Sobrerrepresentación legislativa
Por Santiago Baeza.
En Morena aprendieron muy rápido las mañas y trampas propias de los tiempos más oscuros de nuestra política mexicana. Lo que vivimos el pasado 2 de junio fue el regreso a las formas más descaradas posibles para imponerse en las urnas mediante la compra de votos y la amenaza al elector más necesitado de perder el acceso a programas sociales.
Pero el fraude electoral no quedó ahí. Ahora intentan, mediante una interpretación a modo de la Constitución y las leyes electorales, adjudicarse un porcentaje inequitativo en el reparto de las diputaciones de representación proporcional, también llamadas “plurinominales”, con el objetivo de acaparar más de las dos terceras partes de la Cámara de Diputados, lo cual daría al partido guinda, al verde y al PT la posibilidad de hacer cambios importantes a las leyes sin necesidad de negociar con otras fuerzas políticas representadas en el legislativo.
El riesgo inminente es que, con esa aplanadora podrán cambiar a su antojo incluso la misma Constitución, lo cual implicaría la muerte del actual Instituto Nacional Electoral (INE) para poder perpetuarse en el poder por encima de la voluntad ciudadana. Por si esto fuera poco, una vez capturado el poder legislativo, a través de él también lograrán disolver al poder judicial, con el fin de integrar uno nuevo, supeditado a los intereses de AMLO y su futura vocera, Claudia Sheinbaum. Con ello se habrá logrado dar el tiro de gracia a nuestra incipiente e imperfecta, pero hasta hace poco, funcional democracia.
A AMLO y a su sucesora no les interesa el diálogo entre poderes ni con la oposición. Ellos lo que buscan es imponerse y aplastar las voces disidentes y adversas. Todo aquello que desde la oposición defendieron para hacerse del poder, hoy simplemente lo desconocen ya que son gobierno. Si, obtuvieron un aplastante 24.7 por ciento de los votos, pero quieren imponer al 74.6 por ciento de los diputados, aún y cuando la ley prohíbe una diferencia mayor al 8 por ciento de los votos obtenidos y eso como sociedad no podemos permitirlo.
La sociedad civil se está nuevamente organizando para manifestarse en contra de esta medida autoritaria y antidemocrática. Para mediados del próximo mes ya se alistan manifestaciones de rechazo a esta intentona absolutista, una vez más, en las principales ciudades del país, incluida Guadalajara, para exigir al INE y al Tribunal Electoral Federal, que detengan este atraco a las instituciones democráticas de México.
Hoy la única voz que realmente se hace escuchar en defensa de nuestra democracia es la sociedad. La llamada Marea Rosa es una mezcla variopinta de organizaciones civiles diversas, más la ciudadanía sin filiación que busca proteger lo poco que nos queda tras el avasallamiento de Morena y aliados. Acallar éstas voces implicaría la muerte de la democracia y un atraso de décadas en la construcción diaria de nuestra república. La sociedad debe ser escuchada y atendida en sus demandas, si queremos que en México exista la justicia.
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