Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo.
Mi hermana Pilar Trejo es una de mis grandes maestras, ella me acercó al Budismo Tibetano. Desde muy temprana edad se dio cuenta de la importancia de la regulación emocional, de poner en orden a la mente y del valor del autoconocimiento. Tuvo en su haber experiencias muy fuertes de estar a punto de morir y las secuelas que éstas dejan en la psique de las personas.
Todo esto la llevó a estudiar Psicología y a especializarse en diversas áreas, entre ellas la Tanatología, que consiste el estudio de la vida que incluye a la muerte: Thanatos (muerte) y logos (estudio o tratado) de origen griego. El objetivo de ésta disciplina es proporcionar ayuda profesional a pacientes en etapa terminal y a sus familias.
La ciencia siempre inventa que inventa, es decir, algunas veces se atribuyen descubrimientos que en realidad no lo son y la Tanatología es uno de ellos. En 1992 salió a la venta El libro tibetano de la vida y la muerte que es un exhaustivo trabajo del maestro de meditación budista y conferencista internacional, Sogyal Rimpoche, en donde comparte poderosas y sencillas prácticas de la tradición tibetana para el buen morir. Cabe mencionar entonces, que la filosofía budista que contiene este conocimiento data de hace más de 3 mil años A.C. Así que reflexionar sobre la forma en que vamos a morir no es un pensamiento moderno.
Sí, sí existe el concepto de morir con bienestar. Toda la filosofía contenida en este preciado libro se dedica a explicarnos qué es lo que tendríamos que hacer para dejar este plano terrenal sin ningún pendiente. Durante nuestra vida aplazamos decisiones importantes pero incómodas y cuando estamos a punto de morir resurgen con fuerza los rencores, los arrepentimientos, la culpa, lo que no hicimos (por ejemplo: pedir perdón) y esto pesa tanto que la agonía se prolonga por días o quizás meses generando dolor y sufrimiento para nosotros y para nuestros seres queridos.
Mi hermana, quien ha apoyado a muchas familias que han sufrido o están sufriendo la pérdida de un ser amado, me cuenta que la persona que está a punto de morir no logra trascender de forma serena y tranquila este paso si existen en su historia asuntos sin resolver.
El maestro de Yoga, Ramiro Calle, originario de Madrid, a sus 80 años dice en una entrevista reciente que debemos contemplar cuatro aspectos vitales para el buen morir:
Paz Interior, precisamente es el resolver asuntos pendientes y haber aprendido que todos los seres somos dignos de ser amados y lograr la tranquilidad. Salud mental y emocional, que es cuidar al órgano cerebral cómo ente fisiológico, pero también la regulación de la expresión de sentimientos y emociones. El cuidado del cuerpo hasta que decaiga de forma natural de alguna enfermedad relacionada con la vejez.
Optimizar tus relaciones con tus seres queridos, no dejes asuntos pendientes con nadie ni dentro ni fuera de tu familia, pero principalmente con las personas más cercanas, deja el orgullo y la arrogancia y acércate a ellos.
Lo cierto es que tristemente vivimos en una sociedad que siente aversión por la vejez y que muchas veces abandonamos a nuestros ancianos cuando más nos necesitan, cuando están más vulnerables, y esto también se debe a que algunas personas llegan a la vejez en un estado pésimo de salud física y emocional. Sigamos reflexionando en un bienestar integral para llegar a la edad dorada en mejores condiciones.
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo.
Durante mucho tiempo pensé que el término “SPA” era algo de los norteamericanos, de quienes admiro su capacidad de sistematización y comercialización de conceptos, pero resulta que no, SPA tiene varios significados.
Uno de ellos es “balneario” y procede de una ciudad belga en la provincia de Lieja que desde los romanos era conocida por sus baños termales. Lugar a donde más tarde llegaban los aristócratas de las cortes europeas. Pero también se dice que es un acrónimo de la frase en latín sanum per aquam acuñada en el Imperio Romano, y en otras investigaciones dicen que podría proceder del latín esparguere que significa “derramar” o “esparcir”. Me gusta la traducción al español Salud por Agua, ya que sí, efectivamente estoy convencida de que el agua tiene todo que ver con nuestro bienestar.
