Imagen: Hospital Infantil de México.
La enfermedad de Munchmeyer, conocida también como fibrodisplasia osificante progresiva o miositis osificante progresiva, es una enfermedad que se hereda. Esta enfermedad se caracteriza por que los ligamentos, los tendones, la fascia y los músculos esqueléticos gradual y progresivamente se vuelven duros y rígidos hasta transformarse en hueso.
La miositis osificante progresiva es una afección rara y poco conocida que afecta a un poco más de 3 mil personas alrededor del mundo. Los bebés que nacen con este tipo de alteración genética tienen un aspecto normal a excepción de que el dedo gordo del pie es deforme. Pero con frecuencia la deformidad es ignorada o atribuida a otras causas.
Conforme avanza el tiempo, las estructuras anatómicas anteriormente mencionadas comienzan a osificarse, así que la deformidad se vuelve extensa, afecta otras zonas y crea limitación en el movimiento. Limitando el cuello, los hombros, las rodillas y la cadera al grado de que después resulta difícil caminar.
Eventualmente, a mayor edad se comprometen la masticación, el habla, la deglución, junto con dificultades de la musculatura torácica, acarreando problemas respiratorios que pueden amenazar la vida.
Los años que representan un verdadero reto para el paciente son la década de los 10 a los 20, puesto que en este periodo de tiempo aparecen nódulos inflamatorios dolorosos, en los cuales cuando cede la inflamación deja como resultado las áreas ya osificadas.
La rapidez con la que las zonas se transforman en hueso varía de persona a persona, depende de los músculos afectados, de la causa inicial que originó el brote inflamatorio y de la respuesta del sistema inmunológico, entre otros factores.
Las causas que pueden inducir el brote inflamatorio consecuentemente osificante son: caídas, golpes, tensión muscular excesiva, una inyección, cirugía y lamentablemente en otras circunstancias sin causa alguna; lo cual no indica que no importa qué tanta cautela se tenga. En ocasiones puede que los brotes inflamatorios se originen sin motivo alguno.
La persona con fibrodisplasia osificante progresiva requiere de asistencia y atención toda la vida. Ya que poco a poco su organismo requerirá de la ayuda de otras personas. Porque la enfermedad generara un alto impacto negativo en aspectos de actividades físicas, las capacidades funcionales y por ende la calidad de vida en general.
Será indispensable el apoyo familiar o de las personas con las que convive el enfermo, además de una asistencia médica especializada y psicológica permanente, ya que habrá actividades que la familia puede realizar por el enfermo, pero en etapas severas es probable que se requiera la hospitalización para poder ayudar a la persona a comer y respirar.
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Por ili.
El trastorno histriónico de la personalidad es un desorden del comportamiento en el cual una persona es emocional y dramática, al grado de que sus reacciones son exageradas y que tienen como único objetivo el llamar la atención de los demás.
Esta afección mental es de causa desconocida, pero los traumas en la niñez y la herencia son factores prioritarios para su desarrollo.
Se presenta con mayor frecuencia en hombres que en mujeres y según las estadísticas, es probable que el número de varones incluso sea mucho mayor al documentado, puesto que ellos usualmente se rehúsan a buscar ayuda profesional y por lo tanto carecen de un diagnóstico apropiado, así como de un tratamiento adecuado.
Por lo general, si la persona cuenta con este padecimiento, los primeros síntomas aparecerán en la niñez o después de los 20 años. Una singularidad del trastorno histriónico de la personalidad es que estos pacientes tienen la capacidad de desempeñarse en trabajos de alto nivel tanto social como laboral.
Otros síntomas incluyen: ser arrogante, prepotente y seductor o por el contrario demasiado fácil de influenciar y convencer; son exageradamente sensibles y dramáticos; tienden a culpar a otros por sus fracasos y errores; se preocupan demasiado por el qué dirán y como lucen. También buscan obsesivamente la constante aprobación y confianza de los demás; son altamente egocéntricos, superficiales e intolerantes y se irritan cuando las personas con quienes mantienen alguna relación no responden con adulaciones, gratificación o intimidad inmediatas.
