Los reductores de velocidad instalados en las calles de la cabecera municipal, impiden el paso a personas que se mueven en carritos eléctricos
Miguel Cerna. – Las boyas instaladas en las calles de la cabecera municipal, no solo han frenado a los automotores, sino que también ha imposibilitado el tráfico de las personas con discapacidad que se mueven en carritos eléctricos.
“No, no, no, qué barbaridad, no piensan en uno los del gobierno, qué tristeza”, es el sentir de Consuelo Rodríguez de 66 años, quien ha sufrido diversos percances, como atorones y caídas, tras la instalación de las boyas en las principales calles de la población.
Lo que antes era un camino recto, ahora es una odisea, pues para ir al mercado municipal, anteriormente Consuelo solo tenía que avanzar seis cuadras para llegar, ahora debe rodear por las vías que no cuentan con reductores de velocidad para evitar atorarse; la reparación le cuesta 5 mil pesos.
“Me ha ido muy mal, rodeo mucho porque no puedo cruzar, las llantas se atoran y si forzó la silla, lo eléctrico se descontrola y vieras que caro es esto, muy caro. Si apenas tengo para comer y la cosa es que necesita uno”.
Consuelo Velázquez, quien hace 40 años quedó parapléjica luego de que le rompieron un nervio en una operación, vive en la calle Morelos cerca del pozo de agua. Para ir al mercado, tiene que rodear por la Miguel Arana hasta la plaza principal para evitar los reductores de velocidad que le impiden el paso, pues tanto en la Morelos como en la Degollado, hay instalados.
Para ella no hay opción, obligadamente tiene que salir por los alimentos y las medicinas que necesita, aunque su principal preocupación es que por el largo trayecto que ahora debe recorrer, deja mucho tiempo a su madre de 96 años sola.
Las boyas fueron instaladas por el municipio como una medida “desesperada” para reducir la velocidad de los automotores y con ello los accidentes, pues fueron colocadas a lo largo de todas las calles cerca de las zonas de alto tránsito de peatones, medida que no a todos benefició.
Consuelo no es la única afectada, pues Laguna conversó con tres personas con discapacidad en la misma condición, su exigencia es que abran un espacio en las boyas para que pueda transitar o que se rehabiliten las banquetas, pues la mayoría carece de rampas, se encuentran bloqueadas o están en mal estado.
“Causa que no están bien las banquetas, hace dos años me pegó uno de una moto, que casi pierdo la pierna, tardó seis meses para que me cerrara, causa que no están las banquetas acondicionadas. Esto fue enfrente de Aurrera y, para completar, el ingrato no se paró, se fue. Esto va par dos años, todo por andar debajo de la banqueta”, compartió conmovida.
En un recorrido hecho por Laguna en la zona del mercado y la plaza principal, constató que las aceras se encuentran irregulares en altura y extensiones, así como algunas en mal estado y sin rampas.
Al respecto, José Miguel Gómez López, Presidente Municipal, minimizó el reclamo de las personas con discapacidad pues aseguró que sí pueden pasar por las boyas, simplemente les está ocasionando una incomodidad que nace de la falta de educación vial pues los reductores de velocidad son necesarios, justificó.
Justo en campaña, el ahora primer Edil presumió la implementación, por primera vez en una administración municipal, de un área que se encargaría de verificar que todas las obras fueran incluyentes y en cuyos objetivos principales estaba garantizar el libre tránsito por la vía pública a personas con discapacidad.
“Y sí, sí checamos el tema de discapacidad, no afecta, si incomoda, pero no nada más incomoda a discapacitados, incomoda a todos, ¿cómo le hago? Tengo que ver primero por la integridad de los niños y de la gente y bueno, pues esperemos que más adelante empecemos a retirar las boyas, pero por lo pronto no podemos”, afirmó en entrevista.
Precisamente, la Jefatura de Discapacidad la ocupa Miguel Ángel Nuño Esqueda, quien a ocho meses de administración consideró que ha habido avances, no en la infraestructura, pero sí en la concientización de la población.
En relación a las boyas, Nuño Esqueda afirmó que no se le consultó, pero se dijo convencido de que a veces el beneficio es mayor para el grueso de la población y un “mal menor”, en este caso, para las personas con discapacidad que se mueven en carritos eléctricos.
“Y al final de cuentas a veces gana lo de las mayorías, ¿qué es más peligroso? ¿Un carro que pueda atropellar a 50 personas, o que tu tía con su silla se atore? ¿cuál es el mal menor? Entendiendo que no hay acciones 100 por ciento limpias, siempre vas a terminar perjudicando a alguien”, comentó.
El encargado de la jefatura, quien perdió totalmente la vista hace un año y medio, coincidió en que lo ideal es que las banquetas estén en óptimas condiciones, aunque eso no resolverá el problema, pues la concientización será el principal factor para cambiar la perspectiva de la gente y su convivencia con las personas con discapacidad.
En ese tenor, el presidente José Miguel Gómez, anunció la inversión de 4 millones de pesos en un proyecto con la Comisión Federal de Electricidad con el que se pretende cambiar el cableado eléctrico del primer cuadro de la cabecera municipal a subterráneo y al mismo tiempo, rehabilitar las banquetas.
Miguel Nuño destacó que, si bien los avances no son tangibles, están sentando las bases para el cambio con la implementación de la Semana de la Inclusión, la cena sensorial, talleres y charlas en escuelas, así como el proyecto denominado Accesibilidad Universal, en el que actualmente trabajan y cuya meta es el libre acceso a un objeto, un servicio o un lugar para todas las personas.
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