Lo cierto es que todos los seres disfrutamos el contacto con este elemento (a menos que se tenga una enfermedad o condición especial y, por el contrario, el agua genere aversión). Tibia o caliente suaviza los tejidos conectivos y quita la sensación de rigidez, fría o helada es un gran estimulante del sistema nervioso; muchos médicos recomiendan un baño caliente cuando se está padeciendo algún cuadro de enfermedad, y sabemos que el agua fría es buena para bajar la temperatura. Y en casos de desintoxicación un buen lavado colónico hace una gran diferencia en la salud y el estado de ánimo de quienes lo reciben.
Según el filósofo Tales de Mileto el agua es el primer principio creador de vida y movimiento, generador de todo lo que está vivo. Y, según él, el agua cubre ciertos requisitos que no dejan lugar a dudas acerca del carácter divino de este elemento, por eso hay tantas deidades en muchas culturas que representan el poder de este componente de la naturaleza, cómo el Dios Tláloc en México, Yemayá en Cuba o Varuna, Dios del océano en India.
El agua está involucrada en todos los procesos biológicos y bioquímicos de la vida. Se nos enseña que somos 75 por ciento agua y muchas personas se imaginan el agua tal y cómo sale de la llave, pero en realidad este dato se refiere a que estamos hechos de sustratos líquidos, en los que se involucra el agua, por ejemplo: la sangre, el líquido linfático, el semen, la orina, el líquido cefalorraquídeo, la saliva, etc. Y la calidad de estos sustratos es muy importante. Cuidar los tres pilares de la salud del cuerpo logrará que ese 75 por ciento esté lleno de potencia y energía y estos son: nutrición, actividad física y descanso.
En otras columnas hemos mencionado la importancia de la hidratación adecuada, con agua nutritiva, que es, mejor dicho, el suero casero que si repone lo líquidos perdidos durante el día: un litro de agua, dos o tres limones (depende el tamaño), una pizca de sal de mar, una pizca de bicarbonato de sodio y jarabe de agave moderadamente para endulzar. Este suero también mantiene la salud de los riñones y las vías urinarias.
Y también quiero agregar que, cómo entrenadora física, recomiendo mucho a las personas ir a una alberca, pero no a nadar con objetivo de metros o tiempo, sino a disfrutar del contacto del cuerpo con el agua, pueden caminar de frente y de espaldas, o de forma lateral en ambos lados y mover los brazos bajo el agua, sobre todo las personas con artritis reumatoide o en recuperación de cirugía articular se ven beneficiados de los ejercicios en la alberca, así como personas con ansiedad o depresión.
Tomar agua nos da vida, pero tomar conciencia nos dará agua.
-Anónimo.
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo.
Cuando estudié la secundaria, mis materias favoritas eran las que me costaba trabajo entender en su totalidad, pero que lo poco que entendía me fascinaba: Biología y Química. Los procesos de la creación de la vida, pero también de su mantenimiento y su disolución me han parecido siempre atrayentes, es uno de los motivos por los que me he dedicado al bienestar integral.
La conservación y la protección de nuestro organismo forma parte de un instinto primitivo y primordial de supervivencia, salvaguardar la vida de las amenazas naturales y las creadas por el mismo hombre que, tristemente, veo que va desapareciendo generación tras generación. La palabra importante y también difícil del día de hoy es: antioxidante.
Un antioxidante es una molécula capaz de retardar o prevenir la oxidación de otras moléculas. El proceso de oxidación es una reacción química natural en el que las células mueren y son desechadas para que nuevas células ocupen su lugar.
Las células que son desechadas y circulan en el organismo se llaman radicales libres y debemos regular su producción porque cuando proliferan en grandes cantidades provocan que una mayor cantidad de células sanas mueran generando un mayor deterioro de nuestro organismo, en palabras comunes, aceleran el envejecimiento celular. Aunque las reacciones de oxidación son cruciales para la vida, el incremento de las mismas es perjudicial.
Es por esto que vemos una gran cantidad de publicidad acerca del consumo de antioxidantes: consuma vitamina C todos los días, consuma vitamina E para retardar el envejecimiento prematuro; enzimas, catalasa, superóxido dismutasa, etc.
Para no complicarnos con más palabras difíciles es más fácil saber que de nada va a servir que se consuma una gran cantidad de antioxidantes si no se han eliminado las causas por las que la oxidación celular se acelera y tenemos cinco ganadores (solo por mencionar algunos) de los hábitos más dañinos que activan el envejecimiento:
Fumar, uno de los mejores antioxidantes es el OXÍGENO, y fumar destruye a los alveolos y a los vasos capilares impidiendo que el oxígeno rejuvenezca a la piel y a los órganos internos.