El trastorno por lo general mejora con terapia psicológica y en ocasiones hasta con farmacoterapia psiquiátrica, pero sin tratamiento los problemas que ellos mismos provocan con otras personas eventualmente llegan a afectar tanto su vida laboral como la personal. Ya que las consecuencias de los conflictos de los que son parte pueden llegar a ser bastante serios y graves.
Los pacientes con este trastorno mental tienen una incapacidad de hacerle frente a los problemas y de hacerse responsables de lo que provocan; de igual manera su conducta los conduce a situaciones peligrosas y arriesgadas; todo esto con el fin de obtener más atención sobre todo de las personas de su interés e incluso sin que el sentimiento sea recíproco.
Los afectados con el trastorno histriónico de la personalidad y debido a su exagerada necesidad de llamar la atención, al no obtenerla pueden deprimirse y desarrollar pensamientos suicidas; así que son personas que necesitan un monitoreo constante de sus actitudes por parte de la familia o de quienes convivan.
Y si ya asisten a terapia psicológica, entonces tanto la familia como el paciente deben ser conscientes de que la intervención profesional es de por vida.
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Por Ili.
El intestino delgado es un órgano que forma parte del sistema digestivo y está recubierto en su interior por una sustancia mucosa, la cual alberga la microbiota e inmunoglobulinas del tipo A y estas forman parte de la flora intestinal normal.
En la hiperpermeablidad intestinal o en el síndrome del intestino irritable, existen alteraciones en la pared del intestino delgado, en la que existe una interrupción de la barrera mucosa, los enterocitos que son células tienen una unión defectuosa y también se presenta un infiltrado inflamatorio.
Todo esto permite que microrganismos y sustancias que viajan por el intestino atraviesen la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo, en lugar de que continúen el curso normal de la digestión.
Provocándose cómo consecuencia un desequilibrio en la microflora y denominándose apropiadamente: disbiosis.
Los estragos que se manifiestan en el cuerpo al padecer esto son inflamación, alergias e intolerancias a alimentos que anteriormente no le causaban problemas y deficiencias nutricionales. De igual manera puede causar dolor de cabeza, diarrea, cansancio, dolor articular, dificultad para bajar de peso y la sensación de llenura o sentirse inflado.
Existen varios factores que aumentan la permeabilidad intestinal como el estrés, tener las defensas bajas, tomar antibióticos prolongadamente, dormir mal y seguir una dieta de alimentos altamente procesados.
El diagnóstico del síndrome del intestino hiperpermeable es difícil ya que los signos y síntomas previamente mencionados son comunes a otros problemas intestinales como la gastritis, las úlceras estomacales, la diabetes, la esclerosis múltiple y la enfermedad de Crohn, por mencionar solo unos cuantos ejemplos.
Y también puede asociarse a otros padecimientos como la diabetes, la artritis reumatoide, la intolerancia al gluten e incluso al asma.
Como medidas de prevención se recomienda tratar de reducir el estrés con actividades recreativas como hacer ejercicio, meditar y dibujar; dormir lo suficiente y bien; tomar agua en lugar de bebidas azucaradas y carbonatadas.
Idealmente, también debe de seguir una dieta nutritiva y balanceada; se deben cocinar bien los alimentos, consumir más verduras y vegetales bien lavados y desinfectados pero crudos; así como cereales integrales, granos y tomar lactobacilos para que ayuden a la microflora intestinal.
Es recomendable también evitar el café, el alcohol, medicamentos como el paracetamol y la aspirina.
Si nota algunos de los síntomas anteriormente comentados, no dude en visitar a su doctor, este puede referirlo con algún gastroenterólogo y un nutriólogo, de ahí juntos pueden trabajar para mejorar tanto su estilo de vida como sus síntomas.
Imagen: Nivea.
Por Ili.
