Imagen del Señor del Monte, en su peregrinación por las calles de Jocotepec, realizando parte del recorrido con una lona para cubrirlo de la lluvia. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel.- La lluvia no importó, la fe de más de 10 mil personas fue mayor al acompañar al Señor del Monte, en su procesión por las calles de Jocotepec, el 21 de enero, según datos de Protección Civil y Bomberos de Jocotepec.
Un grupo de danzantes voluntarios encabezaron la peregrinación con sonajas, mientras otros caminaban por detrás con velas, o pagando alguna manda, como una de las asistentes, que hace 26 años pidió ayuda al Cristo y desde entonces participa descalza y con los ojos vendados.
“De un milagro que me hizo el Señor del Monte, mi hijo nació enfermo y duró cinco meses en el hospital, me lo operaron y no me daban esperanza de que viviera y se lo ofrecí al Señor del Monte y me hizo el milagro, hasta ahorita mi hijo, dicen por ahí, “chuequito”, como quiera, pero ahí anda”, compartió la señora María Magdalena.
En algunos puntos, una tira de cobijas se colocaba en el suelo por parte de personas que ayudaron a amortiguar el trayecto para los fieles que hicieron el recorrido de rodillas, caminando en sentido contrario a la procesión, hasta llegar con el santo patrono, haciendo un cansado y doloroso sacrificio, aunque hay quien recuerda que antes se realizaban acciones con mayor intensidad, como el flagelarse durante el trayecto.
“Desde que yo me acuerdo, desde que éramos chiquillos. Ahorita ya no vienen como antes, me acuerdo cuando yo estaba chica, venían muchas personas sin camisa y con unas pencotas de nopal ensartadas en un lacito, por acá una y luego la otra por la espalda, todos sangrando, otros con unas coronas de espinas de huizache y ahí en la entrada las dejaban, estaba yo chica todavía, pero todo el tiempo ha habido muchísima gente que viene a dar gracias de los milagros”, dijo la señora María Salcedo, de 85 años de edad.
Casi a la mitad del camino, la lluvia sorprendió a los presentes, por lo que los paraguas, chamarras, impermeables y bolsas negras, fueron sacadas para cubrirse de las grandes gotas de agua, pero sin abandonar a su patrono, mientras que la imagen del Señor del Monte fue protegida con un plástico transparente, mismo que fue retirado casi a la llegada del trayecto ante el cese de la lluvia.
Una banda de guerra y grupos danzantes del municipio, de alrededores y de otros puntos de Jalisco participaron, como es el caso de Víctor, quien cuenta con experiencia como danzante, pero participó por primera vez en Jocotepec.
“Yo vendía buñuelos y les dije a los compañeros qué es lo que necesitaba para entrar a la danza y me dijo que nomás las ganas y desde ahí empecé. Yo soy de Guadalajara y allá era danzante, en los azteca. Desde niño andaba en la danza y pues me da mucha alegría, es bien milagroso”, compartió el danzante, Víctor Manuel Ibarra de 34 años.
Luego del paso de los miles de fieles, se escuchaba el rezo del santo rosario, mismo que fue coordinado desde los altavoces instalados en una camioneta azul de modelo atrasado. Los rezos indican el paso de la imagen del Señor Del Monte, representado en una escultura de madera, la cual iba resguardada por los cargueros, todos vestidos de blanco.
“Viva el Señor del Monte”, gritaban las personas al paso de la imagen, que llegó a su parroquia para que se celebrara una ceremonia religiosa en el atrio, mientras que por la noche, el último castillo de las fiestas patronales fue encendido.
Moldes de barro para las nuevas campanas de la parroquia del Señor del Monte. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel.- Mediante una técnica artesanal típica de Zacualtipán, estado de Hidalgo, tres campanas de la parroquia del Señor del Monte en Jocotepec se encuentran en renovación, fundiendo el metal en la zona del atrio, para que con el mismo material de las viejas, poder obtener campanas nuevas.
