Aunque el festejo continúa, las cruces disminuyen cada año debido a que no las regresan
Lupe Macías junto a la cruz de 100 años, una de las más viejas de la calle Francisco Villa. Foto: Domingo Márquez.
Sofía Medeles.- Con sus coloridos altares, flores y pirotecnia, se llevó a cabo el festejo de la Santa Cruz en Ajijic, pese a que se ha reducido la participación debido a que han surgido casos en los que se ha «descolgado» la cruz, y no se ha devuelto parcial o completamente a algunas de las familias. Aún así, los participantes que quedan, siguen empeñados en mantener la tradición.
El pasado sábado 3 de mayo se realizó el festejo de la Santa Cruz en Ajijic. Desde temprano se pudieron ver los altares con la imagen de la Cruz y sus tradicional papel picado, palmas y flores, aunque no fue hasta mediodía que se comenzó a colocar la ofrenda de las cruces, como la despensa, bebidas, artículos de hogar e incluso los pirotécnicos y horas de banda. El barrio en el que más se festeja el Día de la Cruz es el barrio de Guadalupe o la conocida zona de las Seis Esquinas, es decir la calle Francisco Villa, un tramo de la calle Ocampo y la calle Álvaro Obregón. En otras zonas, como lo es el barrio de San Sebastián, también se festeja, aunque en menor medida.
Aún así, en el barrio donde más se festeja que es el llamado Barrio de Tecoluta, sin embargo se pudo percibir una disminución de altares, esto según comentaron algunas familias, en algunos casos, era debido a la «descolgadera» de cruces que se hizo durante las campaña políticas, que en algunos casos no se devolvió. Por otro lado, en algunos otros casos, se trata de que se lleven el altar en partes y no se termine de devolver completamente.
Uno de los casos es de la familia Reyes Romero, quien tiene con su altar desde hace al menos 55 años, iniciada por Rubén Reyes. «Para una sola persona a lo mejor si se les hace grande, ya la han descolgado en años anteriores y se les olvidan las cosas o la regresan incompleta, o las ponen a medias de mala gana o mala calidad, como algunos políticos que se postularon y no han quedado, se les olvida y no las ponen y eso va acabando con la tradición. Este año la puso Paola de Watterlot, aunque no le tocaba. Es una tradición bonita, para que se animen, porque si no se acaba», compartió Sarahí Corona, quien apoya en la cruz de su familia, siendo solo uno de los varios casos donde la cruz «descolgada» no se devuelve.
Por otro lado, hay familias que continúan año con año festejando esta tradición, tal es el caso de la familia de Lupe Macías, quienes han tenido su cruz, iniciada por su abuelo Pedro Ramos, hace al menos 100 años. Lupe contó cómo le han pedido la cruz políticos, pero prefiere no dárselas y repartirla entre sus amigas, para asegurar continuar con la tradición.
Según compartieron algunos asistentes, cada año se pueden ver las cruces más monumentales, describiéndolas como un espectáculo para la vista debido a la gran cantidad de despensa, frutos, comida, bebida e incluso entretenimiento que se ofrece. «Esos grandotes hasta miedo de descolgarlas, porque hay familias que piden que se las lleven completas para que no haya problema cuando la tengan que devolver, tienen tanta cosa, pero de todos modos es bonito venir a echarse una vuelta y disfrutar de lo que trabajan las familias» comentó una entrevistada de nombre María.
La tradición en Ajijic consiste en que cada familia arma su altar dedicado a la Santa Cruz, no solo decorándolo con papel picado y coloridas flores, sino colocando despensa. Estas cruces se mantienen en exhibición hasta que llega alguien y la «descuelga», esto quiere decir que se lleva la despensa de la ofrenda, con la promesa de devolverla con un poquito más para el próximo año. Durante este día también se celebra la misa de la Cruz tanto en la montaña de la Crucita como en la Cruz de la playa, al cruce de las calles Del Paseo y Nicolas Bravo.
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