El vitíligo es una enfermedad autoinmune de la piel causada por la destrucción de melanocitos. Los melanocitos son las células que producen el color en la misma y cuando se tiene vitíligo este se presenta como manchas blancas en diferentes partes del cuerpo.
Las causas de la aparición del vitíligo son desconocidas, pero se afirma que la herencia juega un papel importante, así como el padecer la enfermedad del hipertiroidismo, el estrés y el sol, los cuales son considerados factores predisponentes para el desarrollo de esta afección dermatológica.
Las manchas del vitíligo pueden aparecer en las manos, los labios, las axilas, la ingle, alrededor de los ojos, alrededor de las fosas nasales, en el área genital y el ombligo.
La jiricua, como a veces se le denomina cotidianamente; con el paso del tiempo también se extiende a otras partes del cuerpo.
Los métodos de tratamiento para el vitíligo son cremas tópicas que ayudan a mejorar e igualar la apariencia del color de la piel, pero también hay medicamentos orales y terapia con rayos ultravioleta; otra opción es los tratamientos quirúrgicos como un injerto de piel y tratamientos cosméticos como el uso de maquillaje o tatuajes estéticos.
Cabe aclarar que la también conocida como “jiricua” no es una enfermedad contagiosa, ni limitante ni mucho menos degenerativa. Las personas que tienen vitíligo no solo tienen que lidiar con la despigmentación de la piel, si no que en muchos casos es indispensable que el paciente reciba apoyo emocional.
Por lo tanto, el paciente debe de apoyársele con un equipo médico que cuente con un dermatólogo y un psicólogo, para poder sobrellevar la condición.
El vitíligo es de causa desconocida, puede presentarse en cualquier individuo de entre los 20 y 30 años, y sin importar género. Su prevención radica en llevar una vida relativamente balanceada entre el estrés y las banalidades de la vida cotidiana, además del uso de un bloqueador solar como coadyuvante.
Si sospecha que tiene jiricua, no asuma ni entre en pánico, no se unte lo que le recomendaron por ahí, no compre los productos que venden en la televisión, por internet, por catálogo o en los mercados.
Lo mejor es acudir con un dermatólogo, para que lo saque de dudas; una vez que se confirme que tiene vitíligo, aprenda a comprender su enfermedad para que sepa escoger los productos que le resulten eficaces y que estén aprobados y avalados por una institución médica conocida.
El vitíligo no provoca síntomas, las personas que la padecen llevan una vida longeva y normal. Incluso algunas son famosas; el reto es estético y a la vista todo puede ser magnífico cuando se lleva con dignidad.
Imagen: Institutimipo.com
Por Ili.
El pénfigo es una enfermedad autoinmunitaria de la piel y de las membranas mucosas, lo que significa que el cuerpo produce anticuerpos que atacan a las células de sí mismo. El trastorno autoinmunitario del pénfigo es raro y causa ampollas dentro de la boca, la nariz, la garganta, la piel, los ojos y los genitales.
No es contagioso y se desconoce tanto el origen como los factores que lo desencadenan.
Aunque se sabe que en raras circunstancias de produce cuando se administran medicamentos inhibidores de la coenzima convertidora de angiotensina y penicilamina.
El pénfigo aparece en personas de los 35 años en adelante y predomina en personas con ascendentes judíos, pero de igual forma, cualquier otra población con diferente origen étnico puede presentarlo.
Existen muchas formas de pénfigo, pero las más comunes, son el tipo vulgar en el cual las ampollas son bastante dolorosas y el de tipo foliáceo, el cual es más raro pero las ampollas aparte de provocar dolor también causan comezón.
Las ampollas del pénfigo incluyen complicaciones adicionales cuando se revientan ya que pueden desarrollarse infecciones secundarias tanto en las mucosas como en la piel. Adicionalmente, una infección severa puede convertirse en una sepsis si es que se extiende a la circulación sanguínea. Dependiendo las circunstancias, también puede fomentar la desnutrición ya que el dolor en la boca le impide al paciente el poder comer.
