¿Qué es estar en forma? Parte II
Por Leticia Trejo
¿Estar en forma es algo que se ve? Por supuesto que la misma palabra “forma” responde la pregunta, vemos formas con el sentido de la vista por lo tanto vamos a asociar este concepto con la forma del cuerpo, si somos delgados y con músculos notorios y bajo porcentaje de grasa corporal seguramente nos dirán que estamos en forma, pero en los conceptos abstractos las formas también son intangibles, pero no por ello inexistentes. A lo que voy es a que también podemos aplicar este concepto a la mente, es intangible, pero existe, y existen sus problemas, sus crisis, sus potenciales y sus capacidades.
Dentro de la Filosofía del sabio Patanjali (Gonarda, Cachemira India año 256 A.C.) en los Yoga Sutras se describen las actividades (vrittis) de la mente (instrumento interno) también descritos en otras filosofías orientales, ya que según estos pensamientos o corrientes es ahí en donde se desarrollan las aflicciones que oscurecen la serenidad, la coherencia y claridad de la percepción. En el libro “La enfermedad como camino”, los autores Torwald Dethlefsen y Rudiger Dahlke sostienen que es la falta de armonía en nuestra mente lo que nos hace perder la salud y estar enfermos constantemente, pensamiento sostenido cada vez con más frecuencia por destacados científicos como el Dr. Bruce Lipton (La biología de la creencia) precursor del estudio de la epigenética que afirma que nuestra mente tiene el poder de materializar y conseguir cambiar la información de nuestras células a voluntad. Dicen incluso, algunos sabios, que tenemos la capacidad, una vez en perfecto gobierno de nuestra mente, de ver más allá de ella que es en donde existe realmente la certeza.
“La creencia es mental, la confianza es un sentido de certeza, la convicción es la certeza experimentada”, Sri Aurobindo.
Esta profunda frase de Sri Aurobindo nos deja ver que la duda es mental, la dualidad nos encasilla, nos vuelve rígidos y juiciosos: o es bueno o es malo, o es bonito o es feo, o es inteligente o es tonto, una vez que nos dejamos llevar siempre por este juego de la mente estamos destinados a rechazar y sentir aversión por el otro lado de lo que hemos decidido como cierto. Lo anterior no es ni bueno ni malo, es simplemente una de las actividades de la mente para “ayudarnos” a tomar decisiones, pero esta dualidad puede desatar intensos conflictos si llegamos a equivocarnos de lado.
Al igual que mejorar nuestra condición física, mejorar nuestras actividades mentales, en orden de tener una eficiente gestión emocional y de discernimiento requiere de atención y entrenamiento adecuado y constante y también de mucha honestidad, si somos capaces de practicar la auto-observación, dejar de lado la crítica, la comparación, la calificación y el juicio podríamos darnos cuenta si, como dicen los Budistas, nuestros pensamientos son productivos o son improductivos. Pero la mente es como un tren bala, su actividad es intensa, ágil, inquieta y rápida ya que su tarea es resolver nuestro día a día, lo cotidiano y lo extraordinario, las emergencias y los conflictos.
Así que las sugerencias que puedo compartirte son las siguientes: aprende herramientas que te ayuden a disminuir la velocidad de la mente, realiza inhalaciones y exhalaciones largas y lentas, medita, realiza actividad física suave, come saludablemente, busca dormir con serenidad y visita a un psicólogo o terapeuta con el que te sientas cómodo y puedas expresarte con sinceridad.
Abre tu corazón como antídoto para la perturbación mental con la práctica de: la verdad, la compasión, la tranquilidad y la no violencia.
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