzó con la adopción del TLCAN en 1994. México ya exportaba fresas desde antes, pero a partir de entonces se produjo un boom. Esto hizo que los agricultores, las autoridades mexicanas y las empresas internacionales se fijaran más en otros cultivos de bayas en busca de rentabilidad y rápido crecimiento de los ingresos. La proximidad de México a EE.UU. también fue clave, ya que las bayas deben enviarse y venderse lo antes posible. La proximidad de Jocotepec al aeropuerto de Guadalajara es una ventaja.
El principal atractivo de las frambuesas, las moras y los arándanos es que alcanzan precios elevados en EE.UU., Canadá y Europa. Esto es crucial porque el cultivo y envío de estas frutas exige mucha mano de obra, y las plantas requieren condiciones muy específicas para producir cantidades suficientes con fines comerciales. Pero México tiene microclimas en 22 de los 32 estados del país aptos para una o más de estas bayas, con 55.000 hectáreas cultivadas y muchas más en desarrollo. Como puede imaginarse, el clima templado de la ribera es ideal. Aunque la inmensa mayoría de la producción local se encuentra en Jocotepec, muchos habitantes de Chapala trabajan en las granjas e instalaciones de bayas de Jocotepec, lo que contribuye al crecimiento económico de Chapala.
Toda la producción de bayas va en aumento, pero las frambuesas son con diferencia las más populares, con más de 3.000 millones de dólares anuales. La producción de arándanos sigue siendo muy pequeña, pero es la de más rápido crecimiento, pasando de 29.000 a 50.000 toneladas de 2016 a 2020.
Empresas estadounidenses como Driscoll tienen una fuerte presencia en esta industria. Obtienen sus bayas cultivadas en campos de su propiedad, campos que alquilan y comprando a agricultores independientes. Hay empresas mexicanas de berries como BerryMex y Berries Paradise en Jalisco, pero no manejan ni de lejos el mismo volumen.
El gobierno mexicano se ha dado cuenta de que el 95% de las bayas producidas en México se envían como fruta fresca y parte como congelada, el extremo de la cadena alimentaria con menos beneficios. Los alimentos procesados tienen mejores márgenes de beneficio, sobre todo a largo plazo, lo que significa que México está enviando materias primas para que otros países las procesen y obtengan beneficios mucho mayores. Al gobierno le gustaría cambiar eso, pero el cambio es difícil.
Smuckers es un ejemplo. Esta empresa estadounidense compra bayas frescas a precios de mercancía en México y las convierte en mermeladas y jaleas muy rentables en Estados Unidos, algunas de las cuales se envían de vuelta a México. La empresa ha prometido construir una fábrica de mermeladas aquí, pero aún no lo ha hecho. Ha habido algunos pequeños intentos de crear productos a base de bayas en México, pero nada a gran escala comercial ha tenido éxito.
Sin embargo, la ribera de Chapala es el único intento con éxito de capturar los beneficios derivados de las bayas mediante la producción de cerveza y vinos de bayas en la ribera. Lago Rojo y La Morada son los vinos de bayas más conocidos, pero todos los que hay actualmente en el mercado son elaborados por lugareños que trabajan con presupuestos reducidos. A mediados de la década pasada existía en Guadalajara una empresa mucho mayor llamada Berry Me, pero ha desaparecido.
El mercado de las bayas frescas no parece tener fin a la vista, y los ingresos de México procedentes de las bayas han superado a los de productos más famosos, como el tequila y la cerveza, y puede que pronto superen al «oro verde» de Michoacán: los aguacates.
Los invernaderos de bayas están sustituyendo a los campos tradicionalmente sembrados de maíz y otros productos básicos mexicanos, porque las tierras montañosas de México no pueden competir con la producción mecanizada de maíz de Estados Unidos. Las frutas y verduras se adaptan mejor al terreno y al clima, lo que lleva a una dependencia mutua entre México y Estados Unidos… el maíz para los productos.
La industria de las bayas trae consigo problemas, como el uso de agua y pesticidas, la importación de trabajadores mal pagados y la presión sobre los gobiernos locales para que ignoren los problemas y ensalcen los ingresos fiscales, a veces escasos, que consiguen recaudar. La industria de las bayas, tal y como está estructurada ahora, suscita preocupación por el dominio extranjero, dado el oscuro historial de las empresas estadounidenses que cultivan y exportan fruta en América Latina, dejando atrás los daños y quedándose con los beneficios.