En total son tres campanas, una grande y dos más pequeñas de las llamadas esquivas, las que fueron bajadas desde la torre del campanario ante su deterioro. La última intervención en campanas de la parroquia se realizó hace algunos años, aunque no se cuenta con un registro de lo realizado.
“Parece ser que fue como en el 2007 que se bajaron y que se repararon algunas cuáles, no los sé, eso me lo platico un padre que es de aquí”, dijo en entrevista el Señor Cura, Jesús Quiroz Romo, quien confesó que no cuenta con datos de las campanas intervenidas, sólo que una de ellas tenía marcada una fecha de los años 70s, pero que la actual reparación quedará grabada en el libro de crónicas del religioso, para que quede un registro de la intervención.
Los trabajos fueron realizados a la vista de todos, luego de que los cuatro artesanos campaneros excavaron un pozo e instalaron un horno de ladrillos. El costo para la reparación de las tres piezas fue de 275 mil pesos, aunque al Señor Cura le ofrecían un menor precio pero a cambio el trabajo se realizaría en el estado de Hidalgo, teniendo que llevarse las campanas, algo que Quiroz dijo haber rechazado.
“El señor, el campanero, si le llamamos así, me decía que si se las llevaba me salía un poco más barata, le dije no, quiero que la parroquia vea que son sus mismas campanas porque alguien me platicaba «es que una vez se llevaron una y que ya no apareció y que no sé qué» y a lo mejor fue lo que sucedió, alguna reparación y luego como son nuevas suenan un poquito diferente, entonces dije, yo quiero que la gente vea”.
Aunque las campanas no corrían el riesgo de caerse, si podían abrirse ante las grietas encontradas en los costados.
Los trabajos iniciaron el 12 de septiembre y se espera concluyan antes de finalizar dicho mes; los cuatro trabajadores son originarios de la comunidad de Tizapán, perteneciente al municipio de Zacualtipán en el Estado de Hidalgo, cercano a la capital Pachuca, siendo la tercera generación familiar en dedicarse a este peculiar trabajo.
“Es un trabajo que pocas veces tienen la dicha de verlo porque pues unas campanas normalmente tienen una duración de unos 50 años, es algo que no se ve durante mucho tiempo en una comunidad como esta, y pues las campanas te duran dependiendo el uso, dependiendo la forma en que las toquen, estas campanas ya estaban agrietadas, ya son campanas que tienen algunos años”, dijo en entrevista el encargado de la restauración, Fernando Guzmán Grez.
Los trabajadores instalaron un pozo en el atrio, ahí realizaron los moldes hechos con barro y otros materiales orgánicos, como cebo de res, ceniza, carbón, lodo, arena y leña. “Desde hace tiempo las campanas se siguen trabajando igual, no se ha cambiado nada, no hay nada de maquinaría para hacer una campana o para pulir el metal”, dijo el artesano campanero.
Ya con los moldes hechos, las viejas campanas son calentadas para luego ser golpeadas hasta desbaratar el metal; con el horno encendido y con la ayuda de un soplete y diesel, bastan cinco horas para alcanzar la temperatura necesaria y convertir el metal de sólido a líquido, parte que Fernando considera como su favorita.
“Lo más bonito de la fundición, el trabajo que se realiza en este procedimiento es cuando el metal se derrite en el horno y se llenan los moldes, es como si fuera lava, va corriendo hasta llenarse, estos moldes son como un molde de gelatina” dijo el entrevistado.
Cuando el metal está fundido, se manda por un canal hasta el molde para su llenado, algo que tarda entre tres y cinco minutos. Este proceso tiene que realizarse con seriedad y profesionalismo, ya que la temperatura del material líquido se calienta a una temperatura 1,200 grados Celsius.
“Es peligroso, sí hay que tener mucho cuidado porque si cae el metal en un pie, una mano es como un balazo, hasta donde se enfríe hasta ahí queda el pedazo de metal, hay que tener mucho cuidado, es la parte más bonita pero la más riesgosa” dijo Fernando Guzmán Grez.
