El lago está al 49.08%, por debajo de su máximo de enero, el 60.33%. Esperemos que las lluvias recientes lo eleven al menos a ese nivel. Mi pluviómetro de jardín marca de 5 a 6.35 cm por noche, cifras bastante elevadas, pero aparentemente insuficientes para cambiar drásticamente el nivel del lago. Esperemos que llueva más y que una mayor cantidad termine en el lago. A juzgar por el río que fluyó por la calle Colón la semana pasada, tenemos un buen comienzo.
Esto, por supuesto, plantea la pregunta de por qué había un río fluyendo por la calle Colón y otras calles, cuando debería fluir por desagües pluviales. El drenaje instalado en la calle Colón puede no haber sido dimensionado para tormentas normales. O la rejilla de drenaje en Colón y la Carretera es demasiado pequeña o estaba obstruida. O la calle simplemente necesita más compuertas de drenaje para que el agua fluya bajo tierra. Cualquiera que sea la razón, el agua fluyó por la calle, arrastrando basura, aceite y otros contaminantes, vertiéndolos directamente al lago.
Estos son problemas locales. Sin embargo, deben analizarse en el contexto del problema más amplio del suministro de agua para Guadalajara. La Comisión Estatal del Agua (CEA) está impulsando agresivamente un nuevo proyecto de acueducto, presentándolo a líderes municipales, grupos ambientalistas y colectivos, alegando que el acueducto solo extraerá el límite legal de agua del Lago de Chapala, 7.5 metros cúbicos por segundo. El presidente de Chapala, Alejandro de Jesús Aguirre Curiel, ha pedido un proyecto de acueducto «transparente», equipado con medidores y sensores para monitorear el agua extraída del lago.
Jalisco está decidido a construir el acueducto; por lo tanto, es hora de incluir los medidores y sensores en el plan para que se incluyan en las bases de licitación del proyecto de 6 mil millones de pesos. Aguirre y otros líderes municipales deben mantenerse firmes en este punto: sin monitores, no hay acueducto.
Sin embargo, Aguirre también señaló que, como lo ha señalado el Instituto Corazón de la Tierra, Chapala es un ecosistema integrado de agua, bosques, humedales y personas. El lago, los bosques y el entorno construido que lo rodea interactúan, lo que incluye la escorrentía que baja por Colón y todas las demás calles, arroyos y granjas que colindan con el lago. Cualquier plan para un nuevo acueducto y cualquier solicitud de fondos federales debe incluir fondos para desviar la escorrentía de las calles, arroyos contaminados y granjas. Esto reducirá los niveles de contaminación que se disparan en el lago durante las lluvias y reducirá los costos de tratamiento de Guadalajara.
Esto beneficia a todos. Si no se miden las tuberías ni se controla la contaminación por escorrentía, las disputas por el lago continuarán. Esto nos permitirá centrar nuestra atención en mantener el Lago de Chapala como un recurso atractivo que sustenta desde peces y aves migratorias hasta hoteles y operadores de embarcaciones. Sin duda, una situación en la que todos ganan.
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