Además, los beneficios de la exportación de bayas y los ingresos que genera distan mucho de estar distribuidos uniformemente. Como toda agricultura intensiva masiva, las explotaciones de bayas han generado impactos negativos en las comunidades donde se ubican. El deterioro visual es sólo uno de ellos, generalmente un problema limitado a las zonas que dependen de industrias como el turismo, que necesitan escenas rurales atractivas.
Otro es el agua. Las granjas han exigido sistemáticamente un consumo masivo de agua. El uso de gas boro para eliminar la flora autóctona del suelo y de fertilizantes ha hecho saltar la alarma de que estos campos pueden quedar inservibles si (¿cuándo?) el boom de las bayas remite.
El otro problema es que las promesas de grandes beneficios económicos para las comunidades productoras de bayas no siempre se cumplen. Las productoras locales independientes sólo reciben unos pocos pesos por kilo de bayas que venden a intermediarios, y a menudo los grandes compradores encierran a los productores en contratos de exclusividad que les impiden buscar mejores precios. Estados como Michoacán sufren una desesperación crónica de mano de obra, lo que provoca la llegada de trabajadores inmigrantes de estados más pobres. Los lugareños afirman que estas prácticas deprimen los salarios, y muchos de los emigrantes no cobran lo suficiente para vivir.
Sin embargo, la demanda masiva de bayas significa que no hay forma de convencer a las autoridades, especialmente a nivel federal, para que detengan o incluso modifiquen la marcha de las explotaciones de bayas por todo el país. La mejor manera de avanzar es abordar los problemas socioeconómicos y medioambientales.
Polluelo siendo vacunado contra la influenza aviar AH5N1. Foto: Gobierno de Jalisco.
Redacción.- La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER Jalisco), la Agencia de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (ASICA) y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) de la Secretaría de Agricultura federal continúan con labores coordinadas de atención ante la influenza aviar AH5N1 en el estado.
El SENASICA ha encabezado la estrategia de vacunación, que inició en unidades de producción comerciales, en zonas de alto riesgo zoosanitario y en granjas que se dedican a la crianza de gallinas progenitoras y reproductoras, ya que son fundamentales para preservar la producción de carne de pollo y huevo para el abasto nacional.
En Jalisco se produce 54% del total nacional de huevo y 11.4% del total de carne de ave, por lo que, como autoridad responsable, Agricultura Federal ha autorizado 34 millones 167 mil dosis de vacunas contra la influenza aviar en el estado, de un total de 40 millones autorizadas para todo el país.
Por su parte, la Comisión México-Estados Unidos para la Prevención de la Fiebre Aftosa y otras Enfermedades Exóticas de los Animales (CPA) y la ASICA continúan reforzando labores de vigilancia epidemiológica del área perifocal y fomentando la notificación, así como exhortando a las y los productores avícolas a implementar las medidas mínimas de bioseguridad en sus granjas para evitar que el virus llegue a sus unidades de producción.
Por la coordinación entre instancias de los distintos órdenes de gobierno y productores, Jalisco cuenta con el mayor número de Médicos Veterinarios Responsables Autorizados (MVRA) especialistas en aves del país, con 73 hombres y mujeres que actualmente trabajan en las granjas avícolas del estado.
Es importante reportar cualquier sospecha de la enfermedad en sus aves a través de los canales de comunicación establecidos, como la aplicación para celular “AVISE”, el número telefónico 800 751 2100 y las representaciones de Agricultura, el SENASICA y la CPA, en todas las entidades del país.
El DATO
SENASICA informa que, hasta el momento en México, la influenza AH5N1 ha afectado a un total de tres millones 933 mil 499 aves, la mayoría de postura, lo que significa el 0.19 por ciento del inventario nacional en 17 unidades de producción avícola comercial de ocho entidades del país: seis en Jalisco (las cuales son de un mismo propietario y se encuentran en el área focal anteriormente reportada), seis en Yucatán, cuatro en Sonora y una en Nuevo León.
La Secretaría de Agricultura detalló que las frutas fueron uno de los principales productos exportados de enero a agosto. Foto: Berrymex.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) reportó 4 mil 123 millones de dólares, un aumento de 15.46 por ciento, respecto a los 29 mil 553 millones de dólares en el periodo de enero a agosto del año pasado y el que corre.
En los primeros ocho meses del año, la balanza comercial agroalimentaria del país (agropecuaria y agroindustrial) registró un superávit de cinco mil 286 millones de dólares, con exportaciones en niveles récord y tendencia al alza.
