El charro de 65 años dice traer el gusto equino desde que estaba en el vientre de su madre
Señor Alfonso Santana Ruelas montado sobre su caballo Nicolás. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel. – Desde antes de nacer la charrería ya formaba parte de su ser. Aunque su primera monta en solitario a caballo fue a sus cuatro años, el señor Alfonso Santana Ruelas considera que su orgullo charro nació incluso primero que él.
“Yo creo que desde que mi madre me traía en el vientre, el medio de transporte de mis padres eran los caballos” consideró el señor Santana.
Don Alfonso tiene 65 años y se siente orgulloso de vivir la vida de charro. El originario del noreste de Jalisco y radicado desde hace 35 años en la Ribera de Chapala, contó a Semanario Laguna que el amor por los caballos es herencia de su progenitor, el señor Margarito Santana González. “Mi padre, en paz descanse, era un hombre de caballo” dijo el entrevistado.
El gusto por los equinos y la vida de charro es característico del señor Santana y su forma de vivir le llena de orgullo y de nacionalismo. “Yo amo el caballo y mi pasión son los caballos, lo más auténtico de los mexicanos es la charrería” contó el hombre mientras estaba arriba de su ejemplar, un frisón en color negro, al que bautizó como Nicolás y que de cariño le dice “Nico”.
Alfonso Santa dice que en su vida ha tenido alrededor de 25 caballos y que aún recuerda la primera vez en que adquirió un equino. “Mi primer caballo fue cuando estaba de estudiante, me costó tres mil pesos mi primer caballo y en las medidas de mis posibilidades he ido adquiriendo el caballo de mi gusto” contó.
Para montar un animal de esos, el señor Santana menciona que lo ideal es que sean caballos con buena boca y hechos a la rienda, es decir, domados y con un mínimo de año y medio de escuela y hasta tiene un dicho para la ocasión. “Dicen que el hombre vale por su palabra y el caballo vale por su boca” mencionó.
También dice que hay reglas que deben cumplirse, no sólo en cuestiones de prevención de accidentes, sino que también en cuestión de porte. “Principalmente que debe uno encajarse bien arriba del caballo y comportarse serio, como un caballero, eso es de entrada y de pies a cabeza vestirse usted como jinete” sentenció el charro.
El entrevistado asegura que en la vida de charro existe una creencia en la que a un hombre se le dan dotes de honestidad al montar un equino. “En el medio del caballo se presume que el hombre es íntegro, más sincero, más de palabra, mejor amigo, en eso se caracteriza la gente de a caballo, los que amamos el caballo” aseguró Don Alfonso.
El charro considera que “portar con orgullo el traje” es lo más bonito, aunque también advirtió que “vestirse de charro no es fácil”. Un traje de charro tiene un costo de entre 10 mil y hasta 300 mil pesos, esto sin sumarle algún sombrero que sea de alto valor.
Al cuestionar a Santana Ruelas respecto al costo del traje que él usa, dijo que su vestimenta tiene un valor de alrededor de 100 mil pesos, con todo y su sombrero hecho de pelaje de conejo.
Don Alfonso confesó que en alguna ocasión le ha tocado caer de un caballo, pero resaltando que quien no cae de un caballo es porque nunca ha hecho uso constante de uno, aunque en hay veces en las que las caídas son debido a otro factor. “En ocasiones a más de alguno se le pasan los tragos y solos se caen del caballo, no que los tumbe el caballo”, contó.
Su participación en cabalgatas es constante, haciendo peregrinaciones religiosas como en honor la virgen de Talpa, mismas que duran cuatro días, o algunas otras como en las que cabalgando se le da la vuelta completa al Lago de Chapala.
El señor Alfonso Santana Ruelas se siente orgulloso de su pasión por la charrería, de su amor por los caballos y de su vida de charro. “Es maravilloso ser charro, sentirse mexicano” concluyó el entrevistado.
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