Consumir alcohol en exceso, el alcohol coagula la sangre volviéndola más densa y pesada, afecta la circulación y causa hipertensión, no es necesario decir más.
Consumir en exceso los cuatro jinetes del apocalipsis nutricional: azúcar refinada, sal refinada, harinas refinadas y lácteos.
No dormir y/o descansar de forma adecuada.
No hidratarnos de manera apropiada.
En cuanto a consejos para evitar el envejecimiento prematuro siguen siendo los más importantes para el mantenimiento de la salud: actividad física, nutrición y descanso adecuados, pero también nuestras actitudes pueden ayudar a evitar la oxidación en masa así que mantener una actitud positiva, sonreír más seguido y desarrollar un pensamiento flexible son recomendaciones al alcance de todos.
Les sugiero que visiten en YouTube el canal oficial del doctor Daniel Gregory Amen y es especialista en trastornos cerebrales, es cinco veces el autor más vendido del New York Times desde 2012 y él afirma, con evidencias científicas, que la salud del cerebro es primordial para adquirir hábitos saludables y volver a sentir que queremos preservar nuestra vida, no por obligación, son porque así lo queremos.
Leticia Trejo es profesora de yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo
El término metabolismo se le atribuye al naturalista, fisiólogo y anatomista prusiano Friedrich Theodor Schwann, considerado uno de los fundadores de la teoría celular y que nació un 7 de diciembre de 1810. Pero, ¿por qué es importante que quienes no somos científicos nos familiaricemos con el término metabolismo?
En esta columna hemos escrito sobre salud y bienestar, sobre alimentos saludables, ejercicio y regulación emocional resaltando la importancia de cuidar nuestra salud, prevenir y lograr una mejor calidad de vida, pero quizás no hemos tocado el tema del proceso interno que estamos beneficiando cuando adquirimos mejores hábitos de preservación.
El término metabolismo hace referencia a todos los procesos físicos y químicos del cuerpo que convierten o usan energía, tales como:
Respiración
Circulación sanguínea
Regulación de la temperatura corporal
Contracción muscular (para movernos de forma eficiente)
Digestión de los alimentos y nutrientes
Eliminación de los desechos a través de las heces y orina
Funcionamiento del cerebro y los nervios
Estos complejos procesos interrelacionados (que se afectan los unos a los otros) son la base de la vida a escala molecular y permiten las diversas actividades de las células cómo crecer, reproducirse, mantener sus estructuras y responder a los estímulos.
Mi interés personal en este tema es que cada vez conozco más personas que han sido diagnosticadas con la enfermedad del Síndrome metabólico, y ¿sabes cuáles son los factores de riesgo para contraerla? Tener problemas de circulación, tener diabetes, sobrepeso y obesidad, niveles altos de colesterol o triglicéridos, es decir, una sola de estas enfermedades crónico degenerativas no significa que ya tengas síndrome metabólico, pero la suma de varias de estas que se presentan al mismo tiempo SI.
En este caso, si ya te diagnosticaron síndrome metabólico, necesitas urgentemente cambios radicales en tu estilo de vida, ya no valdría que solo tuvieras un régimen de alimentación saludable, o que solo empezaras a hacer ejercicio, si ya sumaste dos de las enfermedades crónico degenerativas debes aplicar toda tu fuerza de voluntad, tu espíritu guerrero, tu amor por la vida en adquirir nuevas formas de relacionarte contigo mismo y con el universo, pedir apoyo, ser constante, disciplinado y paciente.
La espectacular forma en que nuestras células pueden auto repararse depende de que tú les des los medios adecuados. El aprecio por la vida puede empezar en este momento: ¿ya tomaste agua el día de hoy? ¿saliste a caminar? ¿tienes verduras en tu refrigerador? ¿ya no gastas en bebidas azucaradas? Cuida tu metabolismo y él se encargará de que tú sigas disfrutando la vida y la presencia de tus seres queridos.
“Con la esperanza de llegar a la luna, los hombres no ven las flores que crecen a sus pies” (Albert Schweitzer)
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por: Leticia Trejo.
