Tricotilomanía
Se le conoce como tricotilomanía al trastorno mental caracterizado por las ganas incontrolables de torcer y jalar el propio cabello hasta arrancarlo. Las personas con este tipo de comportamiento no solo se limitan a arrancarse solo el pelo del cuero cabelludo, sino que también llegan arrancarse las pestañas y las cejas; hasta quedarse con varias áreas ralas o completamente calvas. Se estima que este trastorno compulsivo de origen desconocido afecta con mayor frecuencia a las mujeres que a los hombres y las cuales en su mayoría desarrollan los primeros signos y síntomas desde la infancia.
Los síntomas generales que aparecen durante la niñez y que usualmente se identifican son dismorfia, ansiedad, tristeza, auto agresión, depresión, un constante jugueteo de los dedos con mechones del propio cabello ya sea retorciéndolo y jalándolo; apariencia desigual del cabello, parches difusos o calvos en toda la cabeza; negación al preguntar o confrontar al paciente cuando se le cuestiona de estarse arrancando el cabello; una sensación de alivio después de arrancarse los mechones de pelo e irritabilidad, sobre todo al ser descubiertos.
El acto de arrancarse el cabello, las pestañas, las cejas e incluso el vello de otras áreas del cuerpo puede ser un comportamiento intencional que se realiza para aliviar la tensión o el estrés. En otras personas puede ser un acto completamente inconsciente y automático, ósea que no se percatan de porque o cuando lo están haciendo, pueden realizarlo en frente de otras personas y al realizar actividades como el de leer, al aburrirse o viendo la televisión. Otras pueden hacerlo de las dos formas anteriores y dependiendo del estado de ánimo en el que se encuentren.
Aunque para muchas personas pasar por etapas en la que arrancarse el cabello no represente una actitud preocupante, la tricotilomanía puede tener un alto impacto negativo en la vida del paciente, ya que pueden resultar complicaciones como baja autoestima, vergüenza, trastornos digestivos, sobre todo en aquellas personas que no solo se arrancan el cabello sino que lo chupan, lo muerden y lo tragan. Pueden quedar cicatrices o desarrollar infección en la piel o áreas del cuero cabelludo que constantemente se está lacerando. Los pacientes pueden también desarrollar actitudes antisociales sobre todo aquellas que han perdido gran parte del cabello y que se ven en la necesidad de utilizar pelucas, extensiones, maquillaje y pestañas postizas para salir.
El tratamiento para la tricotilomanía requiere de una valoración psicológica y psiquiátrica ya que será indispensable que el paciente primero reconozca que tiene un problema y segundo que desee y se comprometa a cambiar y controlar tan dañina manía. Y en conjunto con medicamentos como los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina y la naltrexona, son eficaces para la reducción de algunos de los síntomas.
Así que no se confíe ni asuma que la tricotilomanía es un comportamiento inocuo y pasajero y que al fin y al cabo el cabello y vello vuelven a crecen; en ciertos casos dependiendo del tiempo y la severidad del daño es posible, pero la tricotilomanía esconde otros problemas serios adicionales. Ponga atención al comportamiento de los hijos y busque ayuda profesional.
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