El artesano dijo quedar complacido cuando escucha el sonar de su trabajo. “La satisfacción de lo último, cuando escuchas el sonido de la campana, esa es la mayor satisfacción, el realizar una campana, al final, ver que la campana sonó muy bien y que tiene buena figura”.
Fernando confesó que en Jocotepec les sucedió un hecho extraordinario, mismo que los retrasó por un día. “Nos agarró el agua y se inundó, el molde se tapó de agua, llovió muy fuerte y pues pocas veces nos pasa eso”.
Zacualtipán, en el Estado de Hidalgo, es conocido por este tipo de trabajos, tanto que al poblado también lo reconocen por “Zacualtipán de las Campanas”. Los artesanos han restaurado campanas en diversos lugares del país, mientras que han enviado campanas a Estados Unidos, Canadá, Colombia, entre otros países.
Pedro Enrique Ezquivel Mendo, sacristán de la parte exterior de la parroquia, tiene entre sus funciones el tocar las campanas para llamar a misa, él dijo que desde hace dos años que entró en funciones, las campanas ya se encontraban en mal estado, y ahora, piden el apoyo de los fieles para costear los gastos del trabajo artesanal.
“Estamos su servidor y otro compañero que es monaguillo, salimos a las calles a botear casa por casa a pedir apoyo para las campanas ya que el recurso es de 275 mil pesos, llevamos aproximadamente 60 a 70 mil pesos,es lo recaudado por lo pronto ahorita”, dijo el sacristán de la parroquia, añadiendo que las personas que quieran colaborar para costear la renovación de las campanas, pueden pasar a la notaría de la parroquia para hacer su aportación.
En tanto, tres fieles entrevistados en la zona del atrio concordaron en la necesidad de la reparación, y aunque de ellas ninguna ha dado una aportación directa, coinciden en haber aportado mediante los boteos casa por casa.
“Por eso nos damos cuenta en su sonido cuando se trata de algún difunto, de alguna misa normal o de alguna réplica que hay para fiestas patronales y como dicen y comentan que ya estaban estrelladas y con grietas yo me imagino que es bueno que las elaboren nuevamente”, dijo la señora entrevistada.
“Es un gusto del pueblo porque la gente también está cooperando para que se restablezcan porque desde que se pusieron nunca se han cambiado y va a ser una novedad que se estén haciendo estas cosas”, declaró la entrevistada.
“Yo digo que en ese caso es algo indispensable porque sino pues cómo se da uno cuenta de algunas cosas que suceden aquí en el mismo pueblo, porque las campanas son lo que era el aviso”, fue la opinión de una de las fieles que pasaba por el lugar.
Con esto, la parroquia estará estrenando y Jocotepec tendrá un nuevo sonido con las campanas restauradas de manera artesanal.
Imagen del Señor del Monte en el inicio de su procesión, sobre calle Hidalgo, durante la tarde del domingo 15 de enero. “Viva el señor del Monte”, respondido por un fuerte “Viva”, era el grito más sonado durante la procesión. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel.- Orando, con los ojos vendados, danzando y algunos hasta de rodillas, fue como los fieles al Señor del Monte, patrono de Jocotepec, salieron a refrendar su fe en una procesión de alrededor de tres horas realizada el 15 de enero y a la que acudieron alrededor 10 mil personas, según el dato de las autoridades.
Antes de las cuatro de la tarde, hora de la salida, dentro de la iglesia y a puerta cerrada se bajaba la imagen del Cristo para detallarla, en un momento íntimo en el que no todos pueden acceder, inclusive, se prohíbe a los presentes la toma de fotografías y videos.
Con el atrio lleno de creyentes, las campanas sonaron y las puertas se abrieron para que saliera la imagen a dar paso a la procesión, como se hace cada tercer domingo de enero, desde hace más de 180 años.