Muchas veces quien detecta el pénfigo, es el dentista sobre todo cuando la queja principal del paciente o bien el principal motivo de la consulta, es debido a la presencia de las ampollas en la boca. Pero también el médico y el dermatólogo saben diagnosticarlo. Después deberá someterse a pruebas de sangre, una biopsia de la piel y en caso de que afecte la garganta hasta una endoscopía.
Los medicamentos destinados para el control y la supresión de las ampollas del pénfigo son los corticoides, la ciclofosfamina, la dapsona y el rituximab.
Además, el paciente debe proteger la piel de fricción, o cualquier actividad que pueda reventarle las ampollas, ya que al suceder quedarán áreas denudadas; igualmente debe abstenerse de alimentos muy calientes, condimentados, ácidos y picantes, puesto que la mucosa de la boca es más sensible frente a estos tipos de irritantes; por último, también será necesario también minimizar la exposición al sol, ya que el sol puede fomentar la aparición de más ampollas.
Si tiene ampollas en la boca y se le dificulta mantener la higiene oral, el dentista puede sugerirle la utilización de otros productos como un irrigador bucal, cepillos dentales con cerdas extra suaves, enjuagues bucales sin alcohol y anestésicos tópicos orales de baja concentración.
La Endamoeba histolytica. Es un parásito que invade y vive esencialmente dentro de los tejidos de su hospedero. Foto: EcuRed.
Por Ili.
La amebiasis es una enfermedad causada por un parásito, en específico por la amiba y ocasiona infección intestinal a nivel del colon. La cual si no es tratada puede propagarse a otros órganos como el hígado, los pulmones y el cerebro.
La infección es común y puede contraerla cualquier individuo, sin embargo, la predisposición es más alta en personas que viven en zonas de clima tropical y donde las condiciones de higiene son precarias y cuestionables.
Su propagación comúnmente es a través de alimentos contaminados, por agua infestada y por contacto directo.
Los síntomas aparecen tan pronto, como a los dos días, pero en otros casos puede tardar hasta semanas en aparecer luego de haber ingerido la comida contaminada o de la exposición a los huevecillos de las amibas.
Los síntomas iniciales presentan fiebre, escalofríos, cólicos intestinales, períodos de estreñimiento alternados por diarrea con moco, diarrea con sangre, dolores de cabeza, flatulencias, náuseas, pérdida de peso y fatiga.
Para poder confirmar que los síntomas corresponden a los de una amebiasis, el doctor le pedirá exámenes sanguíneos y un análisis de heces, así que deberá proporcionar una muestra fecal, obviamente se le va a explicar cómo debe recolectarla. Ya que a un mejor diagnóstico más atinado será el tratamiento.
Una vez obtenidos los resultados, el método curativo se basará en la toma de antibióticos como el metronidazol, timidazol, diyodohidroxiquinoleina, clorhidrato de emetina, paramomicina, fenantrolinquinona e hidratación intravenosa.
Por lo general la disentería amebiana cede con medicamento y se resuelve después de un par de semanas, pero si el curso de profilácticos no se completa como debe de ser, la amebiasis puede reiniciar.
Evite comer en lugares dudosos donde no sabe si desinfectan los alimentos, si no cocinan bien la comida, donde no sabe si usan jabón y agua caliente para lavar la loza, o si realmente se usa agua potable.
Es imposible habitar y desarrollarse en un ambiente estéril y mucho menos vivir con miedo a gérmenes, bichos y enfermedades por doquier. Así que utilice el sentido común, si el lugar o la comida tiene mal aspecto, huele mal o percibe un sabor inusual, no consuma lo que se le presente.
La disentería amebiana es bastante común pero altamente contagiosa; las buenas noticias son que existe tratamiento tanto para erradicarla como para poder ayudarle a tolerar los síntomas manifestados; mientras su organismo con ayuda de los medicamentos combate la infección.
