Leticia Trejo es Profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo
“La incontinencia urinaria es algo que les pasa a los viejitos, usar pañal les pasa a los otros, a mí no me va a pasar”. A las personas que hacen estos comentarios me encantaría preguntarles: ¿tú sabes qué es el piso pélvico y para qué sirve, y no solo para qué sirve, sino que hay que hacer para mantener su sano y eficiente funcionamiento? ¿sabes distinguir cuando tu piso pélvico está fallando? Antes de contestar estas preguntas quiero felicitar a los lectores que sepan las respuestas, nada cómo saber que estás preservando uno de los músculos más importantes para la salud del organismo, sabemos que en algún momento va a ser muy difícil que funcione adecuadamente, pero por lo menos estaremos evitando que su caída se adelante a edad tempranas.
El piso pélvico es un grupo de músculos y otros tejidos que forman una especie de cabestrillo o hamaca en la zona del perineo, sus puntos de referencia son los dos huesos en donde nos sentamos que se llaman isquiones (derecho e izquierdo), los pequeños huesos del coxis por detrás y la base del hueso púbico por delante.
Entre sus funciones está el control de los órganos de excreción: esfínteres urinarios (vías urinarias) y ano tanto para abrirlos para que salgan los desechos de los riñones y del colon, así como para cerrarlos y contener estos desperdicios. Los movimientos para tener relaciones sexuales también dependen de este grupo de músculos, así como el ritmo, cadencia y agilidad para lograr un sano orgasmo. Es hermano del músculo más importante de la respiración del que hemos hablado en otras ediciones, si el piso pélvico no está funcionando bien, tampoco el diafragma torácico. Pero la función por la que es más conocido es porque forma parte de la red de tejidos conectivos que sostienen a la vejiga y a la próstata, así cómo parte de nuestros intestinos.
Los síntomas más comunes de trastornos en el piso pélvico son: Sensación de pesadez, hinchazón, tirón o dolor en la vagina o en las vías urinarias que se agrave al final del día o cuando se va al baño. Sentir o ver que un bulto o algo “sale” entre el ano y las vías urinarias. Dificultad para comenzar a orinar o sensación de que la vejiga no se pudo vaciar completamente. Infecciones frecuentes en el tracto urinario. Pérdida de orina al reírse, toser o hacer ejercicio. Dolor al orinar. Pérdidas de materia fecal o dificultar para controlar los gases intestinales. Estreñimiento. Dificultad para llegar al baño a tiempo.
Las formas de evitar que el piso pélvico sufra de los trastornos mencionados en el punto 3 son: aprender a realizar los ejercicios del Dr. Arnold Kegel. A principios del siglo pasado el Dr. Kegel “descubrió” que los movimientos de contracción de los glúteos movían la pelvis hacia adentro, provocando la contracción y fortalecimiento de este músculo; se sugería a las mujeres para recuperar la tensión natural vaginal y evitar la incontinencia después del parto. Pero esta vida sedentaria está haciendo que hombres y mujeres pierdan control de esta función a edad temprana.
El motivo por el que puse entre comillas la palabra “descubrió” es porque en realidad este movimiento de mantenimiento del piso pélvico se realiza desde tiempos ancestrales. La técnica de Feldenkrais, el método de Joseph Pilates y el Hatha Yoga serán tus mejores aliados querido lector.
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