Posición de yoga conocida como el niño. Foto: Internet.
Por Leticia Trejo.
En la práctica del hatha yoga, cuando estamos haciendo práctica física de posturas (asanas) hay algunas que se les cataloga cómo flexiones. Esto nos indica que la parte superior del cuerpo se dobla hacia la parte inferior del mismo, si estamos de pie y el tronco se flexiona hacia adelante la idea es que la cabeza se acerque a las rodillas o a las espinillas.
Lo mismo pasa cuando estamos sentados con las piernas estiradas al frente, el tronco y la cabeza se acercan a las piernas, pero hay una en particular que es mi favorita en la que estoy arrodillada, llevo los glúteos hacia los talones y el tronco se dobla hacia adelante: el abdomen queda apoyado en los muslos y la cabeza con la frente al piso, y los brazos se estiran hacia adelante con las palmas hacia abajo. Se llama postura del niño o del héroe que mira hacia abajo.
El motivo por el que me encanta esta postura es porque siento que varias partes del cuerpo descansan, por ejemplo, la espalda y los hombros, pero también siento que la agitación natural de mi mente disminuye, permitiendo que el sistema nervioso se relaje. Yo creía que todas las personas sentían lo mismo, o al menos eso percibía cuando estaba dando clases, pero un día una alumna que estaba haciendo la práctica se incorporó algo molesta y me comentó que a ella no le gustaba nada esa postura; yo quedé atónita y al final de la clase le dije que si podía compartirme cual había sido específicamente su molestia, a lo que contestó que a ella no le gustaba sentir que estaba postrada, cómo suplicando clemencia, mi reacción fue ¡wow! Cuanto estaba ella identificada con su Ego que personalizaba de esa manera una acción del cuerpo que en realidad tiene otro significado (además de sí, postrarnos).
En muchas culturas se ve a la renuncia o la rendición cómo algo malo, vergonzoso. El ego vanidoso e inseguro no quiere sentirse vulnerable ni “agachar la cabeza”. En otras culturas las flexiones significan respeto, cómo en Japón, entre más profunda la inclinación de la cabeza y el tronco mayor es el respeto que se demuestra hacia quien recibe la reverencia. Lo que mi alumna me mostró, en cambio, fue una gran arrogancia, y así me lo confirmó una vez que me tuvo más confianza y me contó que tenía un conflicto con la humildad.
Renunciar, entonces, tiene que ver con un Ego saludable, que reconoce el momento en que debe soltar algo y dejar ir lo que ya no le aporta, puede ser un trabajo, una relación, una posición social, o bienes materiales y que también reconoce cuando debe ir hacia adentro, replegarse cuando las energías disminuyen, y en este estado reposar, descansar, reflexionar y tomar fuerzas para resurgir. Renunciar no es perder las batallas sino buscar nuevas fuentes y posibilidades para seguir madurando. Aferrarse a las cosas o a las personas cuando ya no tiene caso, disminuye nuestros bríos y potencia para la vida.
La postura del niño, o adho mukha virasana es una postura de descanso, de confianza en los procesos del universo y de recuperarnos para continuar. Recordemos que la salud y el bienestar también dependen de saber descansar.
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo.
Los científicos han comprobado que nuestro organismo es estimulado por diversas vibraciones que se pueden crear por movimientos o por sonidos. Los bailes ancestrales como los de algunas tribus africanas, o la danza circular de los turcos pueden crear ciertos estados en la mente que, según sus tradiciones, son curativas.
Algunos de nosotros quedamos fascinados por el trabajo que presentó el autor Masaru Emoto, sobre cristales de hielo, en el que afirmaba que, al hablarle de forma ruda y violenta al agua, los cristales congelados tomaban formas dantescas, causando aversión, pero cuando se le hablaba al agua de forma amorosa y gentil, ésta producía formas armoniosas y bellas. Nunca se pudo comprobar si sus teorías eran ciertas, ya que usaba métodos inapropiados para refrendarlas (según las leyes de la física). Estos experimentos los llevó a cabo colocando etiquetas con palabras fuera de los frascos contenedores del agua, y también con música y aunque se graduó como doctor en medicina alternativa, por la Universidad Abierta Internacional de Medicina Alternativa en India, nunca se le reconoció el título de doctor entre la medicina occidental.
