Con nostalgia, habitantes de Ajijic recuerdan lo que una vez fueran las playas del lago y que al día de hoy parece imposible recuperar
Una de las tantas obstrucciones en la zona de Ajijic en el Lago de Chapala. Foto: Sofía Medeles
Sofia Medeles.- Lo que hoy en día parece tan lejano para los habitantes mayores del pueblo de Ajijic y de la Ribera en general, es un lago libre para caminar. Algunos entrevistados compartieron sus recuerdos y anécdotas de cómo crecieron en un lago no solo limpio sino despejado y libre de invasiones.
Los entrevistados por Semanario Laguna coincidieron en que el lago hace no más de 40 años, estaba limpio, además de que podían recorrer desde la Piedra Barrenada en San Juan Cosalá hasta Ajijic a pie, brindándoles recuerdos anécdotas momentos de diversión e incluso leyendas.
«Antes era muy bonito. Irse por la orilla de la laguna era como nuestro atajo. Se iba desde la Piedra Barrenada y todo Ajijic a pie. También se podría ir a San Antonio, pero había tule y nos daba miedo, porque decían que ahí había culebras y cocodrilos, entonces no íbamos tan lejos. Nada cortaba el camino, pero si se veían muchos chinchorros colgados, se veían las piedras donde las señoras lavaban y también muchos huertos. Era un paisaje que no creo que se vuelva a ver», compartió Sofía, una mujer de 48 años, que aseveró que si le tocó el tiempo donde el lago estaba limpio y libre.
Jesús Lopez, quien también fue testigo de la llamada «buena época del lago», compartió sus vivencias que hicieron su infancia especial. «Yo crecí por la zona de Marcos Castellanos para abajo. Nos quedaba cerca la laguna e íbamos seguido, si no es que a diario. Nos metiamos a nadar y el agua estaba tan clara que podíamos ver nuestros pies. Algo que nos gustaba hacer era sumergirnos y perseguir pintitas. La playa estaba libre, se podía ir de un lado a otro».
Tanto Sofía, como Jesús y otra mujer entrevistada de nombre Angela, compartieron que lo único que se veía en kilómetros y kilómetros de playa eran chinchorros tendidos, lanchas y huertos, pero nada que bloqueara el camino. Ya en la zona centro de Ajijic se podían ver piedras grandes a la orilla, que era donde las señoras lavaban. Por otro lado, otro entrevistado de nombre José, aseveró «el único obstáculo que había eran zanjas para bombear agua del lago a sembradíos de personas con concesiones, pero era sembradío temporal, dos, tres meses».
«El agua casi siempre mantenía el mismo nivel. Era más o menos en la escalinata del muelle. Y a partir de ese nivel, estaba todo despejado de lado a lado. Si el agua tuviera ese nivel ahorita, ni de chiste se podría pasar. No nomas por los jardines ni los rellenos, si no que ya de plano hay casas en la orilla», mencionó Angela.
Según compartieron, las invasiones se comenzaron a ver prácticamente a mediados de los 80 ‘s, pero la invasión más evidente, de casas y propiedad privada, fue en la década de los 90’ s.
«Muchas de las invasiones de ahora comenzaron a surgir cuando comenzaron a quitar las bombas y no podían regar, entonces muchos ricos que vivían a la orilla, se comenzaron a expandir, con alambre de púas, mampostería, relleno, muro de piedra, pero realmente invaden zona federal. Nosotros cuando éramos niños, íbamos a un campo donde los Urrea – una familia conocida en Jalisco- enseguida, limpiamos esa parte para hacer un campo de fútbol, le ayudabamos a mis tíos que tenían huertas de chayote y venía gente de San Juan y Ajijic y tenían equipo de fútbol, así que entrenábamos ahí donde Puerta Nueva – al poniente de Ajijic- . Nada que ver ahorita. Ahora cuando hay buen temporal te tienes que meter a la laguna». aseveró José.
Jesús compartió que según recuerda, fue alrededor de finales de los 80 ‘s cuando comenzaron a llegar extranjeros a lucrar con Ajijic y los Real Estate comenzaron a trabajar. «Se comparaban terrenos que tenían los ganaderos y agricultores y llegaban ofreciéndoles pacas de dólares, eso los apantallaba y vendían. Así se fueron perdiendo gran parte de las playas».
La lucha por la liberación del terreno federal ha hecho eco en los últimos años, existiendo incluso movimientos que buscan erradicar esta problemática, como los famosos tumbarejas de Ajijic, quienes se encargaron de liberar varias zonas de maya ciclónica y detener construcciones en zona federal, uniéndose a causas similares con pueblos vecinos, como San Antonio Tlayacapan y San Juan Cosalá.
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