La música me lo ha dado todo: Pedro Rey
Pedro Rey originario de Chapala, ha colocado la música de mariachi en un lugar de honor. Foto: María Reynozo.
Por María del Refugio Reynozo Medina.- La música lo envolvió desde su nacimiento. Originario de Chapala, Jalisco, hijo y nieto de músicos; Pedro Rey no solo tuvo una infancia rodeada de instrumentos y notas musicales, sino que llegó al mundo acompañado de una poderosa voz.
Tenía unos ocho años cuando ya formaba parte de la banda «Niños Héroes», que impulsó el señor cura Raúl Navarro, con un maestro traído de Poncitlán. Desde entonces aprendió que ser un gran músico demandaba responsabilidad y disciplina.
El grupo estaba conformado por unos cien niños; tenían ensayos todos los días, y también salidas a tocar a otros pueblos de los alrededores, en los que a veces se quedaban por varios días, cuando se celebraban las fiestas patronales.
Además recibían un sueldo por ello y el padre les compraba uniformes. A los trece años, Pedro salió de Chapala y se fue a Mexicali, dónde comenzó a tocar en un mariachi y cuando tenía quince años, se casó.
Vivió 50 años en Estados Unidos, ahí emprendió el proyecto de un restaurante llamado “El Rey” en Montebello, un lugar de buena comida y música mexicana, que tuvo su auge desde el año de 1976 hasta el 2000.
Ahí Pedro Rey con su mariachi Los galleros, llevó la música folclórica al escenario dando 4 shows al día durante seis días a la semana.
Llegaron a tener 15 trajes, todos confeccionados en Tijuana. En su estancia por ese país, Pedro Rey fue buscado por un productor y llegó a grabar seis discos y un par de películas, al lado de David Reynoso y Noé Murayama.
El nombre de Pedro Rey ocupó un lugar en la cartelera del Million Dollar Theater de Los Ángeles, uno de los primeros palacios de cine en Estados Unidos y el primer teatro de Broadway con espectáculos en español.
Este músico dominó el saxofón, la trompeta, la tarola y heredó al mundo 16 hijos, todos con talento musical. Uno de ellos, Danny Rey, director del mariachi Los galleros de Danny Rey, al igual que su padre sabe que al buen músico lo hace la disciplina. Ensaya tres días a la semana por tres horas.
Danny Rey dirige desde hace quince años el mariachi que fundó su padre desde 1968. Con talento para ejecutar principalmente el violín y una poderosa voz, Danny Rey también ha recorrido todo México y otros países del mundo como China y Estados Unidos. Recuerda que desde niño, también se vio envuelto en la música.
-Yo aún no sabía que era el amor o el desamor, pero lloraba-
Las estremecedoras notas tocaban las emociones del cantante descendiente de Pedro Rey, que sabe que con disciplina, la música lo puede dar todo.
Pedro Rey volvió a su natal Chapala, en las paredes de su casa, cuelgan las portadas de los discos que grabó, las fotos de los ayeres con Vicente Fernández, Angélica María y los personajes del mundo de la música y del espectáculo con los que coincidió.
Una fotografía en los Estudios Universales, de Los Ángeles que también cuelga de la pared anuncia: los cuatro pilares de la música: Pedro Rey, Nati Cano, José Martínez y José Hernández.
-Nadie es profeta en su tierra-, me dice mientras observa las fotografías de los recuerdos y reconocimientos que armonizan su sala de estar, la mayoría procedentes del extranjero.
En una ocasión, Pedro Rey buscó en el Ayuntamiento algún interés por la música, ofreció su tiempo para dar clases, a cambio de un espacio para brindar orientación musical a los jóvenes, pero no hubo respuesta de la autoridad.
La escuela de mariachi en Ajijic, recién fundada lleva el nombre de Pedro Rey. Y ello es de los pocos reconocimientos que hay en su lugar natal por su trayectoria. El próximo enero, tiene agendado un taller de mariachi en Perú y hace unos meses grabó “Mi tristeza”.
A sus más de ochenta años, Pedro Rey, desde la silenciosa calle de cuatro milpas, en la discreta casa de muro de piedra, sigue enseñando a quienes lo buscan; da clases de trompeta, violín y vihuela a dos agrupaciones de mariachi y a algunos alumnos particulares.
Vive de difundir la música del mariachi y colocarla en un lugar de honor.
-Hay que tenerle respeto al traje-, me dice con su porte recio de artista.
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