Estas disputas entre las diversas ciencias y quien autoriza o avala al otro no deberían ser un factor determinante, por el que si alguien cree que ciertas teorías o prácticas le van a ayudar a sanarse deje de hacerlo. Prueba de ello es la conversación que escuché entre dos oncólogos, en la que uno le comentaba al otro la milagrosa reducción del tamaño de varios tumores cancerígenos en el cerebro de un paciente. Este médico estaba realmente sorprendido comentando el hecho con el otro, cuando el otro le preguntó por qué creía que el paciente se había curado tan repentinamente, la respuesta fue: no lo sé, se fue a Cuba a inocularse veneno de escorpión, pero también tuvo sesiones de cuencos tibetanos, no sé lo que hizo, pero me da mucho gusto que se haya salvado. Por eso amo la afirmación de Albert Einstein, de que todo es relativo.
Lo cierto es que somos vibración, el universo es vibración y la vibración genera energía, y la energía no se destruye, solo se transforma. Así que, si tú, querido lector, estás pasando por un momento difícil con tu salud, investiga, siente si alguna terapia “rara” te resuena y ve por ello. Claro, junto con el tratamiento alópata que tu médico haya recomendado. No está de más tener fe y hacer todo lo que está a nuestro alcance.
La que sí está “autorizada” por la ciencia es la musicoterapia, que es el uso del sonido, ritmo, melodía y armonía, para facilitar la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, la expresión y el movimiento, con lo que se pueden satisfacer necesidades físicas mentales, sociales y cognitivas del individuo y que de esta forma logre una mejor integración de sí mismo y pueda apoyarse en procesos de prevención de enfermedades, o en rehabilitación de alguna adicción o problemas de interacción social.
Primero se realiza un diagnóstico con un Músico Terapeuta Certificado, después se realiza el tratamiento y finalmente se realiza una nueva evaluación diagnóstica, la cual determina si las condiciones del paciente se han modificado de forma positiva mediante este proceso. El tratamiento puede incluir la improvisación, es decir, que el paciente cree su propia música cantando o tocando un instrumento. La recreación en donde el paciente toca o canta una pieza musical ya compuesta. La composición en donde él mismo compone la melodía o la letra. Por último, la escucha, de música grabada o en vivo. Por mi parte, creo que si una terapia te hace sentir bien, no debes dudar en continuar, si suma, bienvenida.
Por Leticia Trejo.
Los científicos han comprobado que nuestro organismo es estimulado por diversas vibraciones que se pueden crear por movimientos o por sonidos. Los bailes ancestrales como los de algunas tribus africanas, o la danza circular de los rurcos pueden crear ciertos estados en la mente que, según sus tradiciones, son curativas.
Algunos de nosotros quedamos fascinados por el trabajo que presentó el autor Masaru Emoto sobre cristales de hielo en el que afirmaba que, al hablarle de forma ruda y violenta al agua, los cristales congelados tomaban formas dantescas causando aversión, pero cuando se le hablaba al agua de forma amorosa y gentil ésta producía formas armoniosas y bellas, nunca se pudo comprobar si sus teorías eran ciertas ya que usaba métodos inapropiados para refrendarlas (según las leyes de la física). Estos experimentos los llevó a cabo colocando etiquetas con palabras fuera de los frascos contenedores del agua, y también con música y aunque se graduó como doctor en medicina alternativa por la Universidad Abierta Internacional de Medicina Alternativa en India nunca se le reconoció el título de doctor entre la medicina occidental.
