Niños de Ajijic en su recorrido a una posada donde recibirán bolos, romperán piñatas y el encargado de la posada les dará comida como el pozole o tamales. Foto: Archivo.
Por el Dr. Ernesto Ávalos López.-Desde el punto de la tradición católica, las posadas nos recuerdan el momento histórico en que la Santísima Virgen María y su casto esposo San José buscaban alojamiento en Belén de Juda. San Lucas es el único de los cuatro evangelistas que registra el hecho.
Origen de las posadas
La tradición cristiana ha conservado relatos que enriquecen este momento histórico. Fillión (2001) dice que “Cuando llegaron María y José, la única fonda o mesón estaba ya repleta de viajeros llegados igualmente por el decreto de Augusto. No les fue posible hallar posada; ninguna casa se abrió hospitalaria para recibir y hospedar a la Madre y al Padre adoptivo del Mesías. Episodio patético, conmovedor, de perenne memoria en la historia de El Salvador. Solo hallaron albergue en una gruta convertida en establo”.
De este hecho es del que surge el verdadero significado que tiene la posada católica. Los festejos se celebran en la novena de Navidad (nueve días previos al nacimiento del Niño Dios, entre el 16 y el 24 de diciembre).
Posadas en México
Según explica la profesora Martha Heredia (2022), las posadas aparecieron en el pueblo de San Agustín Acolman, teniendo como antecedente prehispánico las solemnes celebraciones que los indígenas dedicaban al sanguinario Huitzilopochtli a la llegada del solsticio de invierno.
Los frailes misioneros aprovecharon la coincidencia en las fechas para introducir la celebración del nacimiento de Cristo. “En 1587, fray Diego de Soria, superior del convento de San Agustín de Acolman, obtuvo del Papa Sixto V, una Bula o permiso que autorizaba la celebración en la Nueva España de una Misas, llamadas de aguinaldo, del 16 al 24 de diciembre…” (Heredia, 2022)
Paulatinamente, estas celebraciones fueron adquiriendo matices populares. De los atrios de las iglesias, luego pasaron a ser celebradas en la vía pública y al interior de los hogares. En nuestros días, la posada incluye una procesión durante la cual los celebrantes rezan el Santo Rosario conforme visitan algunas casas pidiendo infructuosamente albergue hasta llegar al hogar afortunado que finalmente los recibirá, previo los obligatorios cantos de petición de posada:
“En el nombreee del cieeelo, oooos pido posaaaada
Pues no pueeede andaaaar, miiii esposa amaaada…”
Al concluir los villancicos y una vez recibidos los peregrinos, suele ofrecerse una convivencia en la cual se incluye el típico ponche, los buñuelos, las colaciones y las piñatas.Indudablemente que las posadas constituyen una de las tradiciones más características de los mexicanos y vale la pena conservarlas rescatando su auténtico significado.
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