Por su gran tamaño, los pelícanos blancos son las aves más atractivas para los turistas.
Miguel Cerna.- Pelícanos blancos, patos, rascones, chipes y palomas son algunas de los casi 100 tipos de aves que arriban a la ribera del Lago de Chapala para pasar la temporada de invierno.
Las aves migratorias -es decir, las que cumplen una parte de su ciclo de vida fuera del lugar donde se reproducen- cumplen un rol importante en el equilibrio de los ecosistemas, específicamente en el lago, ya que ayudan a controlar las poblaciones y aportan nutrientes a las costas, según explicó Jesús Carlo Cuevas González, director de Turismo y Artesanía y fundador del Club de Observadores de Aves de Jocotepec.
“Las especies que llegan a esta parte del país, siguen una ruta migratoria que es desde el norte de Canadá y Alaska, pasando por Estados Unidos y llegan a esta parte. Entonces la mitad de las especies que migran, se quedan en México. Es decir, en el lago hay alrededor de 320 especies y el 30 por ciento de ellas son migratorias”.
El ave más emblemática de las que llegan a esta zona es el Pelícano Blanco Americano o borregón que, por su gran tamaño, llegan a pesar hasta 8 kilos y la envergadura de sus alas alcanza los 2.7 metros, lo que le convierte en un importante atractivo turístico para quienes asisten al malecón a observarlas.
Pese a que son considerados como una plaga, los tulares son muy importantes para las aves.
Al respecto, Cuevas González comentó que erróneamente las personas los alimentan con harinas como pan dulce o masa, provocando que el ejemplar acumule grasas pero sin un aporte de aceites y demás elementos esenciales para una dieta balanceada, por lo que invitó a la gente a en su lugar alimentarlos con filete de pescado o peces.
La recuperación de la cota también beneficia a las aves, pues en el caso del malecón de Jocotepec, la inundación de zonas como las canchas de fútbol -durante el año pasado, cuando el lago alcanzó su mejor nivel en dos décadas, superando el 80 por ciento de su capacidad- sirvió de lugar de alimentación para para patos, garzas y demás aves playeras.
“Los ecosistemas son dinámicos, probablemente nos tendríamos que acostumbrar a tener un nivel del lago más alto por las regulaciones ambientales de caudales ecológicos, pero al final a todos nos beneficia que el lago tenga un buen nivel, es un termorregulador, las aves van a seguir buscando espacios en las riberas para anidar, pero esto es benéfico para todos, hasta para el turismo”, dijo Carlo Cuevas.
De las más de 320 especies que habitan en el Lago de Chapala, 30 por ciento -es decir, aproximadamente 100- son migratorias, provenientes de países como Canadá y Estados Unidos y hacen su arribo entre los meses de septiembre y octubre.
El malecón de Jocotepec es uno de los principales punto de observación de aves.
Además, en cuanto a los tulares, el director de Turismo aclaró que no se trata de una plaga como sí es el caso del lirio, pues a diferencia de éste, el tule es una vegetación nativa del lago que, aunque puede ser invasiva, cumple un papel importante en el ecosistema, pues es una tratadora natural para las aguas residuales; igualmente son lugar de anidación para tortugas, serpientes acuáticas y garzas.
A un año de la creación del Club de Observadores de Aves de Jocotepec, Cuevas González consideró que la iniciativa ha aportado a la conciencia ciudadana, pues los listado de las especies avistadas en cada “pajareada” son cargados a plataformas de ciencia que son analizadas por científicos. Asimismo, han contribuido a la sensibilización de los locales sobre el cuidado de la biodiversidad del entorno.
“Ver aves tiene que ver con reconocer el lugar donde vives. La gente que ve aves conoce sus campos, conoce su naturaleza, tiene un contacto con lo natural que las personas ya no tienen y bueno, también es relajante, es terapéutico y sobre todo apoya a que las demás personas valoren el entorno natural tan frágil que tenemos”, concluyó.
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