Mirando la Vida en la Ribera
Inundación en Atontoniquillo cuando la lluvia desborda las bocas de tormenta obstruidas por basura y de tamaño insuficiente. Foto: Cortesía.
Por Patrick O’Heffernan.- Esta semana nuestra reportera Sofía Medeles informó sobre la falla de tres bombas en la planta de tratamiento de San Antonio Tlayacapan, y las súplicas de José Antonio Urzúa del Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de San Antonio Tlayacapan (SIMAPA) y Rafael Escamilla en SIMAPA Ajijic, de no tirar basura al drenaje porque esto es lo que pasa cuando lo haces.
La basura en el sistema de alcantarillado apaga las bombas, obstruye las mallas de los filtros y provoca derrames. La basura en los drenajes pluviales causa inundaciones. Y estamos viendo ambos problemas a raudales en el municipio este mes.
La gente tira la basura y los trastos a las alcantarillas y desagües porque es más fácil que ocuparse de la basura adecuadamente y hacer que se lleven los objetos grandes (como sillones). Los constructores lo hacen porque es más barato tirar los escombros de la construcción a un desagüe o alcantarilla que pagar por la recogida a granel. Pero no tiene por qué ser así.
Portland, Oregón, Estados Unidos, famosa por sus 136 pulgadas de lluvia al año, tiene que mantener despejados los desagües pluviales, por lo que puso en marcha un programa para mantener la basura fuera de las infraestructuras de la ciudad. Esto incluye planes de prevención de vertidos y respuesta, permisos de construcción que detallan específicamente la eliminación de los escombros de la construcción, un manual de control en origen para los empleados de la ciudad para evitar la basura o los vertidos, programas de educación pública en las escuelas y en las redes sociales, y una aplicación sin tonterías.
Más cerca de casa, Ciudad de México también debe mantener limpios sus desagües y alcantarillas. Para ello cuenta con programas fiables de recogida y reciclaje de residuos que incluyen los artículos a granel, programas de mantenimiento de alcantarillas y colectores de aguas pluviales y una estricta aplicación de la ley. Además de un implacable programa de educación pública para concienciar a los ciudadanos sobre la importancia de deshacerse correctamente de los residuos y el impacto de la basura en el sistema de alcantarillado.
Los programas de éxito a ambos lados de la frontera se basan en la educación pública y la aplicación de la ley, pero también hacen hincapié en la participación de la comunidad con escuelas y grupos comunitarios. Mejoran la infraestructura para manejar grandes flujos de agua y equipar los sistemas de drenaje y alcantarillado con equipos para bloquear la basura. Además, ofrecen programas fiables y fáciles de usar para la recogida de artículos a granel y la eliminación de escombros.
Todo esto ahorra dinero a esas comunidades. Es mucho más barato llevar a cabo programas regulares de limpieza y retirada de escombros que arreglar colectores de aguas pluviales atascados y bombas averiadas. Puede que usted no tenga que pagar por el sofá que vierte en un arroyo, pero con el tiempo, el dinero de sus impuestos se destinará a limpiar y reparar las consecuencias. Y una de esas consecuencias son los fallos en las infraestructuras, como la rotura de las bombas. Así que escucha al SIMAPA. Es su dinero el que quiere ahorrar.
Los residentes deben hacer caso a las peticiones del SIMAPA de no tirar basura al alcantarillado ni a los desagües pluviales. Y los ayuntamientos deberían seguir el ejemplo de Portland y Ciudad de México e intensificar el mantenimiento, la educación pública y la aplicación de la ley. Los ayuntamientos ahorrarán dinero a corto plazo (entre elecciones) y a largo plazo.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala