Mirando la vida en la Ribera
Por Patrick O’Heffernan
Esta semana la hija de Robert Cantrell II, Lauren Cantrell, ha publicado una larga carta en la que describe la angustia de un familiar de un desaparecido.
Robert Cantrell, residente de Ajijic y procedente de Jacksonville, Florida, desapareció el 20 de junio en Cancún, poco después de aterrizar su avión. Estaba en una visita rápida para ver algunas propiedades para una posible compra y tenía una cita con un agente inmobiliario. Nunca llegó. Según las autoridades y su familia, tampoco llegó al hotel. Lo encontraron vagando aturdido y en ropa interior por un barrio de mala muerte. Una amable familia se hizo cargo de él, lo vistieron, lo asearon y lo enviaron al hospital.
El hospital debía llevarlo al consulado estadounidense, pero lo soltaron después de atenderlo, porque no tenía identificación, ni dinero, ni seguro. Después se le vio esporádicamente y luego desapareció.
La hija de Cantrell dice en su publicación: «Cuando alguien tiene una enfermedad terminal y está en sus últimos meses/semanas, las familias a veces tienen la bendición de despedirse y aceptar el hecho aplastante de que su ser querido se va… en el caso de una persona desaparecida, no tenemos una fecha final, no sabemos cuándo empezar a llorar. Nos pasamos el tiempo buscando y buscando e investigando, presentando informes, poniéndonos en contacto con las autoridades, intentando aparentar que tenemos alguna idea de lo que estamos haciendo… es como un estado de purgatorio constante en el que no hay un final a la vista.»
Lauren Cantrell ha descrito elocuentemente el «constante estado de purgatorio» de las familias de los 111 mil 896 «desaparecidos» en México, personas registradas actualmente como desaparecidas en la base de datos oficiales.
A pesar de su bajo índice de criminalidad, Chapala no es inmune a las desapariciones. De 2014 a 2019 el municipio registró 62 personas como «desaparecidas y no localizadas», según datos proporcionados por la Fiscalía General del Estado de Jalisco. Algunas han sido encontradas con vida y liberadas de su cautiverio, otras fueron encontradas muertas o no fueron localizadas.
Las desapariciones suscitaron preocupación por el «alarmante número de personas desaparecidas y la incapacidad del gobierno para buscarlas adecuadamente». Aunque Cantrell forma ahora parte de esas estadísticas, no fue así en su caso. La búsqueda de Rob Cantrell ha sido masiva. Las autoridades locales, los medios de comunicación de Cancún y la Ribera de Chapala, las redes de búsqueda de voluntarios, su familia en Jacksonville y sus amigos en Ajijic han contribuido e incluso participado en la búsqueda sobre el terreno.
En su post, Lauren Cantrell dice que no pierde la esperanza, pero que cede la búsqueda a las autoridades y voluntarios de Cancún y que «ya no proporcionará actualizaciones ni participará activamente en el proceso de búsqueda». Es comprensible.
Como ella dijo, la búsqueda es como estar en el purgatorio sin un final a la vista. Esperemos que haya un final a la vista, un final feliz en el que Rob Cantrell sea finalmente localizado y devuelto a su familia. Me siento humilde ante su fortaleza y el amor que siente por su padre, así como por su familia y amigos. Desde Semanario Laguna seguiremos cubriendo la historia hasta que Rob Cantrell sea devuelto o sepamos qué le pasó y Lauren pueda salir del purgatorio.
Si usted está viajando en el área de Cancún y ve a Rob Cantrell, por favor póngase en contacto con las autoridades locales.
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