Estas disputas entre las diversas ciencias y quien autoriza o avala al otro no deberían ser un factor determinante por el que si alguien cree que ciertas teorías o prácticas le van a ayudar a sanarse deje de hacerlo, prueba de ello es la conversación que escuché entre dos oncólogos en los que uno le comentaba al otro la milagrosa reducción del tamaño de varios tumores cancerígenos en el cerebro de un paciente, este médico estaba realmente sorprendido comentando el hecho con el otro, cuando el otro le preguntó por qué creía que el paciente se había curado tan repentinamente la respuesta fue: no lo sé, se fue a Cuba a inocularse veneno de escorpión, pero también tuvo sesiones de cuencos tibetanos, no sé lo que hizo pero me da mucho gusto que se haya salvado. Por eso amo la afirmación de Albert Einstein de que todo es relativo.
Lo cierto es que somos vibración, el Universo la vibración, y la vibración genera energía, y la energía no se destruye, solo se transforma. Así que si tú, querido lector, estás pasando por un momento difícil con tu salud, investiga, siente si alguna terapia “rara” resuena y ve por ello, claro, junto con el tratamiento alópata que tu médico haya recomendado, no está de más tener fe y hacer todo lo que está a nuestro alcance.
La que sí está “autorizada” por la ciencia es la musicoterapia, que es el uso del sonido, ritmo, melodía y armonía para facilitar la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, la expresión y el movimiento con lo que se pueden satisfacer necesidades físicas mentales, sociales y cognitivas del individuo y que de esta forma logre una mejor integración del sí mismo y pueda apoyarse en procesos de prevención de enfermedades, o en rehabilitación de alguna adicción o problemas de interacción social.
Primero se realiza un diagnóstico con un Músico Terapeuta Certificado, después se realiza el tratamiento y finalmente se realiza una nueva evaluación diagnóstica que determina si las condiciones del paciente se han modificado de forma positiva mediante este proceso. El tratamiento puede incluir la improvisación, es decir, que el paciente crea su propia música cantando o tocando un instrumento. La recreación en donde el paciente toca o canta una pieza musical ya compuesta. La composición en donde él mismo compone la melodía o la letra. Por último la escucha, de música grabada o en vivo. Por mi parte creo que si una terapia te hace sentir bien no debes dudar en continuar, si suma, bienvenida.
Leticia Trejo es entrenadora personal y profesora de Yoga. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
Las vacaciones terminaron para muchas personas y, en algunos casos, hubo de todo: cenas abundantes, brindis copiosos, noches desveladas, y una serie de actividades que no acostumbramos de forma habitual. Algunas de las consecuencias de estas celebraciones navideñas y de fin de año es que quizás subimos algunos kilos (lo más común), pero algunas secuelas son un poco más graves.
Por ejemplo: puede incrementarse la acidez estomacal, provocando reflujo, agruras y ardores en el tracto digestivo. Podemos estar deshidratados lo cual genera boca seca, garganta irritada, dolores de cabeza y bajo rendimiento físico y mental. También podemos estar fuera de nuestro ritmo de sueño y nos esté costando trabajo dormirnos o levantarnos.
Sea cual sea el síntoma que te impide reiniciar el año con contundencia y energía es importante que sepas que, en estos casos, debemos ayudar a nuestros órganos excretores a que liberen las toxinas acumuladas y podamos sentirnos ligeros y fuertes.
La excreción es un proceso fisiológico que le permite al organismo expulsar sustancias que cumplieron su función en el cuerpo y ya no sirven, desechos celulares que deben salir de nuestro organismo ya que si se quedan dentro son tóxicas; este proceso de desintoxicación ayuda a mantener el equilibrio de la homeostasis (estabilidad) y la composición de los fluidos cómo la sangre, la linfa, la saliva, etc.
Los órganos que participan en la excreción del cuerpo humano son:
Pulmones. Expulsan el dióxido de carbono producido una vez que se ha realizado la respiración celular de todo el organismo.
Hígado. Expulsa al intestino productos tóxicos formados en las transformaciones químicas de los nutrientes, estos desechos se eliminan mediante las heces.
Glándulas sudoríparas. Junto con el agua, filtran productos tóxicos hacia la piel que la expulsa en forma de sudor, este proceso también ayuda a bajar la temperatura.
