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Victor M. Toledo. – Tras la espesa noche neoliberal de tres décadas, plena de corrupción y de entrega de los bienes de la nación, se hace necesario de manera urgente el rescate y la recuperación de las bases materiales del país: suelos, manantiales, cuencas hidrológicas, bosques, selvas, biodiversidad, semillas, costas, playas, aire de las ciudades, etcétera. Sin esa regeneración de los elementos naturales, la salud de los mexicanos, igualmente afectada, no podrá recuperarse. La salud humana y la salud de la naturaleza son mutuamente dependientes. Esta tarea de restauración doble ya la ha comenzado el gobierno de la 4T para el caso de los alimentos y debe seguir con al menos otros dos elementos: la energía y el agua.
Hoy en México el agua está acaparada, maniatada, mal usada, entubada, embotellada, inflamada, gasificada, congelada, contaminada. La ley que rige su apropiación, manejo, distribución y uso data de 1992 y fue elaborada al calor de las contrarreformas del periodo salinista, notablemente la contrarreforma agraria, y conlleva en su composición una tendencia de rígido control estatal y de favorecimiento a los sectores privados. Hoy, tarde o temprano este marco legal debe ser revisado y puesto al día por un gobierno que se ha declarado antineoliberal, es decir, que lleva como encomienda dos objetivos: regular la voracidad de las empresas (tanto privadas como públicas) y, al mismo tiempo, ir cediendo y trasladando su propio poder hacia la sociedad, empoderando a los ciudadanos organizados, a las comunidades y los colectivos. Estas son las dos misiones principales de todo verdadero gobierno de izquierda.
Dos preceptos deben orientar esta actualización. El primero debe garantizar que el uso del agua se haga de tal manera que afecte lo menos posible el metabolismo hídrico. Esto significa el acoplamiento o adaptación, científica y técnicamente sustentado, de las actividades humanas al ciclo hidrológico Cuánto del flujo del agua se toma y cuánto se devuelve. Es decir no se deben traspasar los límites que marca la naturaleza en cada cuenca, región o territorio. La información técnica disponible permite saber de cuánta agua se dispone en cada cuenca y en cada acuífero. Además, el agua que tras su uso humano es devuelta a arroyos, ríos, lagunas y mares debe ser lo más limpia posible. El segundo precepto es el del uso equitativo o democrático del agua. Una lección
magistral es la que nos viene de la historia, de miles de años de los colectivos de regantes. Ahí los agricultores usan armónicamente el agua que baja por las montañas como resultado del derretimiento cíclico de los glaciares para regar sus parcelas. Estos colectivos acuerdan en largas y civilizadas discusiones los cauces dirigidos del agua, las cantidades y los destinos, de tal manera que el agua es conducida por canales construidos y llega a cada parcela de manera equitativa. El panorama del agua en México es hoy muy preocupante si no es que trágico. Grupos muy poderosos acaparan el líquido vital: mineras, gaseras, cerveceras, refresqueras, lecheras, ranchos agrícolas y ganaderos, granjas avícolas y porcícolas, etcétera en detrimento de un uso equitativo, transparente, regulado y ambientalmente racional. Los datos disponibles caen como pesadas rocas: 70 por ciento de las aguas concesionadas están en manos de solo 7 por ciento de los concesionarios y existen mil 11 “millonarios del agua” propietarios con más de un millón de metros cúbicos. Las grandes agroexportadoras (de alimentos vegetales y animales) hoy reciben enormes volúmenes de agua y de energía subsidiadas. Las mesas directivas de los principales distritos de riego operan con opacidad. Se estima que 60 por ciento de los ríos y lagos están fuertemente contaminados y sus pobladores con problemas severos de salud. Sobre los territorios indígenas, que capta 25 por ciento del agua del país, se han aprobado 77 mil 619 concesiones sin el consentimiento previo de las comunidades. En los sistemas de agua y saneamiento y en la administración de las obras hidráulicas domina una tendencia a la privatización. En todo el país aparecen denuncias por el colapso de los acuíferos por su sobrexplotación y la apertura de pozos ilegales o fraudulentos.
Todo esto conforma el legado hidráulico de 30 años de neoliberalismo, que el nuevo gobierno está obligado a remontar. El reto no es menor. Hoy, como en el resto de las cosas, el dilema del agua adquiere también una bifurcación definitiva: o agua para la vida, justa, digna y plena o agua para los negocios, la usura y la rapiña que en términos prácticos la sociedad percibe como un agua para “vivir muriendo”.
Titular de la Semarna
«Corazón de la Tierra» lanzará un documento ante los trabajos que se realizan en la zona. En la foto, una retroexcavadora interviniendo el tular.
Manuel Jacobo (San Antonio).- El Ayuntamiento de Chapala dio a conocer que se está trabajando el tular de San Antonio Tlayacapan, con la autorización de todas las instancias legales.
“Nosotros hicimos el trámite ante las autoridades correspondientes; lo hicimos ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), ante Secretaría de de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (SEMADET), ante la Procuraduría Estatal de Protección al Medio Ambiente (PROEPA), todas las instancia ecológicas que corresponden”, excusó el Presidente, Moisés Alejandro Anaya Aguilar.
Desde años atrás, la intervención del tular, que se encuentra en el lecho del lago, ha causado polémica entre grupos ecologistas -quienes alegan que es un espacio para la reproducción de aves- y los habitantes de la población -que desean ver un lago sin “maleza”, como llaman los locales al tular-.
Los trabajos para retirar el tule comenzaron desde el pasado 12 de junio y pretenden tener un duración máxima de 15 días -es decir, hasta finales del mes de junio-. Para cumplir el objetivo, ya sumaron la llegada de una retroexcavadora de brazo largo, por parte de la Comisión Estatal del Agua y por el momento están interviniendo los puntos donde el lago bajó y está seco.
Según el presidente, no todo el tular será intervenido, pues quedará la parte derecha del malecón, lugar que seguirá fungiendo como Sendero de Observación de Aves, “entonces es una área importantísima, muy grande, donde se conservará esa zona para el avistamiento y apreciación de aves”.
Sin embargo, el director del Instituto «Corazón de la Tierra», Alejandro Juárez Aguilar, indicó a Laguna que hace tres meses le dieron a conocer la intención del proyecto, informando que dejarían parte del tular en el extremo este y oeste del malecón. Las autoridades se comprometieron a mandar propuesta para ver los motivos y las maneras en que se harían estos trabajos, documento que nunca llegó.
Para saber: El tular es un lugar donde se agrupan los zancudos, pues es un refugio para ellos, más no el espacio idóneo para procrear el mosquito transmisor del dengue, zika u otra enfermedad transmitida por este vector, que sí se reproduce en cacharros y agua limpia.
El tular ha llegado ha tener una extensión de hasta seis hectáreas y el nivel del lago hace que se desprendan partes de él cuando el nivel sube o puede perder grandes cantidades, como el incendio provocado el 06 de mayo de 2017, donde se consumieron 4.5 hectáreas.
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