Haga memoria y recuerde que comió, esa diarrea crónica alternada con estreñimiento y malestar en general no son cosas comunes, déjese de suposiciones y acuda a consulta médica.
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Por: Ili
El síndrome de PICA o como anteriormente se le conocía a la alotrofagia es como se denomina al acto de ingerir sustancias y materiales no comestibles. Como el comer tierra, papel, esponja, hielo, arena o cabello. Aunque en otros individuos también se ha documentado que degustan barro, carbón, jabón, pintura y hasta heces de animales.
Este raro patrón de ingestión es principalmente observado en niños de dos a seis años; pero también ha llegado a presentarse en personas adultas y en embarazadas. Tanto los niños como las embarazadas sienten un raro antojo sobre todo por consumir tierra, en particular cuando existen deficiencias de ciertos nutrientes como el hierro, calcio y el zinc.
Para poder considerar que una persona tiene el trastorno de PICA, el patrón de comer algo extraño debe por lo menos perdurar un mes y dependiendo de lo que se esté consumiendo y la cantidad. Los síntomas y consecuencias pueden causar diferentes problemas como náuseas, dolor en el estómago, distensión y bloqueo intestinal, envenenamiento, fractura de los dientes y laceraciones en la boca; además de problemas en el comportamiento y desnutrición.
No es posible realizar el diagnostico de alotrofagia con un solo examen, sino que deben realizarse varios análisis para determinar primero si existe alguna deficiencia de nutrientes, así como otros problemas de salud como la anemia y el envenenamiento por plomo.
Después el tratamiento también debe incluir alguna forma de terapia para la modificación del comportamiento del paciente; así como de la educación a la familia. Opciones con medicina para ayudar con el trastorno de PICA son una alternativa cuando el paciente tiene algún otro tipo de discapacidad del desarrollo.
Las complicaciones más graves y resultantes del síndrome de PICA son la infección, una masa de material indigerible bloqueando el sistema intestinal o una toxicidad fatal. Así que este tipo de comportamiento debe ser intervenido en cuanto es detectado, ya que el tipo y la cantidad de la materia indigerible pueden provocar la muerte.
Por otro lado, y con frecuencia, un dentista, el odontopediatra, el doctor de cabecera o los maestros; son quienes notan los signos del trastorno de PICA. La familia, junto con estos profesionales cuando los pacientes son menores, deben idear un plan para abordar al paciente y no hacerle sentir vergüenza o abordarle con agresión.
En caso de pacientes adultos será importante hablar con los cuidadores si es que la persona tiene alguna discapacidad del desarrollo y en mujeres embarazadas; es importante explicar que el comportamiento no solo es perjudicial para su salud si no para el bebé también.
El individuo requiere ayuda profesional, no se trata solo de un hábito de coleccionista o de excentricidad. Foto: eluniverso.com
Por Ili.
También conocido como el síndrome de Diógenes o trastorno de la acumulación, el síndrome de acumuladores compulsivos es el conjunto de signos y síntomas que afectan el comportamiento. Y estos representan un cuadro clínico caracterizado por la anormal necesidad de recolectar y guardar cosas.
Junto a ello, también existe la enorme dificultad para deshacerse de las mismas, bajo la creencia de necesitarlas después, al grado de que los objetos deseados, pueden ser considerados para los demás como inservibles.
El hecho de guardar objetos solo por ser desorganizados dista mucho de padecer los síntomas del síndrome de Diógenes. Las personas que lo padecen tienden más bien a acumular cosas como periódicos, libros, muebles, recuerdos, ropa, contenedores, fotos, bolsas de plástico, botellas, frascos, a tal grado de que el lugar en donde se vive se convierte en un lugar imposible de habitar. Y no solo porque están atiborrados de cosas, sino porque se junta la basura, en la cual eventualmente se crían plagas y es imposible diferenciar entre lo que es práctico guardar y lo que no se debe conservar. Interfiriendo así por completo con la vida de la persona y de quienes la comparten con esta.