La Sader señaló que, de acuerdo con cifras del Banco de México (Banxico), el superávit observado en el lapso enero-agosto de 2022, fue el cuarto mayor saldo positivo en 30 años, en términos monetarios. Las ventas agroalimentarias de México con sus socios comerciales rompieron récord en dicho lapso, al sumar 34 mil 123 millones de dólares, un aumento de 15.46 por ciento respecto a los 29 mil 553 millones de dólares, de igual periodo de 2021.
A su vez, las importaciones agropecuarias y agroindustriales totalizaron 28 mil 837 millones de dólares en los primeros ocho meses del año y si bien registraron crecimiento, se ubican por debajo del nivel de las exportaciones, con lo cual la balanza agroalimentaria se mantiene superavitaria. De esta forma, el comercio agroalimentario de México con el mundo sumó 62 mil 960 millones de dólares en el periodo enero-agosto, donde el 54 por ciento correspondió a las ventas de nuestro país a sus socios comerciales
Agricultura indicó que la balanza agropecuaria y pesquera presentó un saldo positivo de 626 millones de dólares, con exportaciones de 14 mil 810 millones de dólares en productos y compras al exterior por 14 mil 184 millones de dólares. Mientras que la balanza agroindustrial tuvo un superávit comercial de cuatro mil 660 millones de dólares, al registrar ventas al exterior por 19 mil 314 millones de dólares e importaciones por 14 mil 653 millones de dólares.
La Secretaría de Agricultura detalló que las bebidas, frutas y hortalizas fueron los principales grupos de exportación de enero a agosto, al concentrar el 60 por ciento, con el 23, 19 y 18 por ciento de participación, respectivamente. En particular, señala, aumentaron 202.46 por ciento las ventas al exterior de trigo y morcajo, seguidas por las de café sin tostar y sin descafeinar, con 83.54 por ciento; azúcar, 61.87 por ciento; preparaciones de café, té o yerba mate, 49.36 por ciento; y carne de bovino congelada, 43.26 por ciento.
Los productos agroalimentarios mexicanos con el mayor valor de exportación fueron: cerveza, con tres mil 996 millones de dólares; tequila y mezcal, dos mil 918 millones de dólares; aguacate, con dos mil 489 millones de dólares; tomate fresco o refrigerado, mil 732 millones de dólares; y productos de panadería, con mil 461 millones de dólares. En tanto, en los primeros ocho meses del año, el 57 por ciento de las importaciones se concentraron en cuatro grupos: cereales con 21 por ciento; semillas y frutos oleaginosos, 15 por ciento; cárnicos, 14 por ciento y lácteos, huevos y miel, con 7.0 por ciento.
DESDE EL CENTRO
Existe una investigación internacional en contra del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, relacionada con el operativo «Rápido y Furioso», en el que Estados Unidos ingresó miles de armas al país, entre 2006 y 2011, dijo el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández…
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, a través de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), convoca a personas físicas y morales a participar en el Premio a la Pesca y Acuacultura Sustentables 2020, 2021 y 2022.
Con este premio se reconoce el trabajo y dedicación de personas físicas y morales del sector, en la realización de acciones trascendentales de innovación, impacto, mejora o buenas prácticas desarrolladas para la pesca o acuacultura sustentables.
Ello incluye el ordenamiento, conservación, protección, aprovechamiento y restauración de los ecosistemas acuáticos pesqueros y acuícolas, así como la generación e intercambio de conocimiento y comercialización de productos sustentables.
La dependencia federal detalló en el Diario Oficial de la Federación (DOF), que se podrá participar en cinco categorías: Acuacultura rural, Acuacultura comercial, Pesca comercial de pequeña escala, Pesca comercial de gran escala e Investigación pesquera o acuícola.
Tecnología de INIFAP aumenta rendimiento de maíz 100% y de frijol hasta 300%, en agricultura familiar.
Ernesto Perea.- Las soluciones a los problemas de las comunidades rurales esta en lo local. Una experiencia que desde hace 20 años se ha ido consolidando, fue diseñada por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y ha sido implementada, junto con 75 municipios y pequeños productores de la región Golfo-Centro de México, quienes han logrado producir alimentos para autoconsumo, obtener excedentes de cosecha para comercializarlos y generar ingresos. Esto contribuye a evitar la migración en zonas de alta marginación y pobreza.
Los resultados son incrementos en el rendimiento en maíz y frijol para los productores, con lo que garantizan el abasto; desde el punto de rentabilidad de inversión municipal, por cada peso que invierte el ayuntamiento en transferencia de tecnología recupera 6.42 pesos, por el valor de la producción obtenida. Pero, sobre todo, crece la rentabilidad agro-social-familiar al evitar que el productor abandone su actividad y migre hacia las ciudades.