Al frente, personas se agruparon para realizar el recorrido danzando y agitando sonajas, mientras que otros iban de rodillas, pagando mandas ante los milagros recibidos, como fue el caso de la señora Belia, quien decidió caminar con los ojos vendados luego de pedir la intervención del Señor del Monte para ayudar a una niña que tuvo serias complicaciones de salud desde antes de nacer.
“La bebé, desde el vientre, le avisaron a una sobrina mía que venía con sus tripitas de fuera y al nacer, luego luego la iban a operar y aquí anda la bebé, se las vio duras pero bendito sea Dios, estuvo tiempo internada, pasadito de un mes y aquí anda la bebé, ya sanita y le estoy dando gracias”, compartió.
Desde la mañana de ese domingo los fieles acudieron a la parroquia de Jocotepec con la tradicional llegada de los peregrinos, que acuden desde otros municipios como Chapala y Zacoalco de Torres, mientras que otros, de localidades más cercanas, acuden a la iglesia caminando desde su población.
“Se viene mucha gente caminando, desde Ajijic y otros municipios, caminando, desde temprano, como a las seis y media o antes empiezan a venir, nomás que ahora me vine caminando, se hace como una hora”, dijo la señora Ana Bertha, que acudió a la celebración religiosa caminando desde San Juan Cosalá.
En la procesión también se vieron muchos jóvenes, que buscan continuar la tradición de su pueblo. “Vengo todos los años como buen creyente cristiano. Es parte de la identidad del pueblo, como un elemento que representa la cultura y la fe religiosa del pueblo”, dijo el joven Luis Enrique Chavarría.
Los danzantes no pudieron faltar en el “mero día”, pues varios grupos de diversas localidades y de diversas edades, participaron con sus bailes, mostrando el sincretismo entre las creencias traídas de España y las que se encontraban en territorio mesoamericano.
“Viva el señor del Monte”, respondido por un fuerte “Viva”, era el grito más sonado durante la procesión. Al paso del contingente, varias personas ya esperaban el paso para poder ver a la imagen pasar por su calle.
El recorrido inició por la calle Hidalgo, para después tomar Juárez, Matamoros, Morelos y dar un giro por Independencia para regresar a la iglesia, lugar en el que ya se encontraban varias personas reunidas para presenciar el momento de la entrada del Cristo a su parroquia y captar el momento con la cámara de su teléfono.
El Señor del Monte fue cargado por una Guardia de Honor, todos ellos hombres, con descendencia de quienes firmaron la renovación del juramento y vestidos con camisas blancas. Durante el recorrido, un grupo carga al Cristo, y se hacen cinco cambios de guardia en el peregrinar, siendo alrededor de 100 los hombres que cuidan al Santo Patrono.
La ceremonia religiosa se realizó dentro del atrio, para que después personas pasaran a la iglesia a tocar la imagen, finalizando con juegos pirotécnicos en el cielo y dando por terminadas las Fiestas Patronales de Jocotepec, una de las celebraciones religiosas más populares de Jalisco y que cuenta con la procesión más grande de la región.
Poco después de las 5 de la tarde, el Señor del Monte salió para realizar su recorrido por las calles de la zona centro de Jocotepec. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel.- Los fieles católicos de Jocotepec salieron a las calles durante la tarde del domingo 15 de enero para acompañar al patrono del pueblo, El Señor del Monte, en su recorrido por las calles de la cabecera. Fueron miles los asistentes al recorrido que tuvo una duración de alrededor de tres horas. Te compartimos las imágenes de la procesión.
Momento de la firma del refrendo al juramento al Señor del Monte, entre autoridades religiosas y eclesiásticas; firman el señor cura, Jesús Quiroz Romo y el presidente de Jocotepec, José Miguel Gómez López. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel.- Con la entrada de la cera, Jocotepec renovó su fe en el Señor del Monte e inició con sus fiestas patronales. Fue durante el segundo día de enero cuando se realizó la peregrinación de los burócratas y la firma del refrendo al juramento al patrono del pueblo.