Por lo general quienes son acumuladores compulsivos son personas que se encuentran y se sienten muy solas, son aquellas que, de igual forma, no han podido superar un evento traumático como la pérdida de un ser querido; similarmente son pacientes que han sufrido mucho rechazo y aquellas personas con depresión.
El afectado busca estar solo, rehúye de la sociedad, se olvida del cuidado básico de sí mismo, de la higiene personal y hasta de comer; se tornan agresivas y groseras frente a la preocupación de la gente que los conoce y más que nada optan por no salir de casa y de vivir voluntariamente en condiciones precarias.
Para poder tratar a estas personas es indispensable atender la patología psiquiátrica y a la vez atender los problemas físicos que haya junto con el síndrome, como la desnutrición y el deterioro higiénico en caso de presentarse.
Si sabe de algún familiar, amigo o conocido con características parecidas a las del síndrome de acumuladores compulsivos no lo ignore, más tampoco asuma que lo tiene. Lamentablemente este trastorno sirve de refugio para la verdadera raíz de un problema.
El individuo requiere ayuda profesional, no se trata solo de un hábito de coleccionista o de excentricidad.
Cuando una persona descuida su casa, su cuerpo y se entierra en cuanta basura y cachivache encuentra, se halla en un estado de realidad distorsionada. Así que, con la apropiada ayuda psiquiátrica, psicológica y médica, la persona debe confrontar su realidad para comprender la gravedad de su situación.
Experimentar soledad es difícil, aprender a manejar y sortear los estragos de la vida no es sencillo, pedir ayuda no es signo de debilidad. No se aferre a nada ni nadie; nada es eterno y nada al 100 por ciento le pertenece, la vida es prestada y todo es temporal. Aprenda a deshacerse de objetos que ya no utilice.
Por Ili.
La afasia es un problema del lenguaje, resultado de un daño cerebral, por lo que a las personas que la padecen se les dificulta expresarse, no pueden leer, escribir y tampoco comprender lo que se les instruye.
Dependiendo del tipo y la localización del daño en el cerebro, la afasia se clasifica en cuatro tipos:
la anómica, donde se tiene dificultad para poder utilizar los términos correctos para denominar eventos, personas o lugares; la global, en la que una persona no habla, no lee y no escribe ya que no comprende ninguna de estas formas de lenguaje: la receptiva en la que, si se entiende y se puede hablar y leer, puede escuchar y leer palabras impresas, pero no puede interpretar lo que lee o escucha y la afasia expresiva, cuando la persona tiene noción de lo que quiere expresar, pero tiene dificultad para escribir o decir lo que se piensa.
Esta afección lingüística puede aparecer en cualquier persona y sin distinción de género o raza, y como ya se mencionó anteriormente como resultado a algún daño cerebral ya sea una lesión vascular o un tumor. Puede aparecer repentinamente o bien de forma gradual y por lo general, si se desarrolla se presenta en la mediana edad, pero puede aparecer en gente joven o en ancianos también.
En ciertos casos, la afasia puede mejorar sin tratamiento; sin embargo, no hay cura. El tratamiento tiene como objetivo mejorar las habilidades lingüísticas del individuo. Las pruebas comunes utilizadas para poder determinar si un paciente tiene afasia, son para comprobar que se entienden y comprenden preguntas e instrucciones simples; si la persona habla y responde coherentemente y otros medios de diagnóstico como la tomografía computarizada y la resonancia magnética de la cabeza.
Existen varias medidas para disminuir los riesgos de padecer afasia, las cuales no solo reducen las probabilidades para este trastorno lingüístico, sino que son cambios saludables con repercusiones positivas contra otras enfermedades o problemas físicos, tales como realizar modificaciones a la dieta evitando comida chatarra para prevenir enfermedades cardiacas, vasculares y cerebrovasculares y protegiendo la cabeza cuando se practique algún deporte y se ande en patines y bicicleta, por ejemplo.
