Fraccionamiento Los Alebrijes, donde corría un arroyo de ocho metros de ancho, con un tapón de lodo, troncos y piedras de aproximadamente 2.5 metros de alto.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- El Fraccionamiento Alebrijes, así como demás desarrollos habitacionales ubicados a pie de cerro, son señalados por vecinos de La Canacinta –que fue el barrio más afectado en Ajijic tras deslave de cerro- como un factor que incrementó el desastre acontecido el pasado martes 5 de octubre, señalamiento que realizan ante lo que consideran una mala planeación y falta de revisión en los permisos otorgados para la infraestructura de del desarrollo inmobiliario.
“Cómo va a ser posible y en qué cabeza cabe que un arroyo de ocho metros de ancho, va a caber y fluir en un canalito de un metro y medio. Estos desarrolladores causaron pérdidas en su propio fraccionamiento y en La Canacinta, porque el arroyo venía con fuerza. Quitar un árbol para construir, debilita todo lo demás y propicia a que se venga todo”, aseveró uno de los afectados, sobre el Fraccionamiento Los Alebrijes.
Aunque los vecinos denunciaron en el 2019 (como lo publicó Semanario Laguna) que la reducción del caudal del arroyo podría agrandar desastres naturales, no fueron escuchados por ninguna autoridad. La administración 2018-2021, encabezada por el emecista Moisés Anaya Aguilar, se limitó a decir que los permisos otorgados por la pasada administración (2015-2018) de extracción priista (encabezada por el exalcalde Javier Degollado) se encontraban en orden.
La calle principal del coto fue uno de los cauces principales por donde corrió el deslave.
El director del Instituto de Limnología de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Eduardo Juárez Carrillo, comentó que las actividades antropogénicas son las principales causas de los desastres naturales y que en este caso, definitivamente afectó en la caída del agua.
Explicó que, al haber la capa vegetal y la flora en las montañas, permite que el agua caiga más lento y llene poco a poco el manto freático; sin esta capa, el manto se llena más rápido y el agua corre, y se lleva todo lo blando que encuentre a su paso.
“Las lluvias atípicas se vuelven cada vez más normales, y este tipo de acontecimientos puede seguir pasando por la debilitación de tierra debido a la deforestación. La solución es reforestar y además, dejar de dar permisos, construir con un mínimo de cordura y dejar los cauces en paz”, aseveró el director.
Por otro lado, Carlos Ochoa, Ingeniero Civil y habitante de Chapala, comentó que pese a creer que este desastre natural fue por cuestiones ajenas -ya que sucedió en la segunda cordillera de montañas- el número de desarrollos a pie de cerro, si genera más peligro de que estos sucesos ocurran, usando como ejemplo el caso de Senderos del Lago, en Jocotepec.
“Lo que arrastra el agua, viene porque viene, pero el problema se hace porque no pudo pasar el agua. Los desarrolladores, a construir en sitios cercanos al arroyo, tienen que dejar espacios para que corra el agua, debemos pedir a autoridades que las obras y desarrollos sean acorde”, comentó Carlos.
Ambos entrevistados coincidieron en que podría ser que los fraccionamientos ayudaron a evitar que la corriente con todo el lodo, troncos y piedras que traía, hubiese caído con más fuerza en La Canacinta. “Al estar el fraccionamiento y la reducción del canal, tuvo que buscar el arroyo nuevos cauces, eso ayudó a que no corriera con fuerza hacia una misma dirección”, agregó Eduardo; mientras que Carlos dijo: “ayudó porque se concentra la corriente en espacios menores, pero los desarrolladores deben tener sus infraestructuras hidráulicas acordes”. según su visión.
Por otro lado, “Axixic Chimalli” en conjunto con la doctora en ciencias penales, Raquel Gutiérrez Nájera y el geógrafo Luis Valdivia Ornelas hace meses presentaron un estudio, donde recopilan la historia, así como las afecciones y riesgos que representan los deslaves y los daños que han ocasionado en los últimos 50 años, tanto en San Juan Cosalá y Jocotepec como en el pueblo de Ajijic, que con documentación, comprueban que los desarrollos son los principales culpables de los deslaves, y catástrofes del tipo.
PARA SABER:
Los pobladores se vienen quejando de la construcción que reduce el arroyo desde el 2019, cuando a vista de todos se comenzó a trabajar sobre el cauce. En su tiempo, en la administración encabezada por Moisés Alejandro Anaya Aguilar, las direcciones involucradas decían no poder intervenir porque le correspondía a CONAGUA, además de asegurar que los permisos de las edificaciones y construcciones en el área estaban en orden. Las propiedades y terrenos del coto se pusieron en venta en el 2019, y sus precios varían entre un millón 515 mil pesos hasta cinco millones 586 mil 576 –este último en casas con vista panorámica- y la distribución de la agencia INVERPLAN inmobiliaria.
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