Desde antes de las seis de la tarde del lunes las personas comenzaron a congregarse en la zona conocida como “Los Camichines”, cerca de la salida a la antigua carretera a Morelia. Una banda de guerra encabezó la peregrinación, seguido de tres grupos de danzantes que seguían el recorrido, observándose también un vehículo en el que se representaba la firma del juramento al Señor del Monte.
Autoridades gubernamentales y eclesiásticas iban al frente de los trabajadores del gobierno municipal; la mayoría de los burócratas portaba velas encendidas, mientras que otros cargaban estandartes.
Luego de un recorrido de una hora por las calles Guerrero, Matamoros, Morelos, Independencia, Juárez e Hidalgo, los fieles llegaron a la parroquia del Señor del Monte, en la zona centro de Jocotepec. Dentro del atrio, los danzantes realizaron sus danzas para luego recibir la bendición del cura y entrar a la iglesia. Los funcionarios públicos, encabezados por el presidente, llegaron con sus velas recibiendo agua bendita. Los últimos en entrar al recinto fueron los músicos, una banda de viento que tocó las mañanitas al santo patrono.
Antes de dar inicio al juramento, el alcalde se dijo conmovido por participar una vez más en la renovación del compromiso. “Estoy muy conmovido de tener la oportunidad de realizar mi quinto juramento y es algo que conmueve a cualquier persona que conozca la historia y que aparte sea católico, dé la importancia que significa el juramento para el municipio de Jocotepec”, dijo el presidente en discurso, para después dar lectura a la promesa.
“Respetando la escritura pública elevada y firmada el ocho de noviembre del mismo año, juramos como aquellos que nos precedieron delante de Dios, de la Santísima Virgen y de todos los ángeles y los santos, proclamar como Patrono General en todas nuestras necesidades a la sagrada imagen de Jesucristo, conocida bajo la advocación de El Señor del Monte que se venera en esta parroquia”, es parte del juramento al Cristo.
Luego de la lectura, las hojas con el compromiso fueron firmadas por autoridades municipales y eclesiásticas, plasmando la firma de José Miguel Gómez López, como presidente municipal; el señor cura, J. Jesús Quiroz Romo; Rogelio Ramos Pérez en calidad de secretario general; José Pedro Ramos Aceves, Vicario parroquíal; Carlos Alberto Zúñiga Chacón, como síndico municipal y Flavio Fernández Sandoval, vicario parroquial.
Al concluir la firma, fue entregado un donativo para realizar el chapeado en oro en las piezas del altar, trabajos que darán inicio hasta concluir las festividades. Posteriormente, se realizó la ceremonia religiosa, en una iglesia llena de creyentes.
Fue en 1833 cuando se comenzó a venerar al Cristo, esto luego de que le fuera atribuido el milagro de erradicar el cólera morbus, enfermedad que azotaba a los habitantes de la población. Desde 1918, año con año se realiza la renovación del juramento, mientras que el 2022, se realizó un segundo juramento ante la pandemia por COVID19.
“Viva el Señor del Monte”, se escuchó el grito de una mujer, luego de concluida la ceremonia religiosa, grito que fue respondido con un fuerte y devoto “viva”.
El Señor del Monte lleva más de 180 años recorriendo las calles de Jocotepec el tercer domingo de enero.
Por: María del Refugio Reynozo Medina
Aquella vez, no pudimos llegar ni siquiera al umbral de la parroquia; Juan Pablo y yo, nos perdimos en la marea humana que se arremolinaba en torno a la imagen del Señor del Monte. Íbamos contra corriente; luego del roce con los cuerpos sudorosos en el que pudimos sentir hasta las costillas de los otros, volvimos al camioncito que nos había conducido hasta ahí y estuvo a punto de dejarnos. Al Señor del Monte no lo pudimos ver.
De aquel día distan ya más de 20 años. Hoy a media hora de que dé inicio la procesión, el atrio comienza a recibir a los peregrinos que siguen llegando, mas no inundan el recinto. Hay a decir de algunos feligreses, la mitad de asistencia a diferencia de los años sin pandemia por Covid-19. Unas cinco mil personas, según datos de la Dirección de Protección Civil del municipio de Jocotepec.