La recuperación de la afasia, suele ser un proceso lento que requiere de paciencia y constancia por parte del paciente. Ya que las terapias del lenguaje y del habla deben continuar hasta que la persona no presente dificultad alguna para poder expresarse.
La familia o los cuidadores del paciente son parte fundamental en el avance de la recuperación del mismo, ya que su participación y motivación son elementales. Pueden ayudar a la persona dándole instrucciones claras y simples, incluir al paciente en las actividades y conversaciones diarias, y repitiendo palabras despacio y claramente para que la persona practique y las articule correctamente.
Generalmente la recuperación conlleva años, todo depende del grado y severidad de la lesión cerebral y de qué tan oportuno sea el tratamiento por seguir. Sin embargo, con constancia y determinación la persona puede continuar mejorando conforme pasen los años.
Por Ili.
La enfermedad de Ménière es un trastorno del oído. El oído anatómicamente se divide en tres partes: oído externo, oído medio y oído interno; la enfermedad de Ménière es una anomalía del oído interno.
Esta enfermedad provoca vértigo, pérdida de la audición, un silbido constante, dolor y sensación de bloqueo en el lado comprometido. Con frecuencia sólo un oído es afectado, pero hay casos en los que afecta los dos.
Se desconoce el origen de la patología y no existe cura. Sin embargo, los síntomas de la enfermedad pueden mermarse con varios medicamentos. La enfermedad de Ménière llama la atención debido a que los ataques súbitos de vértigo, llamadas crisis de caída o crisis otolítica de Turmakin, son tan extremas que provocan caídas debido a la pérdida del equilibrio.
La condición puede aparecer a cualquier edad, pero en adultos de 40 a 60 años es mucho más probable. Se sugiere que los síntomas de la enfermedad de Ménière son el resultado de la acumulación de líquido endolinfático en la zona del oído interno identificada como el laberinto.
Cuando la cabeza y el cuerpo se mueven, el líquido endolinfático manda señales de percepción de espacio y movimiento al cerebro; el líquido endolinfático debe entonces comprimirse como respuesta a las vibraciones provocadas por los sonidos. Pero en la enfermedad de Ménière, en lugar de reaccionar conforme a las vibraciones sonoras, el líquido endolinfático interfiere con las señales de equilibrio y audición causando los síntomas previamente mencionados.
A pesar de ser de etiología desconocida, tiende a ser de una alta incidencia hereditaria ya que parece presentarse en varios miembros de una familia. Similarmente algunos investigadores piensan que la enfermedad se presenta como resultado a alergias, reacciones autoinmunitarias y constricciones vaso sanguíneas.
El diagnóstico se basa en una extensa y detallada historia clínica por parte del médico especialista en oído, nariz y garganta, el otorrinolaringólogo; quien adicionalmente le hará otras pruebas de diagnóstico tales como la resonancia magnética y pruebas de audición no solo para confirmar el padecimiento sino también para poder descartar cualquier otra patología.
Los medicamentos más usados para tratar el mareo son el Diazepam, el Lorazepam y algunos diuréticos; también se recomienda realizar modificaciones en la dieta para reducir el consumo de sal, chocolate y alcohol.
Otras fuentes científicas sugieren el uso de antibióticos como la gentamicina y corticosteroides. Otro recurso es el quirúrgico el cual tiene como propósito descomprimir el saco endolinfático para que los ataques de vértigo sean menos frecuentes.
En otros casos donde los ataques de vértigo son casi esporádicos, existen otras medidas que pueden ayudar al paciente para que pueda mejorar algunos de los síntomas de esta enfermedad. Por ejemplo, sentarse o acostarse cuando se sienta el mareo, descansar unos minutos durante y después de los ataques, abstenerse de fumar, de tomar alcohol y de usar constantemente audífonos; ya que la frecuencia sonora dentro del canal auditivo puede provocar vibraciones que son detectadas e interpretadas incorrectamente y de manera exponencial.
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