Riñones. Hacen una filtración selectiva de los compuestos tóxicos de la sangre.
La forma de ayudar a nuestros órganos excretores después de los excesos de las fiestas de Navidad y Año Nuevo es realizando las siguientes prácticas:
Tomar bastante agua, de dos a tres litros al día (depende mucho el peso, la estatura, la edad y el tipo de actividad que uno realiza). Esto evita que haya una alta concentración de sustancias nocivas que pueden incluso producir cálculos renales.
Evita el consumo excesivo de sal, no solo la que agregamos para dar sabor, sino la que se concentra en algunos alimentos cómo los mariscos, o aquellos que aumentan el ácido úrico.
Evitar el consumo de alcohol, pero también de medicamentos que hacen trabajar más al hígado.
Intentar dormir largo y tendido; la buena calidad del sueño ayuda al hígado y a los riñones en sus importantes funciones de desintoxicación. Hacer actividad física moderada, principalmente durante la mañana, es definitivamente una de las mejores formas de ayudar a limpiar al organismo.
Ir al baño en cuanto se sienta la necesidad. Una de las acciones que afecta de forma negativa al cuerpo es aguantarse las ganas de orinar o de defecar.
Iniciemos el año con una buena limpieza orgánica para recuperar la energía y el entusiasmo
Leticia Trejo es profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
La semana pasada tocamos el tema de qué es lo que lleva a ciertas comunidades a desarrollar estilos de vida saludables gracias a los cuales no hay enfermedades crónico degenerativas y que además logran formar comunidades fuertes y sólidas. Estas comunidades son posibles gracias a la inteligencia emocional que les ayuda a desarrollar habilidades socio-emocionales para vivir en armonía.
El psicólogo, periodista y escritor, Daniel Goleman, escribió en 1995 su libro “Inteligencia Emocional” y que se describe cómo el conjunto de habilidades que contribuyen al buen funcionamiento y al éxito de las personas, y que se dividen en:
Inteligencia emocional intrapersonal, o habilidad para comunicarse eficientemente con uno mismo y manejar en forma óptima las propias emociones; está compuesta por la autoconciencia emocional, la autorregulación y la automotivación.
Inteligencia emocional interpersonal, o habilidad para comprender y manejar eficazmente las emociones ajenas, se divide a su vez en: empatía y habilidades sociales.
Es de aquí que se desprende el concepto y práctica de las habilidades socio-emocionales:
Asertividad
Auto eficacia
Autonomía
Comunicación expresiva
Empatía
Optimismo
Pro sociabilidad
Regulación emocional
Estas cualidades, capacidades y habilidades las podemos desarrollar todas las personas, es más, las DEBEMOS desarrollar ya que gracias a ellas podemos prevenir trastornos psicológicos que nos llevan a la tristeza crónica, desánimo, angustia, depresión y, en algunos casos, al suicidio. Además de que mejoran nuestro rendimiento en diversos contextos cómo la familia, el trabajo, los amigos, la pareja y la comunidad.
¿Cómo podemos medir la inteligencia emocional? Cuando te das cuenta, es decir, te haces consciente de:
Que todo, absolutamente todo cambia.
Que ya has superado cosas difíciles en tu pasado y has salido adelante (confianza en ti).
Que todas las experiencias de tu vida están llenas de aprendizaje.
Que no obtener lo que deseas puede, a veces, ser una bendición.
Que los momentos en que haces lo que te gusta, te diviertes y te relajas no son una pérdida de tiempo.
Que ser amable contigo mismo eleva tu frecuencia y te conecta con personas amables.
Que siempre, siempre habrá algo de lo cual estar agradecido.
La vida con habilidades socio-emocionales es más sencilla, enriquecedora, plena y satisfactoria, no es que desaparezcan los problemas, sino que se ven como oportunidades.