Los budistas hablan de la atención plena para referirse a estar completamente presentes en los acontecimientos, personas, emociones, sentimientos, pensamientos y acciones, en el hinduismo se dice que los sabios no se dejan distraer ni por el pasado ni por el futuro, en el catolicismo nos invitan a practicar la contemplación, pero en realidad la versión más popular de este concepto la tuvo Eckhart Tolle (Escritor y guía espiritual de origen alemán) cuando escribió su libro El poder del ahora.
Pero todas estas formas de invitarnos a estar presentes no son conceptos o ideas, son prácticas activas, consistentes y permanentes que nos ayudan a entrenar a nuestra mente a la disminución de su agitación natural. Y cómo bien escribe Tolle pueden llevarnos al cese del sufrimiento, él mismo estaba pasando por un periodo de depresión y pensamientos suicidas cuando tuvo la revelación que lo llevó a escribir este libro.
Pero entonces, ¿cómo se está aquí y ahora?, ¿cómo mantengo una atención plena y cómo puedo apreciar y valorar la práctica de la contemplación? Y sobre todo: ¿qué tienen que ver estas prácticas con mi salud, bienestar y felicidad?
En esta entrega de un tema tan vasto voy a poner el ejemplo del sentido del gusto y el desarrollo del sexto sentido de la propiocepción o intracepción.
La atención plena se puede entrenar cuando vamos a llevarnos un alimento a la boca. Alguna vez mi dentista me explicó que muchos de los problemas digestivos que tenemos se deben a que no nos damos el tiempo de que los sentidos se involucren en el proceso de ingesta de los alimentos, tragamos rápidamente y sin prestar atención al proceso, incluso, estamos contestando correos o mensajes mientras “nos alimentamos”, si queremos que la alimentación se convierta en un proceso nutritivo eficiente debemos estar presentes en cada paso:
Detenernos a observar lo que vamos a llevarnos a la boca: colores, formas, texturas.
Antes de que el alimento entre a la cavidad bucal hay que olerlo unos segundos.
Una vez que entra a la boca debemos masticar entre 15 y 21 veces cada bocado, percibir todas las densidades, dimensiones, texturas y sabores además de dejar que vaya pasando poco a poco hacia la tráquea.
La postura al comer debe ser columna erguida y centrada.
Una vez que hemos terminado la masticación realizar una o dos respiraciones largas y continuar.
Me contaba mi dentista que este proceso de presencia al momento de comer puede disminuir o evitar el sobrepeso o episodios de gastritis, colitis, indigestión, ansiedad, tristeza y otros males que aquejan a la sociedad moderna, e incluso malformaciones en la mandíbula y alineación de los mastoides (porción de hueso que une a la mandíbula con el hueso temporal del cráneo).
Comer de prisa y sin poner atención no suma ni aporta beneficios, de verdad creo que nuestra comunidad se vería muy beneficiada si pudiéramos hacer más prácticas de estar aquí y ahora en cada actividad de nuestro día, sobre todo si decidimos disfrutar lo que hacemos para vivir, la atención plena nos puede ayudar a estar más saludables.
Leticia Trejo es entrenadora personal y maestra de yoga. Foto: Archivo.
Por: Leticia Trejo
La descripción oficial de Wikipedia dice que el “cuerpo” se puede describir por medio de la Anatomía que es una ciencia, rama de la biología, que estudia la estructura de los seres vivos, es decir, la forma, topografía (representación gráfica), ubicación, disposición y relación entre sí de los órganos que la componen.
La anatomía se basa ante todo en el examen descriptivo de los organismos vivos, no obstante, la comprensión de esta arquitectura implica estudiar también su función, por lo que se relaciona con la fisiología y forma parte de un grupo de ciencias básicas llamadas ciencias morfológicas (biología del desarrollo), etc. etc.
