El hecho de que éstas se concentren en zonas marginadas, es el resultado de la agresividad que hay en las colonias, señala especialista
Pelea de perros en el barrio de La Calabaza en el municipio de Jocotepec.
José Antonio Flores Plascencia (Jocotepec, Jalisco).- María Aparicio Cid, miembro de Salud y Derecho Ambiental compartió con Semanario Laguna los resultados de la investigación encabezada por Silvia Ortiz, protectora y periodista, a petición de AMEDEA, Asociación Mexicana por los Derechos de los Animales (2010).
María Aparicio destacó que la investigación arrojó, que el hecho de que las peleas de perros se concentren en zonas marginadas, es resultado de toda la agresividad concentrada en estas colonias por motivos socioeconómicos, misma que sus habitantes proyectan en sus mascotas. «Frente a la pobreza, muchos jóvenes que se iniciaron en esta actividad por hobby, al empezar a recibir ganancias lo vuelven sustento de vida».
Además, concluye que en la cúpula de las peleas se rumora sobre la asistencia de importantes políticos; la entrada es bajo estricta invitación. En estos niveles, los combates alcanzan un estrato internacional pues llegan a traer perros desde el extranjero a luchar entre sí con los nacionales.
Las peleas de los «principiantes» se hacen en los patios o azoteas de casas y vecindades, incluso en camellones. Estas son las riñas donde menos dinero circula, y a veces sólo se hacen para generar cierta «imagen» entre los dueños de los perros.
En los combates más avanzados contratan «jueces», quienes fungen como «réferis» quiénes muchas veces guardan a los perros desde un día antes, para evitar que lleguen drogados a la pelea, mismos que serán pesados y luego bañados en leche para evitar que se utilicen venenos en la piel de estos modernos «gladiadores».
Cuando las apuestas empiezan a crecer, la organización de la pelea se vuelve más compleja y se utilizan sitios especiales para los combates, sobre todo casas particulares.
Aunque las apuestas están prohibidas en México, el ilícito en que se incurre con mayor frecuencia es estos lugares es el de la crueldad hacia los animales, también es común que circulen drogas en estos sitios, además de ser notoria la portación ilegal de armas de quienes custodian la vivienda.
“Los Pitilleros”
Los entrenadores ó Pitilleros (mote ganado porque la mayoría de sus perros son de la raza American Pit Bull o Pits) se inician como aficionados a las peleas y, si les resulta, se van especializando hasta llegar a las peleas «profesionales». Saben cómo ejercitar a su perro, alimentarlo y a veces hasta cómo coserlo ya que después de la pelea el competidor queda con múltiples lesiones y no siempre visita a un veterinario titulado.
Este fenómeno no excluye a policías, quienes con frecuencia apuestan en los estratos bajos y medios, e incluso se sabe de algunos miembros de los cuerpos de seguridad pública que están coludidos con las mafias.
Como son entrenados
Para que respondan en las peleas, los perros son entrenados desde pequeños, aumentando su agresividad. Se la pasan casi todo el tiempo amarrados y cuando se les saca a pasear, es con pechera y gruesa cadena, para que el animal se fuerce a caminar y vaya bufando; esto sirve para incrementar su estrés, mismo que lo hará más salvaje a la hora del combate.
Entre los entrenamientos más comunes está el hacer correr al animal arrastrando una llanta (a veces se le colocan pesos extra) para fortalecer e incrementar su resistencia. Por ser una de las zonas más sensibles, se les enseña al futuro gladiador a morder con las patas hacia atrás, poniéndolo a lanzar tarascadas a una cámara de llanta, al tiempo que se le golpean las patas con un palo con clavos. Así con base en el dolor, aprende a cuidarse las extremidades.
Hay quienes además utilizan perros criollos para el entrenamiento, pues una vez despertada su agresividad, el futuro gladiador destazará fácilmente. Al mismo tiempo que se le van proporcionando mañas para la pelea, también lo acostumbran a la sangre.
Estos perros también se transforman en un peligro contra las mascotas de sus vecinos, los cuales son despedazados frente a sus amos por unos perros entrenados para el combate.
En las peleas de perros hay violaciones contra las leyes federales, ya que se realizan apuestas, circulan drogas, hay armas prohibidas y además se considera que se podría tipificar el delito de delincuencia organizada. La actual situación «no podría explicarse sin la complicidad de policías».
Las técnicas de entrenamiento varían, pues por ejemplo, hay quienes a sus animales les dan una alimentación balanceada para tenerlos fuertes a la hora del combate y, en contraparte, otros los dejan varios días sin comer, para que el animal llegue completamente estresado a la contienda y se despierte en él una mayor agresividad.
El perro más utilizado en las peleas es el llamado Pit Bull, American Pit Bull Terrier, mismo que fue creado a partir de la cruza de Bull Dogs y Terriers para obtener una raza de pelea. Sus antecesores, los Bull Dog, se utilizaban en el Coliseo Romano para pelear contra toros y osos. Esta raza es muy fuerte, con mucha tolerancia al dolor, gran resistencia y agilidad. Se trata de perros que también pueden servir como guardia y protección, como mascotas o en la detección de narcóticos.
El Pit Bull, no es reconocido por la Federación Calófila Mexicana, por lo que se creó la Asociación Mexicana del Pit Bull Terrier Americano en 1977, con el fin de erradicar la imagen del animal como perro de pelea, para lo cual organizan competencias de obediencia.
EL DATO
No existen cuerpos policíacos capacitados para hacer redadas en el caso de peleas de perros. Las Sociedades Protectoras de Animales, no son capaces de combatir el problema, ya que en su mayoría las activistas no salen de sus casas después de las nueve de la noche y las peleas de perros se realizan en la madrugada
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala