El Cristo de gran tamaño salió a las 18:00 horas de su templo para iniciar la procesión por calles del centro de Jocotepec. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel.- Entre una multitud de fieles, el Señor del Huaje salió de su capilla la tarde del 7 de mayo para realizar su tradicional procesión, mientras que los devotos del Cristo más grande de Jalisco lo acompañaron entre oraciones, unos participando vendados o de rodillas, para pedir un milagro o agradecer favores recibidos.
Una niña y un niño con playera de los cargueros acompañando al Señor del Huaje a bordo del vehículo que transportó al Cristo. Foto: Armando Esquivel.
Aunque la cita era a las cinco, fue una hora después cuando salió la imagen que mide más de tres metros de alto, mientras que los pacientes fieles respondieron con un entusiasta “viva” al grito de “¡que viva el Señor del Huaje!”.
El monumental Cristo fue llevado por los cargueros o miembros de su Guardia de Honor hasta su vehículo, un remolque en color rojo jalado por cuerdas y la fuerza humana, mientras que uno realizó la función de conducirlo.
Fueron varios los grupos de danzantes que participaron en la procesión, mismos que iban detrás de las personas que pagan sus mandas o piden favores realizando el recorrido de rodillas.
Detrás de la imagen del también llamado “Señor del Dulce Nombre”, personas caminaban en oración, otros con los ojos vendados y algunos descalzos, como la señora Berta de más 70 años de edad, que desde jóven acompaña a la imagen luego de prometerle que lo haría mientras le diera vida para estar ahí. Ella asegura que el Cristo es muy milagroso y contó uno de los favores que ha escuchado que realiza la divinidad.
Una pareja decidió hacer el recorrido con los ojos vendados por el pago de una manda. Foto: Armando Esquivel.
“Hay una persona que le dijo que su papá tomaba mucho y le dijo que ya no quería que tomara, y le movió la cabeza, le dijo que ya no va a tomar, ahí va a su casa y le dice, ‘mamá, mamá, mi papá ya no va a tomar. ¿Y tú cómo sabes? El Huajito me movió la cabeza’. Al poco tiempo su papá se enfermó y no se murió, pero ya dejó de tomar, ese es un milagro y muchos que hay, a quien le pregunten les dirá un milagro”, contó la señora Berta.
Alejandro, quien es danzante, dijo que tiene 20 años acudiendo a la celebración y que hace alrededor de un año, uno de sus compañeros enfermó, por lo que el afectado de salud prometió llevar al grupo danzante de Zapopan a Jocotepec como agradecimiento.
“Todos venimos por lo mismo, la fe, pedirle un milagro, que nos pase un milagro a nosotros, a un hermano o a quien sea. La persona que nos trajo, el del grupo estuvo muy grave y este año decidió venir por su cuenta, él se puso muy grave de una operación del corazón y prometió traer la danza”, contó Alejandro Gámez Sandoval, danzante del grupo María de la O, en Zapopan, quien dijo haber iniciado en la danza ante un favor recibido para sanar a su progenitora.
La multitud de miles de personas caminó por más de una hora, para luego regresar nuevamente a la iglesia y que el Señor del Huaje fuera montado nuevamente detrás del altar.
Aunque en algunas poblaciones las celebraciones religiosas han reducido el número de peregrinos y con pocos jóvenes, en Jocotepec pasa lo contrario, pues algunos, como la señora Sara, consideran que año con año la tradición crece.
Familia de danzantes que viven en el municipio de Zapopan y que cada año acuden a danzar a Jocotepec. Foto: Armando Esquivel.
“Ahorita ya el pueblo está más grande, hay más gente, viene mucha gente de fuera y antes el pueblo era chiquito, entonces la fiesta ya es mucho más bonita que antes, entonces es otra de las cosas que han cambiado y a parte hasta el atrio, no estaba igual”, recordó la señora Sara, que dijo que la fiesta se realizaba en otra fecha, casi inmediatamente después concluida la del Señor del Monte, celebrada en enero.
“El Santo Cristo de la Expiración” fue el nombre que se le dio al Cristo en un inicio, luego de su aparición en un árbol de huaje dentro de un terreno de la localidad de San Pedro Tesistán, cuenta con más de 305 años de antigüedad y mide 3.20 m de alto por 2.41 m de ancho (sin contar la cruz) y tiene un peso mayor a 400 kilogramos.
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