En su libro: el cuerpo tiene sus razones, Therese Bertherat, lo describe así:
“Nuestro cuerpo es nosotros mismos. Es nuestra única realidad tangible. No se opone a nuestra inteligencia, ni a nuestros sentimientos o a nuestra alma, de hecho, los expresa, los incluye, los arbitra. Así, tomar consciencia del propio cuerpo es darse acceso al propio SER, puesto que cuerpo, físico y psíquico, e incluso, fuerza y debilidad no representan la dualidad del SER sino su UNIDAD”
Se ha sostenido, desde una perspectiva neo humanística, que una cultura del cuerpo contemporánea puede ser entendida como un fundamental aprendizaje y construcción de sí mismo, cómo cultivo de valores básicos de expresión personal y de relación social a través de las experiencias corporales. Dichas experiencias son elaboradas por el ser humano en lo que podríamos llamar “el arte de vivir el cuerpo”. Estas elaboraciones provienen del cuerpo, se dan a través de y para el cuerpo, cuyo propósito es la expresión del pensamiento, sentimiento y movimiento (acción) en relación consigo mismo, con los otros y con su medio ambiente. (J. Arlés G. Universidad de Santo Tomás de Aquino, Bogotá-Colombia).
Mi reflexión el día de hoy es: ¿Por qué si el cuerpo es en donde podemos expresar todo lo que somos, sentimos y pensamos lo maltratamos tanto? No me refiero a tener una obsesión por la salud, sino a los básicos cuidados que requiere nuestro organismo, cubrir todas sus necesidades y tratarlo con inteligencia.
Según el hinduismo, el budismo y el taoísmo, todo cuerpo vivo está rodeado por un patrón holográfico de energía, que aporta información para el desarrollo de los seres humanos, desde el estado embrionario hasta su vejez. Este patrón holográfico, que posteriormente ha sido comprobado por la ciencia occidental mediante la visualización utilizada por la fotografía electrográfica Kirlian, para cuerpos de alta frecuencia, alto voltaje y bajo amperaje, muestra emanaciones brillantes, o “aura”, o “campo bioenergético” o “campo electromagnético luminoso” lo cual demuestra que, efectivamente, somos energía, y podemos alcanzar cierto poder físico que nos acerca a la felicidad y finalmente al despertar de la consciencia, siempre y cuando le demos lo que necesita (Osho, 2012).
En conclusión, nos damos cuenta que el cuerpo ha sido, es y seguirá siendo un campo de investigación muy amplio y que no solo los investigadores deberían estar interesados en ello; nosotros, que somos los que lo habitamos haríamos bien en mostrar un mayor interés, creo que entre mejor conozcamos a nuestro cuerpo tendremos más precisión en saber lo que necesita de nosotros.
Leticia Trejo es entrenadora personal y profesora de Yoga. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo
El primer signo de vida de todo ser viviente es la respiración, es el oxígeno el primer nutriente que recibe nuestro organismo y también es el iniciador de todos los sistemas energéticos del cuerpo, es cómo la perilla del calentador de agua de nuestra casa: puedes tener lleno el tanque de gas y un boiler de gran capacidad, pero si no giras la perilla hacia “encendido”, el agua caliente no saldrá nunca. El oxígeno es esa perilla que permite que las funciones se lleven a cabo en perfecta sincronía. Esto nos lleva a nuestra palabra importante: vascularización.
El oxígeno necesita conductos adecuados para llegar a todos los rincones que lo necesitan; viaja por las arterias, arteriolas, las venas, los vasos sanguíneos y los capilares. Todas estas estructuras tubulares tienen diferentes grosores y ritmos en los que fluye la sangre con los otros sustratos y con el oxígeno. Todos los tejidos de nuestro cuerpo necesitan de estos canales, por eso, cuando ocurren daños en alguna parte del recorrido nervioso o sanguíneo, encontraremos múltiples alteraciones en las funciones afectadas.
La vascularización es un proceso que se lleva a cabo gracias al sistema cardiovascular y linfático, por lo tanto, los tejidos logran estar irrigados y además se transportan las sustancias de desecho que serán eliminadas posteriormente.
Cuando una arteria no logra transportar y llevar el oxígeno hacia los músculos, huesos y estructuras del sistema nervioso, estas células no pueden sobrevivir y por ende tampoco cumplen su función característica, llegando así a afectar nuestra salud.
De modo que cualquier parte de nuestro cuerpo y organismo puede verse afectada por una vascularización deficiente, puede ser una articulación como la cadera o la rodilla, puede ser un grupo muscular cómo los cuatro músculos del cuádriceps, o puede ser un órgano cómo el hígado. ¿Cómo este sistema depende del sistema cardiovascular? eso es exactamente lo que debemos cuidar. Y ¿cómo podemos cuidar al SCV?