Uno de los “arquitectos” de este modelo es el investigador del Campo Experimental Cotaxtla del INIFAP en Veracruz, Francisco Javier Ugalde Acosta, quien destaca que se trata del proyecto más antiguo de trasferencia de tecnología de la institución, y a nivel Latinoamericano, donde hay inversión económica de los ayuntamientos, quienes al transferir semillas a los agricultores, con mejor desarrollo tecnológico contribuyen a la producción de alimentos básicos (maíz, frijol) y otras alternativas para generar ingresos como, café, especias y aguacate.
Con 32 años de experiencia, el agrónomo destaca que frente a la emergencia económica actual por la pandemia del Covid-19, trabajar en lo local, en especial en los municipios rurales, es la estrategia ideal, porque logras producir alimentos, tienes excedentes que pueden colocarse en las cabeceras municipales o ciudades cercanas y generas ingresos para los agricultores locales, recalca.
El diseño del modelo de participación interinstitucional, Agro-inversión tecnológica municipal -explica- parte del hecho de que, “las soluciones a nivel local” (OCDE 2011) contribuyen para solucionar la problemática técnica e incrementar la productividad de los cultivos, de forma más ágil y su evaluación es factible de realizar y conocer los resultados”.
“El planteamiento consiste en fortalecer el financiamiento por parte de los ayuntamientos, junto con el centro de investigación, para la transferencia de sistemas innovadores que fomenten la siembra, productividad, abasto y bienestar familiar de las comunidades más vulnerables del medio rural”.
A lo largo de 20 años, bajo este modelo se han sembrado 3,500 hectáreas de frijol con variedades mejoradas en beneficio de 7 mil productores de 75 administraciones municipales diferentes, con un rendimiento promedio de una tonelada 120 kilos por hectárea, lo que significó un aumento del 103 por ciento y se logró 100 por ciento de abasto familiar de la leguminosa con los productores participantes; con ingresos por los excedentes que comercializaron.
El proyecto ha operado en municipios de los estados de Veracruz, Puebla, Tabasco y Oaxaca, en condiciones tropicales, subtropicales y de transición climática, en localidades ubicadas desde los 0 hasta 2,500 metros sobre el nivel del mar (msnm), en ciclos de temporal y humedad residual. Los productores de frijol no aplicaron fertilizantes ni fungicidas, al ser variedades mejoradas sustentables con resistencia y tolerancia a factores bióticos y abióticos.
Javier Ugalde destaca que el ayuntamiento más emblemático es Córdoba Veracruz, ubicado en la región de Las Altas Montañas de Veracruz, que ha tenido continuidad y que está por cumplir siete años, lo que se refleja en un aumento en el rendimiento de maíz de hasta 100% y de frijol en 300% ya que las variedades que usaban eran de bajo rendimiento y por ubicarse en zonas de montaña no tienen superficies amplias, es una agricultura familiar.
Otro aspecto a destacar es que el recurso a invertir por parte de los ayuntamientos para echar a andar el modelo es bajo. Por, ejemplo Córdoba invierte cada dos años 400 mil pesos, pero con ello atiende frijol, maíz, aguacate, canela, café, hortalizas, especies aromáticas, y en 2020 y 21 se integrará vainilla.
El investigador destaca que en municipios donde se ha aplicado el modelo, en el caso del maíz con el cambio de variedades e híbridos se incrementó el rendimiento 100%, ya que el promedio en zonas tropicales es de 1.8 toneladas por hectárea y dependiendo el temporal, con híbridos mejorados pueden elevar hasta 4.5 toneladas.
En algunos casos los ayuntamientos subsidian con 50% la inversión en tecnología, en otros casos se les obsequia y después devuelven semillas para que la usen otros productores.
Francisco Javier Ugalde anota que el modelo, que fue rediseñado en México, ya se integró como una metodología por centros de investigación de algunos países de Centroamérica.
Hoy, remarca, con la emergencia económica y sanitaria que se vive y el alza del dólar será más costoso traer alimentos del exterior, pero tenemos tecnología pública que puede ayudar a mejorar niveles de productividad de la gente y resolver el tema de producción y abasto de alimentos.
Los ayuntamientos, enfatiza, tienen que fortalecer los procesos productivos a través del uso de tecnología para los agricultores. “Lo que hace falta es más voluntades de aquellos que pueden fomentar su uso y tener mayor cobertura en las diferentes localidades del territorio nacional”.
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