Leticia Trejo es Profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
Margaret acudió al Psiquiatra debido a fuertes problemas con su esposo, ella quería salvar su matrimonio, pero su esposo lo hacía cada vez más difícil; según ella los últimos años él estaba tomando una actitud prepotente, exigente, irritable, poco tolerante, incluso algunas veces incluyendo algo de crueldad. En algún momento de la sesión el especialista interrumpió a Margaret y le dijo: ¿y ha sido un imbécil siempre, cuando te casaste con él ya sabías que tenía esos problemas?, ella abrió sus ojos, perdió el aliento y dijo: “Claro que no, de hecho, la mayor parte de estos años siempre fue un hombre dulce y paciente, que le gustaba llevar alegría a donde fuera”. El Psiquiatra le preguntó también si había tenido algún cambio importante en su vida y ella le contestó: “pensándolo bien, hace cinco años que empezó a cambiar, justo cuando tomó un trabajo en una fábrica de muebles en donde usan químicos muy fuertes para darle terminados elegantes a todos los diseños”, “Señora (contestó el Especialista) su esposo tiene intoxicado su cerebro, de dejar inmediatamente ese trabajo, o buscar la manera de eliminar el impacto de los químicos, y también revisar su alimentación y realizar actividad física”.
El Psiquiatra que narra esta historia es el famoso Doctor Daniel Amen quien es el más destacado especialista en trastornos cerebrales, es cinco veces el autor más vendido de acuerdo al New York Times. Su libro Termina con la enfermedad mental contiene muchos ejemplos y testimonios sobre cómo podemos ayudarle a nuestro cerebro a recobrar su salud. Muchos síntomas de enfermedad tienen que ver con la Salud de este misterioso órgano. El Dr. Amen ha realizado miles de tomografías del antes y el después del cerebro en diferentes circunstancias, por ejemplo: ha podido comprobar y demostrar cómo el uso excesivo de la mariguana causa daños a largo plazo en las principales funciones de nuestro organismo.
Algunos de sus consejos son los siguientes:
Consume frutas y verduras (dieta variada)
Cuida tu hidratación
Controla tu peso
Realiza actividad física constante y adecuada
Duerme las horas que necesite tu organismo (entre 6 y 8 horas diarias)
No abuses del alcohol
Evita fumar
Y por supuesto DILE NO A LAS DROGAS
En la teoría del Dr. Amen un cerebro saludable es el principal amigo de los procesos mentales, si deseamos cambiar nuestros patrones nocivos de comportamiento, hábitos negativos y sistema de creencias, debemos primero, conocer nuestro cerebro y darle todo lo que necesita para que funcione adecuadamente.
Te dejo una pregunta para reflexionar: ¿puede ser que no logre sentirme feliz porque no estoy cuidando mi cerebro? Saludos querido lector y que tengas un feliz día de acción de gracias.
Por Leticia Trejo.
Veo los anuncios de las redes sociales y se publicitan entrenamientos funcionales y algo que se llama medicina funcional y no veo que el público en general entienda estos conceptos en su totalidad. En las áreas de clases de fitness grupal, de gimnasio y de entrenamiento cardiovascular toman mucho en cuenta el entrenamiento de las piernas y los brazos; mientras las personas tengan fuerza en piernas y brazos ellos consideran que son funcionales y así mismo lo creía yo hace algunos años, hasta que empecé a profundizar en el estudio de la anatomía y la biomecánica del cuerpo.
Uno de los individuos más funcionales que he conocido en mi vida es Nick Vujicic, orador motivacional y evangelista australiano que al nacer presentó el síndrome de tetraamelia lo que genera que falten las cuatro extremidades, es decir, no tienen piernas ni brazos, en su caso el cuerpo de Nick desarrolló un pequeño pie izquierdo pero conectado directamente a la articulación de la cadera. Sin embargo, este valiente personaje puede caminar, ¡sí! Puede caminar moviendo los huesos bajos de la pelvis que se llaman isquiones, puede nadar con una técnica perfecta de forma similar a los delfines, puede bajar de un tobogán, tiene cuatro hijos nacidos de relaciones sexuales funcionales con su esposa Kanae y lleva una vida mucho más plena, activa y FUNCIONAL que muchas personas que aparentemente no tienen las “limitaciones” de Nick.