Sigamos conociendo estas palabras importantes que no deberían ser de uso y conocimiento exclusivo de los médicos sino del dominio general y vital de cada persona.
Leticia Trejo practicando una posición de Yoga. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
Una de las más prestigiosas revistas médicas publica cada año una gran cantidad de estudios sobre los problemas del sueño (Medical Journal, sleep trials). Y no es para menos, se ha comprobado que podemos vivir varios días sin comer, solo tomando agua, pero no podemos sobrevivir sin dormir, y si acaso lográramos sobrevivir sin haber dormido de forma adecuada los daños en el sistema nervioso son irreversibles: psicosis, neurosis, ansiedad, detonación de enfermedades cómo diabetes y enfermedades del corazón son algunas de las consecuencias de la privación del sueño.
Lo peor del caso es que la forma de dormir ¡también es un hábito! y ya sabemos lo difícil que es cambiarlos, tenemos hábitos o rituales antes de irnos a la cama, y puede ser que éstos no sean los adecuados para ayudar al organismo a generar un descanso reparador. Por ejemplo: cenar después de las 10 de la noche es uno de los factores más estresantes para el sistema nervioso y para el sistema digestivo, aunque vayas a la cama y creas que te dormiste, tus órganos estarán tratando de hacer sus funciones trabajando a marchas forzadas, no es casualidad que las personas que cenan muy tarde son a las que más trabajo les cuesta levantarse, y no lo hacen de buen humor. Además, este solo hábito también dispara la acción del ronquido, y alguien que ronca no descansa.
Otro ejemplo de hábito inadecuado es fumarse un cigarro antes de dormir o tomar más de una copa de vino justo antes de irse a la cama, la idea “cultural” que nos muestran en películas o imágenes es que estos dos hábitos relajan, pero eso está lejos de la realidad. Fumar antes de acostarse genera el encogimiento de los alvéolos, que son la parte funcional de los pulmones, en donde la sangre se llena de oxígeno, al estar encogidos no pueden pasar el oxígeno al torrente sanguíneo provocando una circulación deficiente. El alcohol antes de dormir estimula al hígado y a los riñones, que a esa hora ya tendrían que estar descansando para que, mientras duermes, realicen sus importantes tareas.
En fin, en lugar de pensar en lo que hacemos mal, pensemos en todo lo que podríamos hacer bien antes de dormir. Aquí tienes seis hábitos que te ayudarían a dormir mejor y despertar fresco y lleno de energía:
Leticia Trejo es profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo Escobar.
En los temas de Salud y Bienestar los expertos recomiendan encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal: trabajar 8 horas, otras actividades 8 horas, dormir 8 horas para sumar esas valiosas 24 horas de cada día, no tiene ciencia, decimos los latinos, dando a entender que eso es fácil; is not rocket science, dicen los norteamericanos, significando que es sencillo.
Pero ¡no!, claro que no, de hecho, a través de los años me doy cuenta de que lo que tiene ciencia, cómo enviar un cohete al espacio exterior es más sencillo que lograr el equilibrio en la vida. Plasmaré mi humilde conclusión al respecto basándome en los ocho brazos del Yoga de Patanjali y dos maestros filosóficos que admiro mucho.
Georg feuerstein.- Es Doctor en Filosofía y Licenciado en Indología e Historia de las Religiones, ha dirigido y colaborado en varias revistas, entre ellas la inigualable Yoga Journal. El título original del libro del que tomé este texto es The Shambhala Guide to Yoga publicado en 1998 por Shambhala Publications, Inc. Boston.
Para obtener el incomparable gran gozo del Yo, el yogui adopta voluntariamente una vida de estricta disciplina. El aspirante empieza por regular atentamente su conducta moral. Ello constituirá una sólida base para cualquier tipo de yoga. Fundamentalmente, la moralidad yóguica consiste en el reconocimiento del Yo universal en todos los demás seres. Las diversas reglas morales expuestas en las escrituras yóguicas representan una simbólica reverencia al Yo de la otra persona. A través de su conducta moral, los yoguis aspiran a proteger el orden moral del cosmos dentro de la limitada órbita de su existencia personal. En otras palabras, tratan de mantener un ideal de armonía y equilibrio. Esta conducta no es exclusiva del yoga. Por el contrario, el código moral que observan sus practicantes es Universal y puede hallarse en las más importantes tradiciones del mundo.