En el templo, ya están a puerta cerrada los miembros de la Guardia de Honor que preparan al Señor del Monte para su recorrido, como ha ocurrido cada tercer domingo de enero desde hace más de 180 años.
El cronista jocotepense Manuel Flores Jiménez, señala el año 1834 como la primera ocasión que los antepasados le celebraron su “función”, y el 8 de noviembre de 1833 como la fecha en que se congregaron también, para jurar por escrito tomarlo como patrón de sus vidas. En 1918 fue renovado dicho juramento.
La Guardia de Honor está compuesta únicamente por varones, todos, descendientes directos de aquellos personajes que hicieran el juramento. Son unos 150; la mayoría adultos, el más pequeño tiene 11 años de edad. Están agrupados por familias; cada una con una tarea específica como organización, preparación de la imagen para su recorrido y cuidado y custodia del patrono durante la procesión.
Pertenecer a la Guardia de Honor es un privilegio que se hereda de generación a generación y se convierte en un regalo que llega por destino.
Los hombres de la Guardia de Honor están vestidos con camisas blanquísimas, rodean a la imagen que ya ha sido bajada del altar y terminan de prepararla para su caminata. En el lugar hay pocas mujeres; no llegan a diez, son familiares directos de los integrantes de la Guardia de Honor. Fue hasta hace unos diez años que comenzó a permitirse el ingreso a las mujeres.
Ya está abajo, el Señor del bautisterio, así lo llamaban los antepasados antes de convertirlo en su patrono, según los registros del cronista Flores Jiménez.
El Cristo, dirige la mirada al cielo con los labios entreabiertos, es de una nariz afilada, con barba y cabellera negra. Tiene los brazos extendidos sobre la cruz de madera que aparece reluciente; esa cruz “morena de sol” como la llama el padre Benjamín Sánchez en el Romancero de la vía dolorosa, está bordeada de rayos dorados.
El Señor del Monte lleva puesto un cendal cobrizo con ricos bordados y en la cabeza, una corona esplendorosa hecha de rezos y plegarias siempre escuchadas, porque “este Señor es muy prodigioso”.
-Yo soy uno de sus milagros- Me dice Manuel Ibarra, quien salió victorioso de un diagnóstico de cáncer. Previo a internarse en un hospital, imploró al Señor del Monte por su salud y tocó con un trozo de algodón el cuerpo del crucificado, para llevarlo consigo en la batalla contra la enfermedad. De ello hace ya 12 años.
Jesús Pérez es nieto de Cándido Pérez, el último estuvo presente en aquel juramento histórico y aparece en una pintura, “El juramento” que se encuentra en la sacristía de la parroquia. Ahora el señor Jesús participa al lado de su hijo Óscar Pérez y su nieto Alejandro Pérez.
A minutos de comenzar, las campanas doblan con sabor a fiesta, empieza a conformarse una valla humana y las decenas de ojos miran ansiosos la enorme puerta de madera.
-¡Viva el Señor del Monte!- Grita la voz de un hombre secundada por otra voz femenina.
-¡Viva!-
Responden las voces fervorosas y se abre la puerta.
Los fieles se aglomeran al encuentro del Cristo crucificado. Suenan los tambores de los danzantes y comienza el peregrinar.
Encabezando la procesión va una niña de unos cinco años con atuendo de danzante, emula los pasos de sus mayores y se desliza segura a lo ancho de la calle.
Un hombre y una mujer llevan unas playeras blancas, “Danza por manda” se lee en letras negras, con ellos van formadas más personas que danzan durante todo el recorrido, formadas en filas ordenadas. También va la banda de guerra, un joven con zancos que ayuda con el orden de los caminantes y un mariachi.
Una voz femenina reza el rosario desde un carro con una bocina y canta.
