Chapala en la reserva
Fila en gasolinera del municipio de Jocotepec, las largas filas se han llegado formar desde un día antes para ser los primeros en surtir por la mañana.
Por: Santiago Baeza
La crisis por el desabasto de gasolina en una parte importante del país. Finalmente llegó a la ribera de Chapala. Independientemente de que se haya tratado de una buena intención, en este caso el combate frontal al robo de combustibles a PEMEX, el resultado de la estrategia, si es que se le puede llamar así, ha sido desastroso, por decir lo menos.
Toda vez que los combustibles fósiles se fueron agotando de estación en estación, el caos y la incertidumbre comenzaron a hacerse presentes en la población, principalmente entre los conductores de vehículos públicos y privados. Igual que en otras partes del país, incluida Guadalajara, rápidamente comenzó la cacería de pipas, las cuales apenas llegaban a su destino, como moscas a la miel, interminables filas de vehículos abarrotaron sus alrededores, en tanto el líquido se agotaba.
Como era de esperarse, con el paso de los días la actividad productiva en Chapala y sus alrededores ha ido bajando, y con ello el impacto a la economía local se hizo presente. De hecho, el turismo, actividad fundamental y de la que dependen miles de chapalenses de abolengo o adoptados, se vio ostensiblemente disminuido durante el pasado fin de semana.
Si bien, hay que decirlo, durante esta temporada gozamos de las divisas que nos trae el turismo internacional, el cual ya se encuentra en la zona, la realidad es que también dependemos del turismo nacional, particularmente del tapatío que viene a descansar durante los fines de semana.
El caso es que, incluso, a simple vista se pudo percibir la reducción de visitantes los pasados sábado y domingo. Vialidades semidesiertas, menor flujo de visitantes en los corredores turísticos de la ribera, cafés, restaurantes y demás negocios con muchos lugares vacíos, meseros aburridos y propietarios con caras largas.
Pero el problema no termina ahí. El municipio de Chapala carece de infraestructura y servicios que sólo pueden encontrarse en la capital, como es el caso de hospitales especializados. Asuntos de salud que rebasan la capacidad de nuestras modestas clínicas de primer contacto, deben ser atendidos en Guadalajara.
Durante el día, hacer largas filas para cargar el combustible necesario para trasladarse a la zona metropolitana de emergencia es todo un reto. Pero el problema se acrecenta de noche, pues la gasolina se agota y definitivamente no hay forma humana de conseguirla. Personalmente sé de un caso de alguien que tuvo que mover cielo, mar y tierra para atender una emergencia de salud durante una madrugada de la pasada semana.
Afortunadamente, el ayuntamiento de Chapala, según sabemos, estableció una estrategia de ahorro de combustible, la cual ha permitido que lo servicios que brinda no se hayan visto afectados. Pero si el problema persiste, no dudemos en que, como ya ha sucedido en otros municipios, actividades como la vigilancia policiaca en patrullas o el sistema de recolección de basura se vean afectados.
Lo más lamentable es que no se informó a la población, hasta que el caos y la zozobra se hicieron presentes en las zonas afectadas. Ni al presidente, ni al director de la paraestatal, ni a la secretaria de energía les pareció importante anunciar la medida y sus repercusiones. Es probable que ni siquiera les hayan pasado por la cabeza las dimensiones de lo que estaba por ocurrir.
De entre los aplaudidores más férreos al presidente y sus ocurrencias, pudimos leer durante la semana diversas perlas del humor involuntario en redes sociales, como aquél que se congratuló de la calidad del aire… ¡En la ribera de Chapala! Como si nosotros tuviéramos las contingencias ambientales que se viven recurrentemente en Guadalajara o la Ciudad de México.
O el que celebró la ausencia de tapatíos y que incluso citó al alcalde de Guanajuato, aquél que nos dejó muy en claro que también en el turismo hay clases (como si los pobres no tuvieran derecho a vacacionar).
Pero el que se llevó las palmas fue el más aguerrido, que no pidió sino exigió el apoyo de todos al gobierno, porque claro, en esta cuarta transformación el pueblo está para servir al presidente y no al revés.
Ante la indolencia del gobierno federal, no nos queda más que hacer acopio de paciencia, cuidar la gasolina del auto como si fuéramos personajes de la cinta Mad Max, y por el bien de nuestra tranquilidad y nuestra economía, hacer votos para que pronto, algún día, se restablezca el abasto.
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