Theodore Roszak.- Sociólogo norteamericano, dedujo acertadamente: el primer paso del yogui debe ser necesariamente de tipo moral: La más alta conciencia espiritual nace de la conciencia moral. Conciencia espiritual/Conciencia moral: ambas palabras están vinculadas, recordándonos que no podemos esperar expandir nuestra consciencia espiritual si no expandimos también la conciencia moral respecto a lo que está bien y lo que está mal, respecto a lo bueno y lo malo (que es el mundo dual en el que vivimos). Quizás más tarde se llegue a experimentar la armonía del éxtasis, imposible describir con palabras, en la que lo bueno y lo malo del mundo será revelado misteriosamente como las dos manos de Dios. Pero sólo el alma que honestamente se ha vaciado de violencia, codicia y engaño podrá alcanzar esta elevada visión.
Esta disciplina moral de la que hablan son los Yamas y los Niyamas. De los Yamas rescato uno en particular que es Brahamacharya y que significa moderación, el equilibrio no se logra cuando hay excesos, y hay excesos porque hay ansiedad, y hay ansiedad porque vivimos queriendo demostrarle a los demás que somos valiosos, tenemos hambre de reconocimiento, pero también queremos control sobre otros, nos hieren las expectativas que no se cumplen, queremos lo que está afuera con tanta fuerza que descuidamos lo que tenemos dentro: un Ser lleno de luz, un ser que debería estar gozando lo que le ha sido dado por naturaleza. Sin embargo como individuos que queremos poseer y apropiarnos de lo que es efímero y todo, querido lector, todo aquí es temporal y perecedero. Existe el antídoto para esta falta de moderación y se llama desapego, y el desapego, cómo lo entienden las culturales orientales nos libera, y en la liberación podemos encontrar el equilibrio. Pero de eso podemos escribir la siguiente semana.
Leticia Trejo Escobar es Profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
A las personas que cuidan su salud se les llega a calificar de egoístas: cuidan sus horarios de comida, se retiran temprano de las reuniones porque se van a levantar temprano a correr, rechazan ciertos alimentos que les generan inflamación; si los invitas a un viaje a carretera, no salen si no llevan su termo de agua especial para hidratación… en fin, es un “problema” tener a alguien que se cuida en nuestro círculo cercano. No tenemos la mínima idea de cuánto nos necesitan esas personas, de la fuerza que podríamos darles simplemente siendo empáticos con su estilo de vida, y no sé, quizás con el tiempo estaríamos imitándolos uniendo fuerzas de voluntad.
Dentro de los muy variados sistemas de bienestar así como dentro de las disciplinas que se recomiendan para lograr transformaciones trascendentes en el Ser humano, en su lugar de origen, en su país, en su continente y en el mundo el poder de la comunidad es lo más relevante.
En el sistema de las Seis Dimensiones del Wellness de Halbert L. Dunn, en el método de las Zonas Azules de Dan Buettner, en los Ocho Brazos del Yoga de Patanjali el otro es muy importante, en sociedades avanzadas el bien común es la base de todos los esfuerzos individuales. ¿Cómo le ayudo al otro cuidándome yo? ¿Cómo colaboro con mi Comunidad al hacerme responsable de mi propio Bienestar?:
Si yo cuido mi salud emocional mis relaciones interpersonales serán más placenteras, aunque el otro perdiera el control en una discusión yo tendría la claridad y estabilidad para no conectarme con su disgusto.
Si yo cuido mi alimentación mi mente y mi organismo tendrán los nutrientes necesarios para todos los procesos bioquímicos que mueven la vida, de esa manera mi nivel energético estaría más positivo y tendría una mejor disposición a colaborar con los demás.
Si me ejercito constantemente mis estructuras musculares y tejidos conectivos podrán realizar cada uno de los esfuerzos que les requieren mis actividades y no le arruinaría la vida al otro o a los otros al forzarlos a tener que llevarme al supermercado, acompañarme a mis citas médicas, a estar pendientes de que no me caiga y me rompa algo, es decir, a cambiar su propia vida por tener que cuidarme a mí.
En resumen, mi derecho adquirido a la Salud y el Bienestar depende de mí, y al evitar ser una carga para mi tribu estoy velando por su libertad. Te invito a que te liberes y liberes a los demás aceptando tu responsabilidad de estar bien.
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