Esto quiere decir en cuanto a una sana y libre movilidad las estructuras que nos hacen funcionales están en el tronco. Es ahí hacia donde debemos llevar nuestra atención cuando queremos hacer ejercicio funcional. Mientras la pelvis, la columna vertebral y el cráneo se mantengan en forma estaremos hablando de una verdadera y sana movilidad, es ahí en donde están los órganos vitales. Los movimientos más complejos para que las piernas puedan cumplir con su tarea se organizan desde la pelvis. He escuchado a muchos médicos decir que somos tan jóvenes cómo nuestra columna es flexible, es uno de los centros de control de todos los movimientos desde los más sutiles hasta los más rudos y sofisticados, y qué decir del cráneo que protege el centro de inteligencia cognitiva y control de todo lo que hacemos. Estas estructuras se mueven gracias al sistema muscular intrínseco y considero realmente importante que cada persona sepa y conozca este grupo muscular.
Diafragma torácico, recto abdominal, multifidus, piso pélvico (del que ya hemos escrito en pasadas ediciones) y Psoas. El entrenamiento y refinamiento de la movilidad, fuerza y elasticidad de estos músculos va a lograr que te muevas cómo una persona de 25 años cuando tengas 60 y más allá. ¿Qué técnicas entrenan eficientemente estos músculos? El Método de Moshe Feldenkrais, la Técnica de Joseph Pilates, el Hatha Yoga, el ballet y el Karate. Ve al gimnasio, haz cardio, pero por favor incluye alguna de estas técnicas para que seas completamente funcional y logres preservar tus capacidades físicas y tu libertad.
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo Laguna.
Por: Leticia Trejo.
¿Si sufro me enfermo? Las evidencias demuestran que sí, que un estado constante de sufrimiento genera tanto estrés que, sin haber un accidente de por medio, puede darnos un infarto al corazón o un infarto cerebral, entre otros padecimientos que pueden llevarnos a una muerte prematura. Tanto en el Budismo Tibetano cómo en algunos textos de filosofía de Patanjali mencionan que las causas de sufrimiento son los Kleshas que puedo describir de la siguiente manera:
Ignorancia (Avidya).- Que sucede cuando olvidamos nuestra naturaleza espiritual. Cuando ignoramos que todo lo que existe en este mundo no es permanente, no podemos creer que somos seres de Luz, que somos polvo de estrellas y que estamos conectados a la bella magia de estar vivos. Me gusta decirles a mis alumnos que la respiración no nos ocurre, nosotros SOMOS la respiración y cada inhalación y exhalación son un milagro y un regalo.
Ego (Asmita).- Cuando nos convertimos en nuestra identidad mundana, por ejemplo: Yo soy un Ser, pero puede tener una identidad cómo Médico, Abogado, Madre, Padre, etc. pero no SOY eso, esas identidades son solo un vehículo para desempeñar un rol, si pierdo esa identidad no pasa nada, porque sigo siendo un SER espiritual viviendo una experiencia humana, eso es todo. Sin embargo, podemos ver personas que al perder esa identidad entran en depresión, ansiedad y se sienten perdidos, algunos se recuperan, otros terminan sus días creyendo que lo perdieron todo.
Deseo (Raaga).- Gran sufrimiento ocurre cuando queremos poseer y retener los regalos de la vida: a la pareja, al trabajo, un estatus social, etc. El deseo genera APEGO y el apego genera dependencia. El deseo al poder, al control, a los objetos materiales ha generado grandes tragedias personales y familiares. El deseo a las explosiones eufóricas y de supuesta felicidad generan dependencias químicas al por mayor.
Aversión (Dvesha).- Puede tomar formas muy sutiles cómo la aversión a algún alimento, hasta la aversión a otro ser humano por su color de piel, su religión, su lugar de nacimiento, etc. Este klesha llega hasta el asesinato a quien se deja llevar por esta rigidez mental y de creencias. La aversión hace que un amigo no visite a otro porque tiene perros, o gatos, o su casa huele mal. Que no salga a pasear porque “odia la lluvia”, hay personas que no van a la playa porque “odian el calor”, no van a reuniones porque “odian” a las personas con bajo nivel cultural.