Algunas calles están adornadas con moños de listón satinado rojo y amarillo, también con arcos de flores frescas.
El Señor del Monte va cargado por una guardia de 20 hombres, uno de ellos camina de espaldas, cada cierto tiempo a lo largo de la caminata se intercambian por otro grupo de 20. Se hacen cinco guardias a lo largo del peregrinar, en total son cien hombres los que cargan al santo patrono.
Los “vivas” al Señor del Monte se escuchan a lo largo del recorrido, los ojos llorosos buscan el rostro del crucificado, hay muchas lágrimas derramadas, cuantiosas plegarias en silencio, que se anuncian con la mirada lacrimosa de los que salen a su paso.
Algunas personas van descalzas y con los ojos vendados; una fila de hombres y mujeres que avanzan hincados de rodillas en sentido contrario a la procesión, van al encuentro de la imagen, apoyados en cobijas dobladas que les tiran en el piso.
Los oficiales de Protección Civil vigilan a los que van hincados y les ayudan a levantarse.
Los uniformes caqui de los oficiales y sus cascos amarillos se mezclan con los trajes de brillantes botonaduras de los mariacheros y las blancas camisas de los guardianes de la fe.
Oficiales, fieles, músicos y sacerdotes convergen en una procesión ancestral, dedicada a aquel antiguo Señor del bautisterio que convoca a miles porque su presencia irradia un no sé qué.
La imagen impresa en lona fue instalada el primer día santo del 2021.
Berenice Barragán (Jocotepec, Jal).- Ahora sí quedó listo el nuevo espacio instalado en el atrio de la parroquia del Señor del Monte, en el que recientemente se acomodó la imagen de San Francisco de Asís que hace compañía a una -de las mismas dimensiones- con la Virgen de Guadalupe.
Fue el Jueves Santo por la mañana cuando algunos de los fieles colocaron la impresión realizada en lona -con una dimensión de 1.30 centímetros de largo por 65 centímetros de ancho- de la imagen del primer patrono de Jocotepec, decorando así el recién inaugurado espacio.
El pasado 26 de febrero, durante la inauguración de la restauración del atrio, el señor cura de la parroquia, Jesús Quiroz Romo, expresó su deseo de colocar -con recursos propios- al santo.
“No sabemos cuánto costará pero será no más de 500 pesos, además, la imagen será una réplica de la figura que se encuentra dentro de la parroquia”, comentó en aquel entonces el Señor Cura.
Con gusto y devoción, fue como los habitantes de la cabecera municipal observaron la figura, ya que -según señalaron algunos- era justo darle su lugar al santo patrono.
“Siempre lo tienen dentro y casi nadie sabe que fue el primero en llegar a Joco. Ahí se ve muy bonito; además mi virgencita ya no está sola aquí afuera”, comentó Regina López, quien disfruta de pasar sus tardes en el atrio de la parroquia.
El foro central fue una de las remodelaciones que se le realizarán a la parroquia del Señor del Monte.
Berenice Barragán (Jocotepec, Jal).- Colocarán imagen de San Francisco de Asís, quien fuera el primer patrono de Jocotepec, en el lunario recién restaurado en la parroquia del Señor del Monte.
El señor cura de Jocotepec, Jesús Quiroz Romo, expresó su deseo de colocar una imagen del primer patrono del municipio a un costado del retrato colocado, el pasado viernes 26 de febrero, en el foro de la Virgen de Guadalupe, que tiene unas dimensiones de 1.30 centímetros de largo por 65 centímetros de ancho -medidas que adaptaran a la nueva imagen-.
Con el propósito de que la gente se acerque al santo y dirija sus plegarias a él, es como el señor cura sustentará esta iniciativa; además de considerarlo necesario tras haber sido el santo patrono del municipio.
Con una inversión estimada de no más de 500 pesos, el antecesor al Señor del Monte será impreso en lona para evitar su deterioro al intemperie; será la figura de San Francisco de Asís que permanece a un lado del Señor del Monte en el presbiterio de la iglesia, la imagen que ya fue fotografiada para su posterior colocación.
