Vibraciones curativas
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo.
Los científicos han comprobado que nuestro organismo es estimulado por diversas vibraciones que se pueden crear por movimientos o por sonidos. Los bailes ancestrales como los de algunas tribus africanas, o la danza circular de los turcos pueden crear ciertos estados en la mente que, según sus tradiciones, son curativas.
Algunos de nosotros quedamos fascinados por el trabajo que presentó el autor Masaru Emoto, sobre cristales de hielo, en el que afirmaba que, al hablarle de forma ruda y violenta al agua, los cristales congelados tomaban formas dantescas, causando aversión, pero cuando se le hablaba al agua de forma amorosa y gentil, ésta producía formas armoniosas y bellas. Nunca se pudo comprobar si sus teorías eran ciertas, ya que usaba métodos inapropiados para refrendarlas (según las leyes de la física). Estos experimentos los llevó a cabo colocando etiquetas con palabras fuera de los frascos contenedores del agua, y también con música y aunque se graduó como doctor en medicina alternativa, por la Universidad Abierta Internacional de Medicina Alternativa en India, nunca se le reconoció el título de doctor entre la medicina occidental.
Estas disputas entre las diversas ciencias y quien autoriza o avala al otro no deberían ser un factor determinante, por el que si alguien cree que ciertas teorías o prácticas le van a ayudar a sanarse deje de hacerlo. Prueba de ello es la conversación que escuché entre dos oncólogos, en la que uno le comentaba al otro la milagrosa reducción del tamaño de varios tumores cancerígenos en el cerebro de un paciente. Este médico estaba realmente sorprendido comentando el hecho con el otro, cuando el otro le preguntó por qué creía que el paciente se había curado tan repentinamente, la respuesta fue: no lo sé, se fue a Cuba a inocularse veneno de escorpión, pero también tuvo sesiones de cuencos tibetanos, no sé lo que hizo, pero me da mucho gusto que se haya salvado. Por eso amo la afirmación de Albert Einstein, de que todo es relativo.
Lo cierto es que somos vibración, el universo es vibración y la vibración genera energía, y la energía no se destruye, solo se transforma. Así que, si tú, querido lector, estás pasando por un momento difícil con tu salud, investiga, siente si alguna terapia “rara” te resuena y ve por ello. Claro, junto con el tratamiento alópata que tu médico haya recomendado. No está de más tener fe y hacer todo lo que está a nuestro alcance.
La que sí está “autorizada” por la ciencia es la musicoterapia, que es el uso del sonido, ritmo, melodía y armonía, para facilitar la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, la expresión y el movimiento, con lo que se pueden satisfacer necesidades físicas mentales, sociales y cognitivas del individuo y que de esta forma logre una mejor integración de sí mismo y pueda apoyarse en procesos de prevención de enfermedades, o en rehabilitación de alguna adicción o problemas de interacción social.
Primero se realiza un diagnóstico con un Músico Terapeuta Certificado, después se realiza el tratamiento y finalmente se realiza una nueva evaluación diagnóstica, la cual determina si las condiciones del paciente se han modificado de forma positiva mediante este proceso. El tratamiento puede incluir la improvisación, es decir, que el paciente cree su propia música cantando o tocando un instrumento. La recreación en donde el paciente toca o canta una pieza musical ya compuesta. La composición en donde él mismo compone la melodía o la letra. Por último, la escucha, de música grabada o en vivo. Por mi parte, creo que si una terapia te hace sentir bien, no debes dudar en continuar, si suma, bienvenida.
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