Bienestar Emocional y Yoga (Parte II)
Por Lety Trejo.
La práctica del Yoga es un sistema con varios procesos bien definidos, concretos; pasos a seguir que nos ayudan a transitar por este mundo tomando decisiones conscientes y asertivas, en lugar de reacciones inconscientes que muchas veces generan dolor y sufrimiento a nosotros mismos y a nuestros semejantes. En la edición pasada escribimos sobre los 8 brazos del Yoga del Filósofo Patanjali, específicamente los tres primeros pasos: Yamas, Niyamas y Asana, así que continuamos:
4. Pranayama. Son las prácticas de ejercicios de respiración enfocados en el Prana (energía vital). A nivel tangible tiene que ver con lograr que el sistema respiratorio logre su máximo potencial y recibamos los beneficios. A nivel sutil, si tu Prana o energía vital es saludable los efectos positivos tienen que ver con una mejor gestión emocional, es decir, el reconocimiento profundo de nuestras actividades mentales.
5. Pratyahara. Una vez que tenemos una mejor relación con nuestros semejantes, con la naturaleza y con los animales, y también una mejor relación con nosotros mismos, y que además nuestro cuerpo goza de buena salud y vitalidad y hemos realizado ejercicios de Pranayama podemos acceder a las práctica de la regulación de los sentidos, que nos da el hecho de tener una gestión más precisa sobre las actividades de la mente y que después de los primeros cuatro pasos hemos logrado aprender a disminuir la agitación natural de la mente.
6. Dharana es la concentración precisa, cuando podemos lograr un mindfulness o atención plena en donde las fluctuaciones inquietas de la mente disminuyen y logramos enfocarnos y estar presentes y conscientes de nosotros mismos y del entorno sin perturbaciones.
7. Dhyana se considera el estado profundo de meditación con sus múltiples beneficios para el sistema nervioso y el organismo en general los cuales la ciencia moderna ha documentado en miles de estudios realizados por Instituciones acreditadas a nivel mundial.
8. Samadi es el estado del cese del sufrimiento, el desapego de lo material y la conexión con un Ser superior, o la energía pura del Universo. Difícil de explicar ya que es una experiencia única para cada individuo, que además muy pocos conseguimos.
Podemos darnos cuenta que lograr la escalada de los 8 brazos del Yoga de Patanjali no es tarea ni fácil ni rápida dado que el mundo en el que vivimos, las culturas a través de las que nos integramos en comunidades implican un estado de actividad mental intenso y generalmente caótico, en el que además nuestra atención está más conectada a conseguir estatus social, objetos materiales (que creemos que necesitamos para vivir), y apego a nuestras posesiones y relaciones personales basadas en la co-dependencia. Nuestra atención volcada hacia afuera impide que le demos a la auto exploración y el autoconocimiento la importancia que realmente tiene en nuestra vida y la sabiduría que, en teoría, podríamos lograr al final de nuestros días.
En la parte III escribiré sobre otro de los procesos de Yoga que nos ayuda a reflexionar sobre las causas del sufrimiento y que se denominan KLESHAS. Por lo pronto querido lector, te invito a que practiques Yamas y Niyamas, será realmente liberador.
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