Plaza durante el último día del novenario –martes 30 de noviembre-.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- El Encargado de Despacho, Maximiliano Macías, comentó que para él las primeras fiestas patronales de Ajijic tras la pandemia, finalizaron con saldo blanco, salvo algunos inconvenientes.
Los inconvenientes se dieron, ya que algunas personas se rehusaban a respetar las medidas de desinfección recomendadas por las autoridades como el uso del cubrebocas y tampoco abandonaron el espacio público después de la medianoche, aunado a la falta de limpieza de la plaza durante los últimos días de fiesta.
“De repente hubo problemas con los chicos que estaban en los accesos, porque surgían problemas con la gente que no les hacía caso. A mí me tocó ver cómo una persona fue grosera porque no quiso respetar el uso de cubrebocas. Por otro lado, el horario límite no se cumplió todos los días, ya que se decidió tener los menores altercados posibles con la gente que estaba ahí en la plaza y se les pidió retirarse de manera cordial, a lo que no todos hacían caso”, aseveró el encargado de despacho.
En cuanto a la limpieza de la plaza, aseguró que, desde el fin de semana hasta el término de las celebraciones, amanecía la plaza llena de basura y aunque ya hayan terminado las fiestas, piensan dar “limpieza profunda” a la plaza y las calles cercanas, que son Colón, Parroquia y Marcos Castellanos.
“La plaza quedó manchada del suelo, así que próximamente se piensa limpiar con hidro lavadora. Además de la barrida de las calles cercanas y posiblemente lavarlas también, para eliminar el mal aspecto y los malos olores que pudieran llegar a tener”, comentó Max.
Los últimos días del novenario, a partir del pasado fin de semana, hubo mayor afluencia de gente, no obstante, sin llegar a albergar una alta cantidad de personas en el festejo. Fue hasta el martes 30 que subió el flujo de visitantes y se excedió el horario límite, retirándose las personas más allá de las 2:30 de la madrugada.
“Estábamos en la plaza y a la 1:00 de la mañana, todos creíamos que ya se había acabado, entonces los músicos avisaron que tocarían por una hora más. Ya a la 1:50 a.m., los policías nos empezaron a decir que nos retiramos y nos fuimos, más no sé hasta a qué hora se quedaron en la plaza, porque cuando me fui, aun había mucha gente que se veía sin intención de irse”, mencionó Daniela, habitante de Ajijic que asistió el martes.
“No sabemos qué pasará para el próximo año, pero por este año, se manejó la situación lo mejor posible para todos”, remató el Encargado de Despacho de Ajijic.
Rafael cava un agujero con el pico de su martillo de mano, para ir colocando el empedrado sobre la calle Aldama de Ajijic.
Arturo Ortega (Ajijic, Jal).- En México, la mayoría de las calles de los pueblos podrían ser la imagen de una bonita postal, como es el caso de las de Ajijic; mismas que, a pesar de las políticas de progreso que buscan pavimentarlas -a lo largo de sus administraciones-, ha conservado sus empedrados gracias a la movilización y preferencia de sus pobladores.
Sin embargo, conservar el empedrado no es un trabajo sencillo; se debe pasar horas bajo el sol, buscar la cara de la piedra y colocarla en perfecta armonía para que pueda embonar con las otras y así tener un empedrado resistente al paso de los vehículos.
Este ha sido el oficio del señor Rafael Uribe Castellanos quien, con 55 años de experiencia y a pesar de las condiciones, dice que le tiene gusto a su oficio -enseñado por su compadre, cuando tenía alrededor de 16 años de edad-.
Sin prisa, Rafael cava un agujero con el pico de su martillo de mano para ir colocando la piedra, mientras su hijo mayor va sacando las piedras de los baches, para luego rellenarlos, nivelar y volver a colocar la piedra.
Con una voz tranquila, Rafael cometa que su oficio lo ha llevado a muchos lugares lejanos como Tepatitlán en la región de los Altos de Jalisco u otros estados del norte de la República como Chihuahua, es por lo que es difícil encontrar empedradores en su pueblo, ya que por lo regular trabajan fuera.
(De derecha a izquierda) Rafael, su hijo y su hermano trabajan en la rehabilitación del empedrado de la calle Aldama desde hace cuatro semanas.
Pero, no siempre la gente es agradecida con el trabajo que el empedrador realiza, pues Rafael refiere que ha habidos pueblos donde la gente no les ha ofrecido ni un vaso con agua, lo cual; no ha sido el caso de Ajijic, donde sus pobladores han sabido tratar bien a los empedradores.
Acompañado de uno del mayor de sus hijos y uno de sus hermanos, la cuadrilla de Rafael ha trabajado desde el 2019 en la rehabilitación de las calles del municipio de Chapala, con una paga de 70 pesos por metro.
Trabajan así pues aseguran que trabajando por el día, no hacen por sacar el trabajo rápido; por lo que concluyen que lo más conveniente, tanto para los contratistas como para los mismos empedradores, es trabajar por metro.
Rafael señala que el empedrado en suelo duro como en Ajijic puede durar más que otros lugares donde es más blando el terreno.
A sus 71 años de edad y con la dificultad de poder encontrar empleo, Rafael prefiere seguir arreglando empedrados pues dice que los viejos son más responsables que los jóvenes, además considera que en su casa se empezaría a enfermar: “pinches patas se empiezan a engarrotar y ya uno no puede hacer nada y aquí me la llevo tratando de sacar algo”, comentó con franqueza.
Como jefe de familia y consciente del tiempo, Rafael delegará los trabajos que le vayan cayendo a los tres de los seis hijos que tiene, para que las nuevas generaciones se vayan enseñando y no se pierda el oficio.
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