Más de 125 aeronaves participaron en el ataque, incluyendo siete bombarderos furtivos B-2 que lanzaron bombas antibúnker GBU-57 sobre las instalaciones nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo del conflicto. Foto: Imagen ilustrativa.
Redacción.- En una acción militar sin precedentes desde la Revolución Islámica de 1979, Estados Unidos ha entrado en guerra contra Irán, uniéndose a Israel en una ofensiva coordinada que busca desmantelar el programa nuclear iraní. La operación, denominada Martillo de Medianoche, fue ejecutada el sábado 22 de junio y ha generado una ola de reacciones internacionales.
Según el Pentágono, más de 125 aeronaves participaron en el ataque, incluyendo siete bombarderos furtivos B-2 que lanzaron bombas antibúnker GBU-57 sobre las instalaciones nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán. Además, un submarino estadounidense disparó más de 30 misiles Tomahawk como parte del asalto.
El presidente Donald Trump declaró que “las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán han sido completamente destruidas”, calificando la operación como un “espectacular éxito militar”. Sin embargo, Irán ha prometido represalias, calificando el ataque como una “violación flagrante del derecho internacional” y ha lanzado misiles contra bases estadounidenses en Doha, Qatar, sin que hasta el momento se reporten víctimas.
El Ejército iraní advirtió este lunes al presidente estadounidense, Donald Trump, que la “guerra” iniciada con Irán será “terminada” por Teherán, y avisó a Washington sobre “consecuencias graves, lamentables e impredecibles” por los ataques contra su territorio.
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo del conflicto. El secretario general de la ONU, António Guterres, instó a la desescalada inmediata y al retorno a la vía diplomática. Mientras tanto, en ciudades como Nueva York y Los Ángeles, miles de manifestantes han salido a las calles para protestar contra la intervención militar estadounidense.
Analistas advierten que el cierre del estrecho de Ormuz por parte de Irán podría desencadenar una crisis energética global, mientras que la legalidad de la acción militar ha sido cuestionada por legisladores estadounidenses, al no contar con una autorización explícita del Congreso.
La situación sigue en desarrollo, con el mundo en vilo ante una posible escalada regional de consecuencias impredecibles.
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