Miedo (Abhinevsha).- Significa miedo a morir, aferrarse a la vida por todos los medios, no ir a pasear por miedo a tener un accidente, no probar alimentos de otros países por miedo a enfermarse. Gastamos fortunas de dinero en tratamientos milagrosos esperando que uno de esos nos libre de morir.
Quizás éstas sean las verdaderas causas de enfermedades en nuestra sociedad, se enferma la mente, se enferma el cuerpo y sufre el alma. Aquí es en donde debemos practicar el desapego, el pensamiento flexible y aplicar un serio reconocimiento de nuestro sistema de creencias. El conocimiento nos hará libres de enfermedades y de sufrimiento.
Por Leticia Trejo.
Esta columna fue creada para tratar temas de Salud y Bienestar principalmente en tres áreas: Salud emocional, bienestar físico y bienestar nutricional, y creo que es buen momento para hablar de esas cosas sobre la salud que nadie nos dice y que si las hubiéramos sabido podríamos haber evitado algunas enfermedades o condiciones crónicas de dolor o molestias que se fueron agravando. Ni siquiera los Médicos nos cuentan acerca de ello. Por eso hoy, vamos a hablar de las pequeñas cosas que nadie nos dice.
Salud emocional: Nadie nos habla de la importancia de la meditación desde muy temprana edad. Pregunta para ti querido lector: ¿cuántas veces al día te lavas los dientes?, seguramente te cepillas de dos a tres veces al día ¿verdad? Y seguramente ya te ha pasado que te sales de tu casa sin lavarte los dientes, o pasan muchas horas y tu boca se siente sucia, hay una urgencia por sentirla limpia ¿cierto? Eso pasa con la meditación, es una forma de limpiar tu mente y tendríamos que hacerlo diario para mantenerla y sentirla así, limpia y fresca. Nadie nos habla de volvernos observadores agudos de nuestros patrones de pensamiento para empezar a distinguir cuales de ellos están obsoletos haciendo ruido innecesario y cuáles debemos conservar porque nos dan estabilidad emocional.
Salud nutricional: Nadie nos dice que cada cuerpo tiene una genética de la alimentación, de manera que hay alimentos que les vienen excelente a unas personas pero pueden caer fatal a otras. Nadie nos aclara que el sobre peso y la obesidad son más un problema emocional que un problema de alimentación. Nadie nos habla de la importancia de prepararnos nosotros mismos nuestros alimentos, de que el simple hecho de hacer el esfuerzo de ir la mercado y comprar ingredientes frescos es tan importante cómo el amor con el que los preparas para nutrirte. Nadie nos hace saber que cuando un problema orgánico en el sistema digestivo, hígado y riñones los nutrientes no pueden ser absorbidos por el organismo y tampoco nos dicen que la comida nutritiva no debe ser un capricho de “no me gusta” sino un “gracias porque tengo alimentos en mi mesa”.
Salud física: Nadie nos dice que la actividad física, al igual que la comida nutritiva, no debería estar sujeta a un “gusto”, sino a un deber con el mantenimiento de los complejos sistemas energéticos y de movilidad que nos permiten ser funcionales. Nadie nos dice que tener un cuerpo erguido tiene un costo y que para experimentar plenamente las ricas experiencias de la vida el instrumento más importante para hacerlo es TODO el cuerpo, cada tejido conectivo y cada músculo da riqueza a nuestra vida. Nadie nos habla de que el objetivo más importante de la actividad física que es preservar las funciones más básicas del organismo cómo los 500 quehaceres del hígado, o la limpieza de los riñones, o la expulsión de desechos celulares, así cómo la salud del cerebro, y no si tenemos piernas bonitas o abdomen de “cuadritos” (six pack), o brazos bellos, eso se da, o si o sí, al cuidar al cuerpo.