Pese a que no se tiene una fecha estimada de la colocación de la imagen, el Señor Cura espera que sea antes de iniciar la Semana Santa, para que así la imagen esté lista para las celebraciones religiosas que dan inicio el domingo de ramos.
Fue el siglo XVI cuando la orden de los Franciscanos llegaron a Cuitzeo -hoy San Juan Cosalá- y comenzaron con el proceso de evangelización de los pobladores. quienes estaban asentados en las orillas del lago de Chapala.
“No hay un santo que reproduzca tanto la imagen de Cristo que San Francisco de Asís; él vivió el evangelio de una manera al extremo en cuanto a la caridad y al servicio”, comentó el señor cura, quien se encuentra muy emocionado con este nuevo proyecto.
Cabe destacar que la inversión que se le hará a la imagen, será otorgada en su totalidad por las autoridades eclesiásticas del municipio.
El recorrido de la Entrada de la Cera fue recortado de La Campana al templo.
Miguel Cerna.- El pasado cuatro de enero, las autoridades eclesiásticas, gubernamentales y los representantes de los gremios, se reunieron para suscribir un año más el Juramento al Señor del Monte, en el que se le reconoce como el patrono universal de las necesidades de la población.
Con una pequeña peregrinación desde la placita de La Campana hasta el templo, las autoridades simbolizaron la Entrada de la Cera, marcando así el inicio oficial de las Fiestas Patronales 2021 que se extenderán hasta el 17 del mes.
En su primera aparición pública, luego de estar hospitalizado por una reinfección precisamente de coronavirus, el Presidente Municipal José Miguel Gómez López, pidió a la población acatar las disposiciones de salud para frenar los contagios; mientras que al cristo le solicitó el cese de la pandemia como lo hizo en 1833.
“Asumamos la responsabilidad con nuestros hijos, con nosotros mismos, porque viene una etapa muy crítica y pues hoy con este juramento que vengo a refrendar con el Señor del Monte, para que nos proteja. Viene del 5 al 15 (de enero) un incremento que va a poner en caos al sistema de salud y se habla que hasta el mes de marzo va a estar multiplicándose”, dijo antes de darle lectura al Solemne Juramento.
Por su parte, el Señor Cura Jesús Quiroz Romo informó, que, aunque las fiestas no se llevarán a cabo con la magnitud acostumbrada, los festejos estarán apegados al ámbito religioso, por lo que invitó a su feligresía a unirse “de corazón” y no de forma presencial.
“Que la vivan de todo corazón que, si no hay una presencia física por ese resguardarse y protegerse, que la sigan con el corazón, las vamos a transmitir todas nuestras celebraciones (por la página de Facebook), para si alguien quiere verlas desde casa, lo importante es celebrar al Señor del Monte. Y pedirle mucho el cese de la pandemia, si gracias a él se desterró aquí aquella epidemia, por qué no pedirle ahora, otra vez”, compartió el sacerdote.
Foto: Berenice Barragán.
Redacción.- La imagen del Señor del Monte no saldrá a recorrer las calles de Jocotepec en su tradicional procesión ante la pandemia por coronavirus, según lo informado por el señor cura Jesús Quiroz Romo, quien dijo que la decisión se tomó entre la iglesia y el Gobierno Municipal con el fin de no arriesgar a la población. La imagen tampoco se bajará, por lo que permanecerá en el altar.
La tradicional procesión del tercer domingo de enero reúne a locales y foráneos que piden o agradecen milagros, pero este año la pandemia ha limitado las actividades y la decisión fue el no arriesgar a las personas.
En los días de peregrinación por las calles de Jocotepec, las personas han salido de sus casas para acercarse a las festividades y aunque personal de Protección Civil regala cubrebocas; no todos optan por usarlo, lo que ha causado molestia entre algunas personas, quienes consideran que algunos de los fieles descuidan las medidas de salubridad.
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