A decir verdad algunas veces si hay personas que nos dicen esas pequeñas cosas, pero quzás demasiado tarde o en otras ocasiones no estamos suficientemente receptivos para recibir la información; no perdamos el foco de lo que es realmente importante en cuestión salud y tratemos de estar más receptivos a toda la información que se genera alrededor de este importante tema, no solo por nuestro bien, sino por el de una Sociedad con mayor Bienestar.
Por Leticia Trejo.
Es muy común escuchar que las personas después de los 50 años tienen algo de incontinencia urinaria, y desgraciadamente cuando digo común significa que lo tomamos como algo normal, que va a suceder tarde o temprano. De la misma forma también escuchamos hablar de que a tal persona se le “cayó” la vejiga o a tal otra se le “colgó” la próstata y esto también lo hemos normalizado. Me impacta que lo que antes era difícil de conseguir ahora lo encuentras en cada farmacia y centro comercial, estoy hablando de los pañales para adultos que antes solo se conseguían en farmacias especializadas.
Tengo toda la vida realizando alguna actividad física, desde deportes, hasta danza profesional, pasando por aerobics, spinning, ritmos latinos, etc. y en ninguna de estas actividades nadie me explicó lo que es el piso o suelo pélvico. Esto lo vine a aprender en los últimos 22 años a través de la práctica del Hatha Yoga, el Método de Feldenkrais y el trabajo de Mathias Alexander y algo que me dejó muy sorprendida es que en algunas técnicas orientales el uso y conocimiento de este grupo muscular es de suma importancia desde hace más de 3,000 años. En occidente hasta hace 30 años lo más que se conocía eran los ejercicios de Kegel que se le pedía generalmente a mujeres que acababan de tener un bebé y habían perdido control de su vejiga.
Citando a la revista médica Las Condes (Elsevier.es) encuentro una descripción que me parece muy precisa: “El piso pélvico es una estructura de músculos y tejido conectivo que entrega soporte y estructuras de suspensión a los órganos pélvicos y abdominales. Su principal componente es el músculo elevador del ano, un músculo que cubre la mayor parte de la pelvis. Los órganos pélvicos pueden dividirse en 3 compartimentos: anterior (vejiga y uretra), medio (útero y vagina, próstata y vesículas seminales) y posterior (recto, conducto anal y aparato esfinteriano). El piso pélvico tiene participación en cada uno de éstos. Determinando no solo un soporte mecánico sino además participando en la continencia urinaria y fecal.
En las disciplinas orientales, como el Yoga, nos enseñan que el piso pélvico representa la fuerza del arraigo a la tierra, a la tribu en donde fuimos recibidos; también representa la fuerza de nuestra identidad dentro de esta tribu, familia o linaje, así como el poder de concretar proyectos de vida y sostenernos en periodos de crisis. En estas disciplinas ancestrales no se separa la anatomía de la situación emocional de las personas, todo lo contrario, a la anatomía (músculos, tejidos conectivos, estructuras óseas, vasos sanguíneos, conexiones de impulsos eléctricos del sistema nervioso) se le une a su representación emocional. Por ejemplo, nos dicen que en la pelvis están representados los tres primeros chakras (centros energéticos) y se conectan con nuestro desarrollo personal, bloqueos emocionales y algunas enfermedades ya que también se relacionan con nuestras necesitades básicas como la excreción y el sexo.
Para tener un piso pélvico saludable es importante evitar la irritación de los intestinos así como llenarnos de más cuando comemos. También es importante no contener por demasiado tiempo las ganas de ir al baño a evacuar ya sea el colon o ya sea los esfínteres urinarios. Para el bienestar de esta estructura muscular debemos realizar ejercicios que nos ayuden a preservar la movilidad y fuerza, a generar ritmo, coordinación y fluidez en pelvis y columna. Cuidar tu suelo pélvico te ayudará a disfrutar de libertad y ligereza y tener una conexión más profunda con tu tribu, con tu pareja y contigo mismo.
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